10- Análisis de Una rosa para Emily, de William Faulkner.

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  En vida, la señorita Emily había sido una tradición, una preocupación y un deber; algo así como una obligación hereditaria que recayó sobre el pueblo desde aquel día de 1894 en que el coronel Sartoris, el alcalde —quien creó el decreto por el cual ninguna mujer negra podría salir a la calle sin un delantal— le condonó el pago de impuestos desde la muerte de su padre y a perpetuidad. No era que la señorita Emily hubiera aceptado una obra de caridad. El coronel Sartoris inventó una complicada historia según la cual el padre de ella había prestado dinero al pueblo, dinero que la comunidad, por cuestiones financieras, prefería pagarle de esta manera. Sólo un hombre de la generación y con la mentalidad del coronel Sartoris podría haber inventado algo así, y sólo una mujer podría haberlo creído.

Análisis.El narrador hace un flashback y va al pasado, a la muerte del padre de Emily, un hecho determinante para la trama. En ese momento el Alcalde de la ciudad, para no avergonzarla, inventó una argucia a fin de ayudarla y que no pagara impuestos. Aquí nos da una idea de la importancia que la familia Grierson tuvo en el pasado y, además, reafirma esa idea de que era una carga para todos los ciudadanos, una obligación hereditaria. La mención al decreto del Alcalde por el cual ninguna mujer negra podría salir a la calle sin un delantal, reafirma la idea de que es de otra generación, lo que más tarde se dice. Lo del sexismo del narrador, me lo callo. Basta leer cualquiera de mis novelas para saber lo que pienso.

   Este acuerdo generó cierto descontento cuando la siguiente generación, con ideas más modernas, llegó a la alcaldía y al Concejo. El primer día del año le enviaron por correo una notificación del pago de impuestos. Llegó febrero y aún no había respuesta. Le escribieron un oficio para pedirle que se presentara en la oficina del alguacil en cuanto le fuera posible. Una semana después, el alcalde mismo le escribió, ofreciéndose a visitarla o enviarle su coche y recibió como respuesta una nota escrita en un papel de apariencia anticuada, con caligrafía fina y fluida y tinta desvanecida, en la que la señorita Emily le decía que ya no salía nunca. También incluía la notificación del pago de impuestos, sin comentario alguno.

Análisis.Explica por qué es una obligación hereditaria. No hace caso de las notificaciones que se le hacen para que pague impuestos. Además, da la idea de que está más allá de la vida actual. En otro mundo, incluso, como si fuese un espectro del pasado, atada a una casa en decadencia, de la que no sale nunca.

  Convocaron a una junta especial de concejales. Una delegación fue a buscarla y tocó la puerta por la que ningún visitante había pasado desde que ella dejó de dar clases de pintura en porcelana ocho o diez años antes. El viejo negro los guió hacia un oscuro vestíbulo, desde donde ascendía una escalera que se adentraba en una oscuridad todavía más profunda. Olía a polvo y desuso —un olor a encierro, a humedad. El negro los condujo a la sala, donde había pesados muebles de piel. Cuando él abrió las persianas de una ventana, pudieron ver las grietas en la piel de los muebles y al sentarse, un ligero polvillo se elevó perezosamente alrededor de sus muslos, girando con lentas motas a la luz del único rayo de sol. En un caballete dorado deslustrado que se encontraba frente a la chimenea, se erigía un retrato al carbón del padre de la señorita Emily.

Análisis.El párrafo sigue reforzando la atmósfera de decadencia, al describir lo que ven los concejales en la casa. Una decadencia que parece, también, moral. Nos dice que el criado es negro y nos hace pensar en esos esclavos del sur, atados a sus dueños. Vuelve a aparecer la figura del padre, en un retrato.

Mis experiencias en la escritura.Where stories live. Discover now