—También me pasó lo mismo, estuvo mal pero yo tampoco me voy a engañar, igual sentí algo, no sé que hayas sentido tú pero lo mío fue algo muy grande pero no quiero hacerte sentir mal, yo estaré bien. Sé que no me amas y prometo guardar el secreto si tú también prometes no decir nada.

La observé durante un largo rato, de súbito comprendí que trataba de hacer y me alarmé un poco.

—¿No quieres que le diga a Amber lo que pasó, jamás?

Ella parpadeó, sorprendida de mí pregunta.

—¿De verdad pretendes decírselo? ¿Y qué pasa si su reacción es otra? Ya no volveremos a vernos, no importa ya, estoy segura de que tu vida será ahora en París y no en Seattle.

—Tú no lo sabes, pretendo venir y visitar a mi hermana y mi sobrina, no las voy a olvidar como siempre lo hacía.

—Sí, lo sé —reconoció en voz baja, la sentí un poco afligida —Solo quiero que sepas que de mi parte ella no sabrá nada, ten por seguro que no le diré si es lo que quieres, podemos realmente hacer como si esto no hubiera pasado. Te amo, Evan, eso nunca posiblemente vaya a cambiar, al menos pude besarte, cosa que jamás logré ni cuando éramos estudiantes.

No dije nada, sinceramente no sabía que decir, fue una sorpresa, hace un segundo consideraba aquellos besos como un error, ahora no sabía que hacer con respecto a esos recuerdos, quería olvidarlos y a la vez no, me sentía dividido.

—Te agradezco en verdad todo lo que hiciste por mí, si en ese entonces cuando estuvimos juntos en la universidad hubiera podido darme cuenta la gran persona que eres, no te hubiera rechazado, ni menos ignorado —dejé escapar una risa pero sin matiz feliz —Pero era un estúpido egocentrista, con muchos problemas, seguro te hubiera hecho mucho daño.

Ella sonrió pero no fue una gran demostración, solo se limitó a comprenderme, bajó la cabeza, no sé por qué percibí una intención en aquella forma en la que sus ojos se desviaron de los míos.

—Te voy a extrañar también, Evan, fueron meses muy buenos y quisiera poder recordarlos por mucho tiempo, te deseo lo mejor y no te preocupes por mí, no hay rencores —acto seguido levantó el rostro y alzó a mi dirección su mano.

Tomé su mano y le di un ligero apretón, nos sonreímos al mismo tiempo y ella realmente pareció leer mi pensamiento a través de mis ojos, se me acercó y me rodeó en un abrazo, la apreté fuerte porque me sentía cómodo con su presencia, por supuesto me dolía tener que dejar otra vez Seattle porque por primera vez me gustaba estar en casa.

Ella se alejó lentamente, en otras circunstancias ella me hubiera soltado y hubiera dado un paso atrás, pero no fue así, mantuvo su rostro a centímetros del mío, quise poder reaccionar y poder soltarla pero me di cuenta que deseaba probar sus labios una vez más, aunque fuese de despedida.

Así lo hice, la besé sin estar seguro si realmente era yo quien lo hacía, mantuve todo lo posible mi compostura, no quería propasarme como otras veces, solo fue un pequeño roce de sus labios sobre los míos, aunque he de admitir que sus labios a pesar de todo eran suaves y esperaba que mi cuerpo volviera a inmovilizarse por reconocer nada de Natalie pero no fue así, mi cuerpo recibió bien aquella muestra de Natalie al mover sus labios sobre los míos, no me tensé, ni me asusté, no era yo, eso era cierto, no había lugar para otra mujer, esto no era correcto y lo sabía, no quería fallarle a Amber y eso me hizo reaccionar.

Me alejé tan rápido que no nos dimos tiempo de aumentar el beso, ella se volvió a sentir culpable y avergonzada y yo no supe porque haciendo algo tan malo, me hacía sentir tan bien.

—Esto solo fue una despedida, una última vez, no diré nada te lo prometo. Adiós, Evan —susurró con la voz temblándole, al igual que las manos, sus mejillas ruborizaron justo al tiempo en que ella se volvió hacia la salida.

Mi Tormento Favorito©+18  [MCF#2]Where stories live. Discover now