10- Análisis de Una rosa para Emily, de William Faulkner.

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  Aclaro que las negritas las puse yo, para resaltar, fundamentalmente, lo que el autor nos va adelantando y que el final no sea inesperado

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  Aclaro que las negritas las puse yo, para resaltar, fundamentalmente, lo que el autor nos va adelantando y que el final no sea inesperado. Vas a ver un ejemplo magistral de utilización del dato escondido. La interpretación es mía así que puedes criticar y aportar todo lo que desees.

1.

Cuando murió la señorita Emily Grierson, todo nuestro pueblo fue a su funeral: los hombres por una especie de respetuoso afecto hacia un monumento caído, las mujeres sobre todo por la curiosidad de ver el interior de su casa, que nadie, excepto un viejo criado —mezcla de jardinero y cocinero— había visto, por lo menos, en los últimos diez años.


Análisis.Ya, de entrada, el cuento despierta nuestra expectativa, por eso son tan importantes los principios. Surge la pregunta: ¿por qué Emily es un monumento caído, un personaje tan importante para la comunidad? El narrador habla desde el NOSOTROS, es un narrador plural, el resto de habitantes de la ciudad. Suponemos que el que cuenta la historia es uno de los vecinos y lo hace describiendo la sensación de todos.

  El segundo interrogante que nos hacemos es: ¿por qué nadie ha visto la casa en los últimos diez años?

  Era una casa de madera, grande, más bien cuadrada, que alguna vez había sido blanca; estaba decorada con cúpulas, agujas y balcones con volutas, según el airoso y pesado estilo de los setenta. Se ubicaba en la que antiguamente fue nuestra mejor calle, después invadida por talleres y limpiadoras de algodón que se inmiscuyeron e hicieron caer en el olvido incluso los apellidos más ilustres de ese vecindario. Sólo la casa de la señorita Emily seguía alzando su obstinada y coquetona decadencia por encima de los camiones de algodón y las bombas de gasolina —un adefesio entre adefesios. Y ahora la señorita Emily había ido a reunirse con los que otrora portaran aquellos ilustres apellidos en el lánguido cementerio de cedros, donde yacían entre las tumbas, ordenadas en filas y anónimas, de los soldados de la Unión y la Confederación que cayeron en la batalla de Jefferson.

 Análisis. La descripción de la casa (su obstinada y coquetona decadencia), de los años setenta del siglo XIX, va creando esa atmósfera de declive, de algo fuera de su sitio, que califica,  indirectamente, a su propietaria. Puesto que la residencia es un adefesio entre adefesios pero, al mismo tiempo, típica del Sur de Estados Unidos. Y el cadáver de Emily es enterrado entre los muertos de la Guerra de Secesión Norteamericana, aquella guerra entre el Norte industrializado y el Sur tradicional. A mí me hace pensar en Emily, anclada al pasado, a una época que no va a volver, como una más entre los derrotados del Sur. De nada sirve vivir en el ayer, se trate de una persona, una ciudad o una región, el progreso termina arrollándolo todo. Ésa es una de las ideas centrales del cuento. La actitud de los ciudadanos parece ir desde la reverencia hacia una cierta alegría, como si la muerte de ella fuera la única forma de devolver el sitio al presente en el que todos viven.

Mis experiencias en la escritura.Where stories live. Discover now