Cuando llegó a la entrada pudo ver a lo lejos como los padres se despedían de sus respectivos hijos, no pudo evitar fijarse en el señor Broflovski, un judío pelirrojo cuya esposa resultó ser una puta que lo abandonó a él y a su hijo hace ya un tiempo.

—Tengo que irme Alex, ¿está bien si te dejo aquí?—Preguntó el mayor a la altura del pequeño pelirrojo que era su viva imagen con la única diferencia de que su actitud era bastante pasiva y tímida, incluso tenia una extraña costumbre de morderse el labio inferior.

—No te preocupes papá, estoy bien—Sonrió a su progenitor quien le dio un abrazo.

—Cualquier cosa sabes que Ike te deja entrar al salón de computación, o puedes decirle a Sid que no te abandone en el recreo—Lo tomó de los hombros y sonrió—Te amo, hijo.

—Y yo a ti papá—El niño desvió los ojos y luego entró al lugar.

Cj miró aquella escena un poco triste, aunque sabia que ese sentimiento lo había ocasionado él mismo. Sus padres eran muy diferente a muchos de los padres de ese pueblo y no solo porque fuera una pareja homosexual, no, sino porque a diferencia del resto de padres ellos solían "dejarlo ser", ellos le daban su espacio en muchas cosas cosa que a sus amigos no les permitían a esa edad, el único que de vez en cuando se preocupaba de mas era Tweek pero la mayoría de veces estaba Craig ahí para recordarle que Cj era fuerte y tenia que descubrir la vida por si solo.

Sus padres solían llevarlo a la escuela cuando era mas pequeño y lo amaba, pero desde hace unos meses había tomado la estúpida decisión de decirles que dejaran de hacerlo y asi lo hicieron, respetaron su decisión sin mucho problema y aunque al principio lo disfrutó ahora tenia cierta envidia al resto de sus compañeros.

—¿Porque tienen que ser tan aburridamente perfectos? ¡Que tengo que hacer para tener una familia disfuncional!—Pateó una lata la cual vio volar 10 yardas por el cielo hasta romper una ventana, quedando completamente perplejo—Puta madre—Corrió dentro del aula rápidamente.

Justo luego de entrar un auto bastante viejo llegó en la entrada dejando ver a cierto rubio mayor que se tapaba la mirad de la cara, al llegar se bajó de él seguido de dos niños, una de 10 años y otro de 13.

—Bueno niños, hasta aquí llego yo. Que tengan un buen día. Charlie cuida de tu hermana—Le dijo al pequeño castaño quien asintió y tomó de la mano a la pequeña rubia.

—Gracias tío Kenny, que te vaya bien el trabajo—Se despidió el mas grande.

—Tio Kenny, ¿hoy si puedes llevarnos al parque de diversiones?—Preguntó con algo de timidez la mas pequeña. Kenny sonrió.

—Claro Nora, luego de la escuela vendré por ustedes e iremos a Denver, solo déjenme terminar algunos arreglos de la casa e iré con ustedes—Se despidió de sus sobrinos y los vio entrar en el lugar con una sonrisa algo melancólica.

—Parece que Nora haa crecido mucho McCormick—El rubio cambió su expresión a una de fastidio.

—¿Que quieres Cartman? Si es por los 50 dolares que te debo del pocker te recuerdo que vendiste la lapida de mi madre.

—Si, si como sea—Esquivó el tema—solo venia para preguntarte si ayer llegó mi invitación—El rubio suspiró.

—Ya te dije que no me interesa seguir con ese trabajo.—Le recordó con fastidio.

—Kenny, ¿acaso no añoras los tiempos siendo Mysterion? El héroe mas amado por todo Estados Unidos.

—No, estoy bien así. Tengo un trabajo decente y el resto del tiempo es para mis sobrinos

Wonder Dad and Super DaddyWhere stories live. Discover now