I

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Sus manos estaban llevando el pequeño carrito, a paso tranquilo porque todavía no era tan tarde, seguramente nadie estaba con la  preocupación alta por su llegada, aún así, su caminata era segura porque sabía que habría felicidad cuando llegara a cada sala

Abrió la primera puerta, mejor dicho, la simple ventana, esta era la única habitación que tenía disponible esa ventana con la que se podía abrir tanto por dentro como por fuera casi sin seguridad, puesto que la persona que la ocupaba no estaba en riesgo de llegar a ser un peligro, todo lo contrario, era de las que alegraba el día cuando era visitada por los distintos científicos

—Aquí tienes, tu pastel de fresas con mucha crema, Jiwoo— dejó de este en la mesita justo en frente de la ventana

El pingüino en frente suyo miró extrañado, se levantó de esa silla y se dirigió a quedar frente a la mesita

—Siempre tan responsable, mi querida Jungeun— habló, sí, ese pingüino hablaba, era de las pocas personas que se convirtieron en capaces de hablar luego de resultar el experimento, de hecho la palabra correcta era la única

—Oye, yo tengo una amiga llamada Jiwoo y se me hace incómodo hablar con un pingüino, ¿Puedes volver a tu forma humana?— Jungeun apoyó su codo en el marco de la ventana y en su mano apoyó su mentón

—Ay, que molesta— tomó entre las aletas el pastel con destreza y volvió a sentarse, en el momento que se sentó, se pudo ver a la chica de estatura cercana de la suya, pelo caramelo y una suave piel que daban ganas de acariciar junto a sus cachetes, llevaba solo una manta encima tapando todo su desnudo cuerpo —Listo, ¿Qué más quieres?—

El asiento no estaba lejos de la ventana. Todo eso, la mesa y la silla, Jiwoo las puso a propósito para poder conversar mejor con Jungeun cuando venga de visita o a hacer su trabajo

—No sé, una pregunta sobre cómo estuvo mi día, un amiga te quiero o simplemente un gracias por la comida que está deliciosa— exageró moviendo sus brazos, mientras la otra casi no se inmutaba y comía su pastel

—Gracias, la comida está deliciosa— tragó antes de decirlo y lo dijo neutra para después seguir comiendo

—¿Qué pastillas te dieron hoy?, ¿Por qué tan pesada?— preguntó nuevamente acomodando su cabeza entre su mano, apoyando su codo

—No lo sé, Haseul me inyectó algo, pero me veo normal— limpió su boca con su propia mano de forma bruta, en realidad las personas atrapadas tenían pocos modales y a Jungeun no le molestaba

—Bueno... Ahora mismo tengo que dejarte para ir a ver a tu crush, espero que sigas disfrutando del pastel y que tengas buenas noches— dijo poniendo en marcha nuevamente ese carrito, Jiwoo iba a hablar antes de que cierre la ventana

—No les digas mi crush, idiota, que no sé qué es eso— junto a la comida, se vio más marcado el abultado de mejillas que hizo por la incertidumbre de aún no saber el significado de esa palabra, algo que Jungeun decía frecuentemente y aún no se lo explicaba

—Sí, sí, lo que tú digas— finalmente dio por cerrada la ventana, justo a un centímetro de cerrar, se dio cuenta que Jiwoo volvió a su forma pingüino para seguir comiendo

Continuó su camino, ahora entraba a algo más peligroso, las salas donde estaban las que eran los experimentos de las especies peligrosas o especiales, animales más extraordinarios. Sus salas eran más grandes y mucho más seguras en caso de algún problema, claro que le decían peligroso y en realidad no lo era

A la primera que entró, tuvo que colocar la contraseña para entrar, la seguridad reconoció su mano después, esto solo lo podía hacer un personal capacitado, ni la persona que estaba encerrada adentro podía salir de ahí por la seguridad que tenía. Al entrar, las exclamaciones de una conversación ajena se hicieron presentes

Experiment /LipSoul/Where stories live. Discover now