—No, solo debo decir que no tomaste el veneno y que alguien más se la bebió.

—Bien —miro a Igor —busca uno de los prisioneros y llévalo al lugar donde estábamos y dale el veneno —Igor asiente y se retira. Vuelvo mi vista a Permeti -esto es lo que vamos a hacer —Te irás de aquí y le dirás a tus jefes que el plan fracasó, cuándo tengas a tu hija la enviarás a Rusia y estará bajo mi protección —él me mira sin entender, seguro piensa que traerá su hija a la boca del lobo —tranquilo tendrá nueva identidad, solo es para que sepas que si te descubren no podrán amenazarte con ella y será mi garantía de que cumplirás tu parte del plan. Sobra decir que pasa si me traicionas —Le apunto con el arma que tengo en mi mano y disparo un punto atrás de él, mi intención, no es hacerle daño, pero me aseguro que la bala le roce un hombro —Trabajarás para mí, uno de mis hombre viajará contigo a Italia, así me aseguro que no hagas algo loco, siempre puedo amenazar a las familias de Camorra y sabrán que abriste la boca y tu hija no vivirá para hacer el cuento y en esta última opción la que la mate no seré yo, que tan solo por ser una niña tendría la compasión de darle una muerte rápida —le doy mi mejor sonrisa.

—¿Qué voy a hacer cuando mi hija esté en Rusia?

—Serás mi espía. Esperarás mis órdenes, esos italianos van hacer Boom -abro y cierro mis puños imitando una bomba —Van a aprender una lección. Una vez estén todos muertos regresarás a Rusia por tu hija te largas y no nos vemos más, nadie sabrá que fuiste tú yo me encargo de cubrir tus huellas.

—Ok puedo hacerlo.

Me levanto y salgo por la amplia puerta. Me dirijo a mi habitación y una vez estoy frente al espejo comienzo a retirar la máscara que usé el día de hoy, he mandado a hacer muchas de ellas, todas representan el poder y riqueza que tengo. La del día de hoy, es de oro con piedras incrustadas, tiene unas cadenas que pasan desde el centro de mi cabeza y por detrás de mis orejas.

Esta idea de ser Maska ha sido genial, la Bratva me apoyó desde el primer momento asegurando que de este modo mis herederos también estarán seguros.

Luego dejo mi larga melena rubia suelta me masajeo el lugar donde estaba el broche y me retiro de mi habitación. No tengo porque ocultarme en mi casa, use la máscara solo para hablar con ese hombre.

—Alka —me giro para encontrarme a mi padre

—Padre —sonrió al verlo

—Me han dicho que han intentado envenenarte —se nota que está preocupado

—Tranquilo —lo tomo del brazo —ya me he encargado, fueron unos italianos paro ya me encargué y créeme pagarán.

—Muy bien, confío en ti —me besa la frente, desde que soy pequeña ese es el gesto de cariño que recibo siempre de mi padre —Voy a ver a Alesso ¿vienes? Puede que pronto muera.

—Claro que sí, jamás me pierdo esa película. —río

Alesso se ve horrible, flaco hasta los huesos, está calvo por el cáncer, tanta tortura han provocado que esté enfermo siempre, pero siempre se recupera a veces tarda un poco más pero desde hace una semana un doctor lo cuida, como siempre dice mi padre, no le da permiso para morirse, pero es evidente que le queda poco. Está viejo y aunque mi padre le da buena comida, ropa baño y tiene una cama increíble sus torturas son lentas y dolorosas, debo admitir que en ese aspecto mi padre me da miedo.

Maska (En Edición)Where stories live. Discover now