19. Regreso Bailey

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—Oigan… —se entromete Phoebe y al instante es mandada a callar por Max que tiene los ojos encendidos de ira.

—Decide, Costner.

—No voy a decidir una mierda. Estoy aquí por ella, si ella me pide que me vaya lo haré, no por ti, capullo.

—Chicos, por favor…

—Ava, cállate —esgrima Max no solo sorprendiéndome sino hiriendo cada parte de mí.

—No la mandes a callar, tenle respeto, aunque qué se podría esperar de ti luego de lo que hiciste —Max enfurece pasando su límite, los puños se le aprietan y ya veo el golpe que le va a meter a Ares, ya veo como ruedan en el suelo peleándose.

El siguiente movimiento que hace es uno con intenciones claras de lastimar al español; salvo que, intervengo colocándome frente al europeo. Sacudo la cabeza en una negativa firme que tiene al menos que surtir efecto en mi amigo. Se lo suplico con los ojos: aquí no, por favor. Max hacen una línea fina sus labios y relaja las manos volviéndolas a abrir.

—Entonces que ella decida —me señala está vez a mí. Phoebe le sermonea pero es callada por Tyra que la jala del hombro pues le gusta ver hasta donde llega esta disputa.

Ares hace el amago de replicar.

Y es acallado por .

—Yo me quiero ir al hospital.

La sorpresa en los rostros de ambos chicos es perceptible y hasta invasiva, nada de eso me importa cuando vuelvo sobre mis pasos por la feria pasando entre las personas que están en el parque. No sé quién puede llevarme al hospital y si me toca caminar no me importaría. Me sujeto los codos como un abrazo para mí misma sin mirar atrás.

Siento los pasos de alguien detrás de mí, son apresurados y sin vacilación. Quien sea no está preparado para mi encolerizado estado de ánimo.

E, inesperadamente esa persona me detiene por el hombro girándome en su dirección.

—No me digas nada —pido. Phoebe se muerde el labio inferior fugazmente pues dice a continuación:

—Lo siento, no está en mí acatar esa demanda —se encoge de hombros, gesto que es despreocupado e incluso perezoso. Mi amiga me da un corto abrazo que me deja estupefacta de repente pues no sé en dónde poner las manos; al final la termino abrazando como ella a mí — ¿Quieres que vayamos caminando hasta el hospital?

—Está muy lejos —me quejo con pereza que la hace sonreír e indicarme que debo hacer más ejercicio.

—Vamos, no hay tiempo que perder.

—Phoebe, detente —el acento español no hace más que martillarme los tímpanos de sequedad e irritación.

Apenas giro y lo veo sobre mi hombro cada parte de mí flaquea y sensaciones similares a algo burbujeante hacen cosquillas en mi estómago. Se acerca hasta donde estamos ella y yo, y, en cuanto estamos así de cerca el gesto mortificado en su rostro dice más que mil palabras.

— ¿Los dejo solos? —Phoebe no sabe cómo reaccionar al momento. Con seguridad le digo que puede dejarme a solas con Ares.

¿Y? —cuestiono ya sin más que autos a nuestro alrededor — ¿Qué tienes que decir?

—Siento que hayas visto eso.

Por favor —digo tajante e irónica —, esas situaciones son la sazón necesaria para mi vida sin sabor.

—No puedo interferir en lo que tú crees correcto —bromea a pesar de que su expresión es decepcionante —. En serio, se me salió de las manos todo… si no hubieses intervenido tal vez estaría todavía rodando en el suelo con Max mientras nos caemos a golpes.

High School Pyrex ✓Where stories live. Discover now