Πρόλογος - 00

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—Evangelio según San Pablo, oremos—lleva su mano derecha al centro de su pecho, a su izquierda, y por último a su boca, chirriando el sonido de un leve beso, en su zurda sostiene un rosario color blanco enredado cuidadosamente, la punta con la imagen de cristo la observa tambalear y más allá de esta, en el suelo, las limpias cerámicas color crema relucen aún más sus lustrados zapatos de charol negros.

Sube la mirada una vez más al frente y retiene con fuerza de voluntad un suspiro, las misas no le aburrían, de hecho le causaba un reconforte ir todos los domingos en la mañana a aquél templo que lo vio crecer, pues su progenitor, era el obispo y dueño del lugar. Pero hoy, sabe de que va la misa, sabe que tema va a tocar, escuchó a su padre toda la noche practicar en el comedor las citas bíblicas en las que hablaría frente a toda la comunidad.

Sabe que no debe pensar de esa manera, es una deshonra tener aquél sentimiento de algo así como la frustración presente al estar allí en aquél momento.

—Epistola a los Romanos, capítulo 1, versículos 26-27: "Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío". —las palabras resonaron muy fuerte en su cabeza, subiendole por el esófago el desayuno que su madre había puesto tanto trabajo y empeño en hacer en la mañana.

Quería poder jurarle al credo que el no profesaba tales cosas de una magnitud horrorosa, quería regocijarse sin remordimiento luego de terminar de pasar por la confesión, porque siempre, siempre quería salir de su boca aquello. Quería que no le doliera tragar la hostia ni que el vino le ardiera, era tal su culpa que si nadie lo viera, desnudaria su espalda y se castigaría sin remedio.

Nunca juraba por dios, pero como deseaba que este le salvara de ese suplicio que lo condenaba a desterrarse del cielo.

Sumido en sus pensamientos, como siempre se obligaba a hacer cuando temas tan sensibles a su vista eran tocados, la hora pasó rápido y cuando la limosna llegó quiso tirarse al suelo y hacer una rabieta, con fuerza aprieta el rosario en su mano y sus pies se retuercen en la dura suela de cuero, siente su cuerpo transpirar y teme que su pulido traje se ensucie por esto mismo.

Y es que Yoo Kihyun ya no podía ocultarlo, eran tantos los sentimientos desbordantes en su interior, era tanta la vergüenza misma por aquello, que sus mejillas sin que el quisiera se tornaron carmesí como las rosas del jardín trasero de la iglesia.
No hacía falta subir la mirada y ver quien se posicionaba a unos metros de el. Con la sotana larga, blanca y roja, en su mano colgante el incensario oloroso a resinoso con matices cíticos, el tranquilo caminar y el ruido metálico, el ya sabía de ante mano quien era.

Son Hyunwoo, monaguillo y aspirante a sacerdote de la Santa Iglesia de su padre.

pagan of the good times ;; showkiWhere stories live. Discover now