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Mi nombre es Liza.
Mi padre me puso ese nombre por el huracán categoría 4. Ese que ocurrió en Nuevo México el 25 de septiembre hasta el 2 de octubre. Mi padre me puso este nombre porque nací el día que se detuvo, en un año distinto, claro.
Nunca me ha gustado admitirlo, mi padre es un aficionado al clima, llegando a ser un sueño frustrado no poder dedicarse a esto. Solía decir que algún día lo vería en algún noticiero haciendo un mejor trabajo que los que pasaban allí; si, es un vanidoso.
Tengo 20 años, pronto cumpliré 21. Me la he pasado de hospital en hospital, puesto que nadie puede averiguar cómo quitar un tumor que crece cada día más en mi cabeza. Todos los doctores dicen que ya no me queda más que esperar a morir, y creo que tienen razón.
Mi padre siempre habla del huracán Liza cuando estoy triste, como si eso fuera animarme, ponerme el nombre de un huracán que mató a más de 10 mil habitantes, no es muy alentador. Seguramente esperaba algo más que una hija enferma. Seguramente, esperaba una empresaria o alguien que fuera fuerte y con un coraje inmenso, igual a mi madre, dice que se enamoró de ella por llamarse Edith, aparentemente, mi padre disfruta del hecho de que tengamos nombres de huracanes. Siempre ha dicho que los huracanes más devastadores, han sido aquellos con nombre de mujer.
Me pregunto, ¿Qué querrá decir con eso? ¿Qué mamá es una mujer explosiva y devastadora? ¿Acaso es peligrosa?
¿En qué pensaban los científicos al momento de ponerles un nombre? ¿¡En su expareja!?
Debido a que tengo mucho tiempo libre y un teléfono, me dispuse a resolver este misterio. Esta interrogante que a muchas mujeres parecía ofender. Entendí por qué mi padre era tan odiado por las amigas de mi mamá, así como mi mamá a veces se fastidia por su obsesión hacia estos desastres naturales.
— En los años cincuenta, se realizaron campañas feministas, mostrando su desagrado porque los huracanes que más daño hacían, eran los que tenían nombre de mujer. Leí otro artículo que mencionaba que no era tanto relacionado a la mujer explosiva, sino porque, se le discrimina a diferencia de un huracán con nombre masculino. ¿Sabías eso? —pregunté a mi madre, quien estaba sumamente entretenida con un cubo Rubik.
— Parece que alguien estuvo investigando...
— No tengo muchas cosas que hacer... Estar en cama todo el día y hablar con papá todo el tiempo de los huracanes, no me deja de picar en la cabeza... ¿Por qué los hombres son tan machistas como para dudar de un huracán femenino?
Esa era la realidad; la razón del porqué un huracán femenino era letal que los masculinos, era simplemente por el hecho de que, se espera que un huracán de este nombre sea tranquilo, pacífico y suave. A pesar de ser de la misma categoría, había menos protección hacia estos huracanes, puesto que los huracanes con nombres masculinos, se les daba mayor importancia, puesto que podían ser poderosos y peligrosos.
— ¿Te ofende saber esto? —preguntó mi madre aún sin levantar el rostro. Estaba sumamente enojada, ¿a esto se refiere con "Liza"? Simplemente, la discriminaron y allí estuvieron las consecuencias. Me fastidia más saber que por pensamientos tan ridículos hizo que se perdieran millones de vidas.
— ¿Soy débil?
— Cuando conocí a tu padre, lo primero que me dijo fue que me llamaba como el huracán Edith, categoría 5, Dios y él solo saben las muertes que causo ese huracán. Yo lo odie en ese momento.
— Y no veo por qué no —dije abrazando mis piernas, tenía unas inmensas ganas de llorar.
— Todos comenzaron a decirle el raro del clima, porque solía hablar con otros y lo primero que decía, era si existía algún huracán con tu nombre. Fue popular entre los chicos, pero con las chicas, uhm... La segunda vez que hablamos, me pregunto el porque me había molestado, estaba por darle una bofetada. Entonces me lo dijo, "he notado que te molesta no estar en el cuadro de honor". Nadie lo sabía, nadie sabía que mi objetivo en la preparatoria era estar en la cabeza del cuadro de honor, me dijo que siempre que pasaba por el pasillo, me veía, viendo con enojo el cuadro, estaba por debajo de cuatro hombres, los cuatro tenían la misma calificación que yo, pero nunca llegaba yo de primero, cada vez que subía, ellos también sacaban esa nota exacta. Me lo dijo entonces... El huracán Edith, no fue subestimado, a diferencia de otros huracanes, se prepararon para su llegada, puesto que temían de él, a lo que me refiero es que... Estás siendo suave... Te ríes con tus amigas por llegar al cuadro de honor, pero te molesta no ser el número uno ¿Por qué no decirlo? ¿Por qué te subestimas a ti misma? ¿Por qué dejas que los demás frenen el huracán que eres realmente? Demuéstrales la verdad, sobre que un huracán con nombre de mujer es mucho más letal que cualquiera con nombre de varón. Yo no te subestimo, y esos cuatro cerebritos tampoco, es por eso que siempre compiten entre ustedes, la única que se está subestimando, eres tú... Mi madre incluso decía que era patético superar a los hombres, puesto que estos serán más inteligentes que yo, pero él no dudo de mí... A diferencia de otros que dudaron, él, me dio la confianza que necesitaba, para mostrar que me gustaba las ciencias y matemáticas, tal vez tu padre si este loco, y sea un raro aficionado al clima, pero gracias eso, él jamás, te va a subestimar. Porque sabe que los huracanes con nombre de mujer, son mucho más fuertes que los demás... Es por eso, que sabe que aún puedes dar mucho más, la única que se está frenando, Liza... Eres tú.
