Capítulo 10: Mi Salvadora.

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Harry

— Sabes, la forma de tus caderas se convirtieron en mi paisaje favorito, definitivamente la forma de tu cuerpo es lo más hermoso que han visto mis ojos — se me cortó la respiración y sonreí girando mi cuello hacia atrás para poder observarlo, él estaba mirando con detención mis curvas mientras pasaba las manos por mi cintura acariciándome — Y con este vestido blanco me estás haciendo perder la cabeza.

— Pensé que la acababas de perder — se lo dije de forma seductora, porque acabamos de hacer el amor dos veces seguidas en mi oficina en KEOS, levantó la vista a mis ojos, sus ojos, su mirada, me enciende por dentro cuando me mira de esa forma.

— No me hagas bajarte el cierre por tercera vez consecutiva — me puse a reír nerviosa y giré mi cuerpo sentada sobre él para poder mirarlo mejor, tengo miedo, no quiero que mañana se vaya a Londres, a pesar de que me ha dicho de todas las maneras posibles que regresara por estar juntos, es inevitable sentir ese miedo.

— Una notable diferencia — me relajé cuando salieron esas palabras de la boca de Emily.

— ¿Cierto que si?, pensé que estaba exagerando en mi mente, pero para mí esas diferencias lo son todo, entonces cuando ocurren situaciones que me recuerdan a Taylor, simplemente me siento feliz de que Harry esté en mi vida, y bueno de lo que tú me decías hace años, de que a pesar de que se haya marchado, agradecer a la vida de que su fugaz aparición me salvó de mil maneras posibles.

— No tiene nada de malo, no entiendo qué es lo que te preocupa.

— Recordar a Taylor, no quiero recordarlo.

— Mia, Taylor ha sido tú única pareja en tu vida, recién estás comenzando a convivir con Harry, no existe ninguna otra pareja con quien comparar en tu mente, es algo normal, a lo mejor si hubiese estado con otra persona en estos años, estarían comparando esa relación más reciente, con Harry, además tu relación fue algo traumático para tu mente, lamentablemente nuestro cerebro le cuesto olvidar los momentos dolorosos, lo bueno es que la comparación es para un bien y ya pasará, solo es algo nuevo, es porque llevas muy poquitos días volviendo a vivir con alguien desde Taylor, no pasa nada malo, créeme, dale tiempo a lo que te está sucediendo, y recuerda soltar los pensamientos — asentí feliz estirando mi mano para acariciarla de forma tierna — Quiero pedirte algo si.

— Claro, lo que quieras.

— Quiero que le preguntes a Harry por qué se comportó como se comportó en el pasado ¿Te lo ha dicho? Me interesaría saber esa respuesta y saber cómo tú te sientes con esa respuesta.

— La verdad es que ya lo hablamos — sonreí y Emily también.

— ¿Y cómo te sentiste con sus respuestas?

— Me sentí tranquila, siento que le salieron de forma muy sincera, y sus respuestas me contestaron muchas preguntas que tenía en mi mente — me miró de forma tierna.

— Que bueno Mia, me alegra mucho.

Bebimos café por el rato que su itinerario lo permitió, me hablo de su vida, le contesté sus preguntas que todo periodista debería estar haciéndose sobre mi relación con Harry, nos reímos muchos y le di un abrazo muy fuerte al despedirme.

En el trabajo Harry sólo entró rápido en un momento a darme un beso para luego marcharse, con el pasar de las horas las personas me dejaron de mirar en el edificio con rostro de "Te vi en el video sucia" o esa cara de odio diciendo "Eres la esposa del jefe ahora", haciendo que mi ansiedad disminuyera un poco.
Las personas a mi cargo siguieron tan amables y responsables como siempre, Jonathan hizo todo lo que le pedí en mi semana de ausencia a cargo de sus compañeros.
Al terminar el día laboral subí a la oficina de Harry y Ana estaba arreglando sus cosas para marcharse a casa. Me despedí de ella y entré a la oficina de mi esposo.
Verlo siempre me quitará el aire el primer segundo, estaba con sus anteojos concentrados con unos papeles en su mano, de pie, intentando buscar respuestas a algo, levantó la vista a mirarme, puso rostro de pena soltando los papeles sobre el escritorio.

— Lo siento, se me pasó la hora — se quitó los anteojos restregando sus ojos agotados y me acerqué a abrazarlo y besarlo para devolverle el ánimo.

— No pasa nada, ¿Tienes que terminar aquí? ¿O vamos a casa? — miró el desastre que hay sobre su escritorio.

— Vamos a casa, cenamos y luego termino en mi estudio — asentí alejándome de él para dejarlo ordenar sus papeles — ¿Cómo estuvo tú día?

— Debería haber sido agotador, pero tuve mi mente en otra galaxia, no logré concentrarme y hacer todo lo que tenía que hacer.

— ¿Pasa algo malo? — lo preguntó preocupado y negué relajada, no quiero tomarme esos mensajes de texto como una amenaza real, nada podrá contra Harry y contra mí.

— No, solo es el primer día de regreso de mi luna de miel — sonrió mientras terminaba con los últimos papeles — ¿Y tu día? Aún ni siquiera acaba — resopló agotado ante mi frase.

— Mis días tienden a ser largos y agotadores, espero que eso no te moleste con el pasar de los días — negué sonriendo y moviendo mi mano modulando un no con mis labios — Vamos — dijo seguro tomando la carpeta y su chaqueta del escritorio, tendió su mano a la mía y la tomé para caminar juntos.

La cena estaba hecha al llegar a casa, Clifford esperando por nosotros. Me relajé quitando mis tacones y Harry quitándose su chaqueta, encendió una vela entre nuestros platos y disminuyó el nivel de iluminación del piso haciendo que todo se volviera más romántico. Mientras comíamos le daba besos o le daba algunas cucharadas del postre en la boca, quiero que esos detalles jamás se pierdan, que la magia nunca se esfume, y además no me perdería por nada del mundo ese beso que viene después de que se saborea sus labios con el postre, una verdadera delicia.
Quiso quedarse a meter la loza en el lavavajillas, pero lo eché a su estudio para que terminara su trabajo pendiente rápido. Luego me fui a tirar al sofá a estar con Clifford y buscar alguna película en la televisión, estaban dando Wonder Woman, así que ahí me quedé pegada, cada vez que en la película decían "Diana" me gustaba cada vez más ese nombre, no sé si es por como suena, o por la forma en que ella lo representa.
La película terminó a las 23:00 PM, así que subí a la habitación, vi luz en el estudio de Harry, aún debe estar ahí.
Me duché sin mojar mi cabello y fui a buscar un pijama de lencería color café nuevo que pedí hoy, me llegó al edificio de la revista, es realmente hermoso, así que me lo puse.
Me miré en el espejo, desde el sujetador cae de forma delicada la seda sin llegar a tapar mi pantaleta de encaje, todo es café y siento que con mis tonos de piel, cabello y ojos hacen juego perfecto. Salí descalza caminando desde la habitación en dirección al estudio y abrí la puerta de forma lenta observándolo concentrado en el computador, por su rostro está enojado, ¿Es qué acaso será un requisito ser gruñón cuando está en el papel de jefe?
Abrí la puerta por completo y se desconcentró mirando en mi dirección, me miró y volvió al computador por menos de segundo volviéndome a mirar esta vez quedándose fijo en mí.

— Ya es tarde — me apoyé en el marco de la puerta — ¿Vendrás a la cama conmigo?

— Sabes la respuesta — lo dijo tan serio mirándome sin escrúpulo alguno, que me puse nerviosa e intenté manejar ese cosquilleo que esta naciendo desde mi vientre, mordiéndome el labio inferior.

Se puso de pie quitándose sus anteojos de marco negro, llegó hasta a mí a paso rápido metiendo sus manos por debajo de la tela de seda para acariciar mi estómago, comenzó a avanzar empujándome y apagó la luz del estudio mientras salíamos del todo del marco de la puerta.

— Hueles a recién salida de la ducha — tomó aire fuerte oliendo mi cuello y mi cabello apretándome contra su cuerpo.

— Recién salí de la ducha — sonrió dándome un beso en la comisura de mis labios y me percaté que ya vamos en mitad del pasillo retrocediendo, me giró de un solo movimiento fuerte con sus manos y posó una mano en mi vientre de forma posesiva para apegarme a él y la otra comenzó a subir por mi cuerpo hasta llegar a mi cuello, esta vez no me reprimí, y dejé liberar desde mis labios un sonido de satisfacción absoluta que me provocó esa acción.

— Maravillosa — reí con los ojos cerrados escuchando sus palabras en mi oído, y sentí la alfombra bajo mis pies, entramos a la habitación.

— Harry — me mordió el lóbulo de mi oreja y luego sentí sus besos en mi cuello.

— Princesa — su voz es lo mejor de todo.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora