two

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Emily sintió que la respiración le fallaba. Se sintió flaquear mientras que el hombre sólo le miraba, con preocupación y nerviosismo a la vez.

—Ho-hola.

Tenía frente a ella un asesino serial. Un asesino serial que era su padre y que le acababa de decir un simple 'hola'.

—¿Hola? ¿Esto es una puta broma? ¿¡Qué mierda haces aquí!? ¿¡Por qué dejaron a un asesino serial entrar a la puta casa!? ¿¡Qué es esto!? ¿¡Un complot de quién asesina más rápido a Harry Potter!? ¡No me jodas!

—Emily, linda-... —comenzó la señora Weasley, pero ella le interrumpió.

—¿Qué mierda hace él aquí?

—Esta era la casa de los Black, Emily —habló Remus desde atrás, siendo escuchado—. Sirius lo ofreció como Cuartel General para la Orden del Fénix.

—¿Qué? —masculló, perpleja—. ¿El que mató a los Potter? ¿Me estás jodiendo? ¡Já! ¡Tu madre te creerá eso, Remus!

—Emily, eso es una larga historia-...

—Que no estoy dispuesta a escuchar. Lo lamento, y mucho, pero hoy ha sido un día de mierda y-...

La rubia hiperventilaba. No sabía qué hacer. Frente a ella estaba su progenitor. Su padre. La persona que se supone que debió haberla cuidado. ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué todos actuaban tan normal? Eran tantas preguntas que acribillaban su mente que ni siquiera podía pensar con claridad.

Las lágrimas de rabia, ira y confusión se acumularon en sus ojos. ¿Qué harían ustedes si de un día para otro les dicen que en todo lo que creyeron, al fin y al cabo, era falso? Así se sentía ella. Estafada, imbécil y traicionada.

—¿Nadie aquí fue capaz de decirme nada? ¿Nadie tuvo las malditas agallas de explicarme la realidad de todo? —preguntó, luego de un largo silencio, aún sabiendo la respuesta—. Entonces no traten de evadir mi reacción. Estoy perdida, váyanse de recto al carajo.

Y dicho esto, subió las escaleras con rapidez y se encerró en la primera habitación que encontró, sentándose sobre la cama y comenzando a respirar. Sabía lo que venía, sus ataques de pánico se estaban volviendo más frecuentes desde las palabras de Mamá Eira, pero ese no era un buen momento.

Inhaló y exhaló tal y como le había dicho Hagrid, aún escuchando pequeños golpes en la puerta, sin poder darle importancia. Inhaló y exhaló muchas veces, pero fue en vano, ya que comenzó a respirar de manera tan rápida que cayó de nuevo en aquel vacío que sentía en su pecho con cada ataque.

Sintió aquel clásico entumecimiento de sus manos, al igual que las gotas de sudor que comenzaron a rodar por sus palmas, haciéndole pensar en los peores escenarios. Comenzó a pensar que Sirius quería asesinarla y que todos la llevaron ahí para una trampa, o que Sirius planeaba matarlos a todos. Todo eso se representaba en imágenes por su mente, haciéndole sentir un pánico inexplicable.

No se sentía como algo real. Se sentía extraño. Sentía que lo que estaba sucediendo no era real, sentía que aquellas escenas sangrientas y tétricas que repasaba su mente eran reales y que aquello no era más que un sueño. Sentía que ya era su hora, sentía vértigo, náuseas y sobre todo un terrible sentimiento de dolor.

Comenzaron a brotar lágrimas de sus ojos, que ni siquiera pudo limpiar por los nervios que tenía. Intentaba respirar y tranquilizarse, intentaba borrar esos pensamientos de su mente, pero cada vez se repetían con más intensidad, haciéndole perder la consciencia de lo que sucedía a su alrededor.

El hormigueo de sus manos hizo que estas comenzaran a temblar de manera inmediata, mientras los escalofríos de su espalda cada vez eran más fuertes. Intentó gritar, pero se sentía sofocada, por tanto, lo único que salió de su boca fue un leve jadeo que nadie escuchó. De la impotencia y el estrés de no poder hacer nada, más lágrimas brotaron de sus ojos, haciendo plegarias mentales para que todo cesase.

the last black ; cho chang.Where stories live. Discover now