—No puedo dejarte ir, te quiero conmigo— sus ojos se veían llorosos, sin embargo, no me conmovía.

—Hace unos días no pensabas lo mismo, incluso me buscabas para hacerme pagar por haberte engañado, vamos porque mejor dejas de actuar como si te importara, vamos actúa como la cruel y desalmada Bestia que eres y hazme pagar.

—Maddi, yo... tenía pruebas que te inculpaban. No tienes la idea de lo que sentí cuando me enteré de que estabas casada.

—No imaginas cuanto me arrepiento de haber estado contigo, teniendo a un hombre tan maravilloso como Mitt— jamás le diría la verdad con respecto a mi relación con Mitt, lo que quería en ese momento era hacerle daño, quería que sintiera dolor.

—No me importa cuánto tiempo tenga que pasar, luchare para que estés bien, hare todo lo posible por recuperarte, te ayudare a sanar tus heridas— me solté de su agarre —Puedes hacer lo que te plazca en la casa, los limites ya los sabes, Maddison. No se te ocurra querer escapar, te aseguro que no dejare que te vayas, así que si tenías en mente huir ya sabes que no tienes la más mínima posibilidad.

~~~~~~~~~~~~~

Me encontraba encerrada, si lo que Alexander quería era tenerme encerrada en su casa, haría lo posible por estar lejos de él, no me importaba estar toda la vida entre las cuatro paredes de la que solía ser mi habitación.

No sabía con exactitud cuánto tiempo llevaba en la cama, por la ventana se asomaban los ligeros destellos de la luna, antes de caer la noche Mati estuvo insistiendo en que comiera algo, me sentí mal de no abrirle la puerta, aun así, no me levante de la cama. Lo único que pasaba por mi mente en ese momento era Noah, recordando desde la primera vez que lo vi, hasta la última.

Me levante de la cama casi brincando, cuando recordé que Rod había mencionado algo de un video, corriendo descalza salí de la habitación, al primer lugar donde se me ocurrió que estaría era en su despacho, abrí la puerta sin tomarme la molestia de tocar. Tome un largo respiro, el lugar estaba vacío, no espere y subí a su habitación, quizás estaría ahí, en cuanto llegue a la puerta me detuve, dude por unos segundos, hasta que termine por tocar.

Casi me da un infarto cuando Joe toco mi hombro.

—Lo siento, no quería asustarte— sonreí o al parecer eso fue lo que intenté hacer —Si estás buscando a Marcus está abajo, acabamos de llegar— tarde en reaccionar —Maddi ¿estás bien?

—Si, gracias.

Lo dejé ahí sin decir nada más, caminé a la planta baja, mi corazón latía aceleradamente, no sabía si por mi pequeño recorrido en la casa o por lo que estaba por suceder.

Detuve mis pasos antes de bajar por completo las escaleras.

—Maddi— dijo con sorpresa.

—Necesito hablar contigo— él sonreía, me daban ganas de golpearlo, ¿Por qué mierda sonreía?

—Vamos— señaló su despacho.

Caminé procurando mantener distancia, no lo quería cerca de mí, así que traté de concentrarme en la razón por la que lo estaba buscando.

—¿Qué pasa? — cerro lo puerta, al mismo tiempo que me invitaba a tomar asiento, por supuesto me negué, solo caminé lo suficiente para estar cerca del enorme escritorio y lejos de él.

—Muéstrame el video— arrugó la frente, al parecer no esperaba escuchar eso —Rod te envío un video, quiero que me lo muestres.

—Maddi, no creo que...

—No me importa lo que creas, quiero ver ese video— él se negaba.

—Solo vas a torturarte, no lo permitiré.

En manos de la Bestia Where stories live. Discover now