14. Preparatoria Orange

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—En parte —señalo cerrando mi casillero, he reemplazado la fotografía de hace un año con los chicos por una nueva —. Aunque tú deberías estar rindiéndole culto al profesor Fisher, te va a sacar la chicha, eres su favorito.

No es un secreto que el profesor Augustus Fisher tenga una fascinación por poner a Max a sufrir con problemas matemáticos y ahora que es él quien nos va a dar matemáticas como el año pasado la mala suerte de Max cambia de poco a bastante.

—Lo bueno de esto es que mi horario con el equipo de americano me quita una hora de matemáticas de encima al igual que otra de historia, geografía y español, el coach hasta tiene permiso de sacarnos de clase.

— ¿No hacía lo mismo el año pasado? —interroga Phoebe.

—Sí, la única diferencia es que me sacan de una hora de matemáticas -hace un baile corto en su lugar meneando las caderas y moviendo los brazos en círculos.

—Déjame romper tu sueño pero si te sacan de una hora de matemáticas por obligación y lógica tienes que pedir los apuntes de esa clase. No es que… —la mano de Max, esa que sostiene el papel de su horario se pega a mi boca negándome el habla.

—Cállate, arruina sueños.

Ruedo los ojos al cielo apartando su mano de mi boca.

—Bien, como es de todos los años en menos de treinta minutos debemos estar en el campo para escuchar las palabras motivadoras del director —anuncia Phoebe mirando el reloj en su muñeca — ¿No deberías estar preparándote para eso? —le pregunta a Max.

—Tengo treinta minutos como dijiste.

—Dijo menos de treinta minutos —corroboro.

Max muestra quietud al principio, luego suelta el horario yéndose a punta de correr por el pasillo a arreglarse. Mientras la hoja de papel de su horario vuela por el aire la tomo entre mis dedos metiéndola en una abertura de la puerta de mi casillero.

— ¿Quieres ir a comprar algo a la cafetería? —doy un asentimiento por la propuesta de Phoebe; ni siquiera hemos dado tres pasos cuando somos abordadas por Tyra Michelle, una de las cotillas de Orange —Tyra, que bueno verte.

—Sí. Hola chicas —dice apurada. Es hija de la subdirectora de Orange, por eso es tan cotilla y cualquier cosa que pasa en Orange ella se entera — ¡Les tengo un notición! Unos empresarios acaba de mudarse al condado, para rematar dos de ellos se hicieron benefactores de Orange y para doblemente rematar uno de ellos tiene un hijo que inscribió aquí.

—Han habido muchos nuevos —destaco mirando los grandes ojos verdes de Tyra.

—Lo sé pero que empresarios tengan alianza con la preparatoria es importantísimo. Mamá me enseñó fotos del que tiene el hijo como la buena acosadora que es y vaya que está bueno el hombre.

—Ese hombre debe tener la edad de nosotras tres juntas si las sumas.

—A lo que me refiero, Phoebe, es que si el hombre está bueno los genes deben de ser poderosos con su hijo.

—Ya parece que exageras —mascullo risueña.

—No dirás lo mismo cuando te lo encuentres por acá. Mamá me dijo que están decidiendo ponerlo en el curso suyo o en el mío —explica con la voz teñida de velocidad. Tyra parece que tiene una ametralladora en vez de cuerdas vocales por lo rápido que habla.

—Lo que me hace preguntarme ¿Ya fuiste a donde las porristas? —Tyra abre los ojos asustada. El año pasado era una de las porristas y a juzgar por su expresión atónita siguió en el puesto.

Al igual que Max emprende camino corriendo en dirección opuesta a la que llegó.

—Lo siento, me cae bien pero a veces puede ser un poco pesada —se disculpa Phoebe encogiéndose de hombros.

High School Pyrex ✓Where stories live. Discover now