Un Corazón Para La Realeza.-Calle y Poché

Capítulo 13: La primera del ganado

—Seria más fácil que nos pidas ayuda para salir de las mazmorras — Lau rodó sus ojos —¿A dónde piensas ir? —

—Tiene que buscar a su destino —Sonrio Vale.

⚜️

Cambié rápidamente mi vestido por un par de jeans ajustados, sudadera ancha en color negro con gorro y unos tenis. Me sentía realmente extraña vestida de esa forma. Laura soltó mi cabello dejándolo caer sobre mis hombros y arregló mi maquillaje para hacerlo menos notable.

—¿Ahora como piensas salir de aquí? —Valentina entró por la puerta del balcón con una cara de terror.

—La ventana no es una opción. Es muy alta. —Dí varias vueltas al rededor de mi habitación tratando de pensar en una buena idea para poder salir de palacio sin ser vista hasta que una cruzó mi cabeza—

—La puerta de servicio —

—Que inteligente eres, Daniela —Laura se burló —Es una de las puertas donde está entrando y saliendo más gente en este momento. —Rodo los ojos.

—Por eso mismo, podría pasar desapercibida — Añadió Vale —A ver, su alteza. —Bromeo —Cobra su cabeza con la gorra de la sudadera. —

—¡Tus gafas de lectura! — Exclamó Laura con emoción buscando entre alguno de mis cajones.

Salimos de mi alcoba mirando hacia todos lados cuidando no ser vistas por nadie. Recorrimos cada pasillo exclusivo para el personal, donde claramente, yo jamás había estado. Laura nos guiaba entre las paredes.

—La única salida de personal más fácil y rápida en estos momentos es la de la cocina. —

—Pero ... —

—Todas tienen guardias cuidando quienes entran o salen. —Sonrió —Pero no todas están custodiadas por mis dos amigos —

Seguimos a Laura quien saludaba amable a todo aquel que de topara, supongo que de esa forma evitaba que nos notaran.

Inmediatamente, al ver a la gente pasar de lado a lado cargando ingredientes, utensilios de cocina, platillos; me teletransporté a los recuerdos de mi niñez, cuando me escapaba junto a mi mejor amiga para buscar alguna golosina o jugar a qué ayudabamos a su madre a preparar los alimentos. Hacía años que me prohibieron entrar acá, después de mi primera recaída. Suspiré.

—Mi querido Gonsy. Necesito tu ayuda — Nos detuvimos justo a un lado de un chico alto de tez bronceada y blanca sonrisa

—¿Qué pasó, mi Lau? —

—Verás, necesitamos salir sin que nadie nos vea y sabemos que las puertas siempre están custodiadas por la seguridad, entonces... —

—Me puedo meter en problemas, Laura —Fue serio.

—No si tienes una orden real —Hablé saliendo de detrás de Laura. El moreno me miró con signos de interrogación.

—¿Alteza? —Preguntó —Por Dios, Alteza. —Rodé los ojos al verlo haciendo reverencia. —Lo que usted ordene, mi alteza —

—No es necesario —Sonreí. —¿Tienes forma de ayudarnos a salir de aquí? —

—¿Y si se dan cuenta?—