-Sí, que no le he gustado y ha sido una puta cobarde incapaz de decírmelo.

-¿Cómo? Lo que habrá pasado, querida amiga, será que te ha visto y ha pensado que eres demasiado. O igual es un orco de mordor -Marta puso su peor cara para hacerme reir, lo consiguió un poquito-.

-Me da igual cómo sea su cara. -afirmé-.

-Lo sé, sólo quería...

-Hacerme reír. -fingí con todas mis ganas una sonrisa para dejar a mi compañera más tranquila-.

.

La línea C2 del bus siempre había sido muy lenta. Era una circular y tardaba la vida en dar la vuelta a media Sevilla, el caso es que no había otra más directa que nos llevase de Viapol al Hotel donde según los juramentos de Marta, habían visto a Alba Reche. Al parecer, esa mañana bien temprano había estado saludando y tomándose fotos con algunos fans, ella se había empeñado en que si no íbamos a conocerla nos arrepentiríamos y que además, como no había podido ir a ninguna firma por el curro debía aprovechar la oportunidad.

Había pasado una noche horrible, sin poder casi dormir -quitando que a las 10:30 de la mañana, Marta había llamado a mi puerta como una posesa para arrastrarme al Hotel Ayre- seguía con el móvil apagado y sólo pensaba encenderlo para hacerme fotos con Alba, si es que salía cuando nosotras estuviésemos. Según sus fuentes, se iba hacia Málaga en tren a eso de las 12, osea que íbamos un poco con la hora en el culo, pues faltaba poco menos de media hora e igual, ya había salido hacia la estación.

Tenía unas ojeras horribles que intentaba disimular muy mal con gafas de sol, notaba el cansancio en mi cuerpo con cada minuto que pasaba, pero lo soportaría. Ver a mi cantante favorita me daría un chute de ganas de vivir seguro.

Me había puesto cualquier cosa, pitillos negros de talle alto, vans con calcetines altitos y una sudadera mostaza gigantesca. Sí me había peinado y maquillado a toda velocidad, no quería salir con cara de estar en la mierda absoluta en las fotos.

-Natali, vamoooos. -Marta tiraba de mí hacia el pequeño corro de personas que se arremolinaban en torno a la salida lateral del Hotel- ¿Ha salido ya? -preguntó Marta una vez hubimos llegado al grupo de fans con la discografía de Alba Reche en las manos-.

-No, que va. Esta mañana ha desayunado ahí -señaló una cafetería un poco más adelante- y aún nada, pero se supone que sale al tren ahora. -asentí sonriente, empezaba a sentirme bastante más emocionada que media hora antes-.

Alba apareció diez minutos más tarde, con el pelo suelto tras las orejas, unos vaqueros momfit de al menos una talla más grande que la suda y un jersey de rallas tonos otoñales que le quedaba genial. Así de cerca parecía diminuta, era una personilla pequeña y hermosa, se subió las gafas de sol conforme empezó a firmar lo que le ponían por delante. Se hizo fotos con casi todas antes de que me tocase a mí, que esperaba pacientemente, observándola desde un lateral. Marta se había puesto de las primeras, la veía tan alegre que me contagió el entusiasmo. Alba tenía unas ojeras no menores que las mías, y aunque sonreía parecía estar triste. ¿Le pasaría algo?

Por supuesto no le iba a preguntar, no me incumbía por mucho que pudiese preocuparme. Cuando fué mi turno, me miró desde abajo sonriendo, le di mi cd para que lo firmara y se quedó unos segundos observando la mano con la que se lo tendía antes de tomarlo, parecía temblar. Seguramente se habría quedado mirándome el mandala tatuado. Fruncí el ceño pero no le di mayor importancia, pues empezó a firmar el primero de los dos que llevaba.

-¿Co-cómo te llamas? -susurró, tuve que inclinarme para oirla mejor-.

-Natalia. -sonreí a todo lo que daba mi boca, que bonita era-.

Asintió y dejó su forma estampada en ambos, entonces me quité las gafas y saqué mi móvil, estaba apagado. La miré con cara de circunstancia y lo encendí, no era capaz de mirarla a la cara tan de cerca. Estaba a mi lado, esperando con paciencia a que se encendiera mientras compartía anécdotas del concierto de la noche anterior con las chicas que habían.

Miró de reojo el fondo de pantalla de mi teléfono, era el tatuaje de Marie de Continento. Me puse ligeramente nerviosa, pues pensaría que era el suyo y seguro que tenía la cara de una psicópata pillada en aquellos momentos.

Una vez pudimos hacernos la foto, le tendí el móvil a Marta y me acerqué a ella, pasando mi mano por su espalda, ella se mantuvo a mi lado, con las manos amarradas entre sí pero sonrió ampliamente para la cámara. Casi, sólo casi, la sonrisa le llega a los ojos, pero no.

Nos dijo adiós con la mano y disculpándose por no poder quedarse más tiempo. Pero a mí aquellos minutos me habían sabido a gloria, aunque aún sentía mi corazón ligeramente resquebrajado dentro, verla me había hecho sentir un poquito más viva e ilusionada.

Decidimos quedarnos a comer con algunas chicas que habíamos conocido en el Burger King de enfrente, no dije que no, lo cierto es que cualquier cosa que me alejase de mi mente pensativa y profunda en aquellos momentos era bienvenida.

Fue sentada ya en la mesa, decidiendo el menú que me dió por mirar la firma de los discos. En el de Quimera, rezaba una frase 'Espero que seas feliz, aunque sea sin mi' y el para Natalia con su firma preciosa, sonreí, se había tomado el tiempo de escribirme algo. ¿Por qué aquella frase? Ni idea, pero me hizo inmensamente feliz. En el de sus canciones de OT, otra frase me sorprendió 'Couldn't look you in the eye

You're just like an angel.... but i'm a creep'.

-Tía, que guay, a mí solo me ha puesto 'Para Marta con amor' -me dijo mi compañera, observando con envidia sana pintada en la cara-.

-¿No te parece rarito? Esta frase es muy... rebuscada. -alcé una ceja mientras observaba cómo se encogía de hombros y la acariciaba suavemente con miedo a borrarla-.

-Es un tesorito Natali, cuando lleguemos le pones mi endurecedor de uñas pa' que no se vaya.

Continento.Where stories live. Discover now