Ya era de noche mientras íbamos caminos a casa,Noah paró frente al parque y por lo que vi ya estaba listo el puesto de peluches y helados.
- ¿Quieres un oso de peluche?.- preguntó mientras me apretaba las mejillas.
En aquel momento yo moría de ternura y lo que menos quería era cagar el momento así que asentí con la cabeza.
Nos bajamos y hacía bastante frío en el parque.
- ¿Tienes frío?.- preguntó Noah.
- Un poco.- dije tiritando.
- Si tuviera una chaqueta acá te la pasaría pero lastima que no traje.- dijo sonriendo.
Nos acercamos al puesto de peluches y había un señor junto a una pistola y cinco patos de juguete.
- Para ganar un peluche necesitas dispararle a cuatro de cinco patos.-dijo el señor de una forma amable.
- Estará difícil.- dijo Noah mirándome.
- Tranquilo, si no ganas no pasa nada.- dije sonriéndole.
Los primeros tres disparos los acertó pero los últimos dos los falló.
- Lo siento.- dijo desanimado acercándose a mí.
Yo le iba a responder cuando el señor nos interrumpió.
- Al parecer si querías ganar ya que te veo desanimado después de haber fallado pero como los vi tan felices tienen la oportunidad de elegir un peluche.-dijo sonriendo.
Nosotros sonreímos ya que fue demasiado amable aquel señor.
- ¿Cual quieres?.- me preguntó Noah.
- Elige tú.- dije con ganas de abrazarlo.
Noah apuntó hacia un oso blanco de unos sesenta centímetros, el señor le entregó el peluche y se despidió de nosotros.
Pero Noah no me entregó el peluche y pensé que se lo dejaría para el.
Después de unos cinco minutos llegamos a mi casa, Noah apago el motor del vehículo y nos quedamos en silencio.
-Bájate.- me dijo.
Me baje para entrar a mi casa y cuando ya estaba a unos pasos de entrar el me tomo el brazo y me entregó el peluche mientras sonreía y sus ojos chinos aparecían.
Estábamos en silencio y era muy incómodo entonces yo le di un abrazo como nunca había abrazado a nadie, sentía como su perfume se impregnaba en mi ropa mientras que él me hacía cariño en el cabello.
Cuando me percaté de eso lo solté.
- Perdón.- le dije con el peluche en mis manos.
- ¿Perdón por qué? Justo necesitaba un abrazo.- dijo tiritando.
Y me dio un abrazo de vuelta mientras me decía adiós al oído, definitivamente escucharlo susurrar a mi oído hacia que mis pelos se pararan de punta.
- Adiós y gracias por el oso.- dije casi llorando.
Se subió a su auto y se fue, yo miraba como se alejaba y entré a mi casa.
Y en ese momento recordé que no les había avisado a mis padres que durante la tarde estaría con los chicos.
Entre y me estaban mirando con caras de furia.
- ¿Donde estabas y por qué no nos avisaste? Dijo mi mamá.
- Mamá lo siento estuve tan pendiente de mis estudios que olvidé decirte que saldría junto a la génesis y Noah.- dije nervioso y olvidando mencionar a Alex.
- ¿Y ese peluche?.- dijo curiosa.
- Me lo regaló alguien.- dije serio.
- Quiero que sea la última vez que sales sin avisar.- dijo un poco más tranquila.
YOU ARE READING
Simplemente tú
RomanceCristobal es un chico de diecisiete años con una vida común y corriente, a él la vida le parece aburrida hasta que conoce a un chico que resulta ser el primo de su mejor amiga y este le cambia la vida.
