𝐄𝐥 𝐀𝐥𝐜𝐨𝐡𝐨𝐥 𝐇𝐚𝐜𝐞 𝐌𝐚𝐫𝐚𝐯𝐢𝐥𝐥𝐚𝐬

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El contrario solo se limito a rodar sus ojos —Pues ese álbum no tuvo atención ¡La gente ni siquiera se dió el tiempo a escucharlo!—

Prince un tanto sorprendido, se arrimo disimuladamente con notable curiosidad a su lado, recargando sus codos al igual que el otro —¿Tan malo fue? Yo dije que era una porquería, pero no taaanto...—

—No fue la música lo que no agrado a la gente...— Dijo un tanto desanimado.

—¿Entonces qué fue?—

—Fui yo— Bajo su mirada mientras que escondía su mirada a hombros levantados —Fui yo y mi horrible aspecto el que desagrado al público...—

El mayor sin poder pensar en que decir para reconfortar al moreno, solamente desvió su mirada mientras que sobaba su nuca torpemente —Emm... Bueno... Pues, tu también tuviste razón por mi parte—

—¿Uh? ¿Cómo?—

—Mi película también fue un fracaso—

—¿Por qué? ¿También se burlaron de tu aspecto?...—

—No, dicen que actúo de la mierda—

Unas fuertes carcajadas por parte de Jackson hicieron que Prince entrecerrara sus ojos.

—¡Cállate idiota! No es gracioso...— Hablo este cruzándose de brazos un tanto decepcionado.

—Sí, sí... Lo siento negro— Agrego entre leves risas mientras que limpiaba su ojo lagrimeado con su dedo índice —Pero es que es verdad—

Prince, a la par de un par de risas silenciosas, dió un pequeño puñetazo amistoso hacia el brazo de Michael —Sí, bueno, da igual. Hey... Ya que ambos andamos valiendo mierda este día ¿Qué opinas de unos vasitos de licor nocturnos? Yo invito—

—Emm... Pues, no suelo tomar mucho—

—Anda, no seas niñito de mami, solo está noche—

Michael quedó en silencio un par de segundos, para luego soltar un suspiro y asentir con pesar —Bien, solo está noche...—

Y así fue, después de las tres copas ni uno ni otro paro, la fiesta en el club se intesificaba al igual que sus ganas de levantarse a bailar.

Por parte de Prince, fue extremadamente fácil conseguir pareja de baile, pero por Michael no fue así, pues aún borracho era empujado por el gentío sobre la pista de baile.

No fue hasta que después de un largo rato, a altas horas de la madrugada y ya con el club casi vacío, estos finalmente chocaron pecho con pecho.

—Hola de nuevo negrito...— Dijo Prince con un notable tono achispado y una torpe sonrisa ladina.

Michael, el cual se encontraba con el mismo estado, lo miro con sus ojos un tanto entrecerrados, para luego tomar su mano alejándose de la brillante pista —Ven...—

Ambos, ebrios pero con una amplia sonrisa, se dejaron caer mareados sobre un amplio sofá color vino, el de menor altura, con ambos ojos cerrados, se deslizó por el respaldo hasta chocar su mejilla contra el hombro del otro.

—Siento que vomitaré en cualquier momento... Huu!... —

—Dejalo salir Mikey...!—

Una pequeña risa salió de la boca de Michael, a la par que dejaba caer el costado de su cabeza sobre los obscuros rizos de Rogers.

—Me he divertido... Lastima que mañana todo volverá a la normalidad... Que asco—

—Que a ti te valga lo que esos hijos de... Hip!... Puta... Digan sobre ti— Respondió Prince con aquel borracho tono.

—Es más difícil si hasta mi tonto reflejo me lo dice...!— Agregó el menor cubriendo sus obscuros ojos con su muñeca, claramente se notaba el tono ebrio y triste a punto de llorar en su voz.

El contrario rápidamente abrió sus ojos a pesar de sentir igual de pasados sus párpados, se enderezó y tomo a Michael por los hombros —Haber, escúchame idiota... Si tú no te lo crees pues yo si— Ahora paso sus manos por las mejillas del otro fuertemente —Te odio poquito, pero eso no significa que no crea en lo atractivo que eres, esas facciones que tienes, esos ojos... Esos labios...— Paso a mirar cada detalle que mencionaba, mientras que el moreno simplemente lo miraba en silencio con ambos ojos cristalizados.

—Esos labios...— Repitió —Son tan deseables joder— Relamió sus propios labios para luego mirarlo nuevamente a los ojos —Eres malditamente sexy ¿Por qué no te lo crees imbécil?—

Michael continuaba en silencio,  entrecerrando sus ojos y mirando al igual que el morocho, sus labios —Tú también eres muy sexy Prince...— 

Las miradas borrosas de ambos de devoraron por un par de segundos, para que luego el amante del  púrpura se colgará de el en un desesperado beso.

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Vaya, quién lo hubiera imaginado. El alcohol hace maravillas.

𝙺𝚒𝚜𝚜 | Prichael |Where stories live. Discover now