Capítulo 3

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La casa se encontraba en total silencio como de costumbre, eran pasadas las 12 cuando por fin me tomé un descanso de la pintura y me dispuse a buscar algo de comer en la planta baja. Camine con confianza por el pasillo en dirección a la cocina toque el interruptor para encender las luces, tome mi cereal para acto seguido sentarme en la mesa a comerlo en silencio.

Ahí sentada recordé cuando en esta casa solíamos ser tres y no solo dos personas, todo era tan equilibrado: papa era el cariñoso y gracioso de la casa y mama... bueno mama era mama. Solía pasarla bien la mayor parte del tiempo, claro esas partes del tiempo siempre me encontraba con mi padre.

— Aasssh... mis días son infierno desde que no estas— murmure con un poco de pesar y resentimiento.

Al terminar de comer, deje todo como estaba y camine a paso lento hacia mi habitación de irme a dormir.

Me despertó el sonido de la alarma, me pare de golpe para evitar volverme a quedar dormida como de costumbre. Tome una ducha fría para despertar, al terminar tome mis cosas y baje las escaleras a paso rápido con tal de salir por la puerta sin ser interrumpida.



No me tomo mucho llegar a la universidad y como tenía suficiente tiempo fui por algo para desayunar, me senté en una mesa cerca de la ventana y mientras comía observaba el reloj para no perder mucho tiempo.

—Disculpa, ¿Me puedo sentar? — me sobresalte un poco al escuchar esa voz de repente.

—Te asuste, perdona— se disculpó mientras me sonreía un poco.

—Te preguntaba si podía sentarme aquí— volvió a repetir lo que había dicho mirándome a los ojos.

—No— fue todo lo que dije.

—¿Por qué no? —pregunto mirándome confundido.

—¿Acaso debe haber una razón? —respondí con otra pregunta.

—Pues claro— volvió a hablar.

—No hay una razón en específico solo no quiero, además mira cuantos asientos vacíos hay, pero tu justamente te quieres sentar aquí. Que fastidio— respondí poniendo mala cara.

—Es que soy nuevo, y vi que estabas sola así que pensé que también eras nueva. Ya sabes lo que dicen dos nuevos juntos son mejor que uno— rio un poco mientras lo decía, aunque yo no le veía la gracia.

—Pensaste mal—fue lo que dije mientras miraba mi reloj y me ponía de pie para dirigirme a mi clase.

—¿Ya te vas? —pregunto.

No respondí y seguí mi camino hacia la salida un poco fastidiada.

—Señorita Williams, que bueno verla, ¿trabajo en la asignación que deje? —el recibimiento del Sr. Abner ruidoso como de costumbre.

—Es bueno verlo a usted también profesor, y si, trabajé en su asignación— respondí educadamente como de costumbre.

—Ah, si puedes ser amable entonces— escuche que decía de tras de mí.

—¡Pero si es mi nuevo estudiante! qué bueno que llegaste—respondió al verlo en Sr. Abner.

—Es un placer conocerlo— respondió el chico del cual no sabía su nombre mientras inclinaba un poco la cabeza y luego fijo su mirada en mí.

—Bueno veo que se conocen, entonces Venus serás la encargada de mostrarle la universidad y su compañera en esta clase.

—¡QUE!... ¿Y yo por qué? —casi grite.

—Parece que se llevan bien, por eso— respondió riendo.

—Creo que los lentes le están fallando, vio muy mal—conteste, demostrando mi desagrado. Mientras que el Sr. Abner solo se rió de mi comentario sin tomarlo en serio.

—Venus relájate un poco, y toma asiento que ya vamos a iniciar— respondió con tranquilidad mientras se paraba de su escritorio, mientras yo caminaba hacia mi asiento.

—Bien chicos, como pueden ver hoy tenemos un nuevo compañero así que sean buenos con el— hablo en voz alegre, y podría jurar que solo me miro a mi al decirlo.

—Pero no seas tímido, presentante— dijo mientras le daba un pequeño empujón hacia el cetro de la clase.

—Mi nombre es Kim Minjoon pero pueden llamarme Min, soy coreano pero he vivido gran parte de mi vida en Londres, tengo 22 años y me mude hace unas semanas a esta ciudad.

—Muy bien Min puedes tomar asiento junto a Venus— siguió el Sr. Abner después de la presentación del chico nuevo de nombre Min.

—En la clase anterior les pedí que pintaran algo que haya marcado su infancia hasta el día de hoy, así que hoy revisare lo que hicieron—choco sus palmas mientras se sentaba una vez más en la silla de su escritorio.

—Venus que tal si empezamos contigo, siento que quieres ser la primera—anuncio sin más.

Aquí vamos de nuevo pensé mientras me ponía de pie con mi pintura en mano.

—Bueno, nos pinte a mi padre y a mi aquí fue la primera vez que me enseñó a pintar—hable mientras señalaba la pintura a la vez sintiéndome un poco avergonzada de contar algo tan íntimo.

—Creo que este será el primer trabajo tuyo en el que no pondré que le falta sentimiento, bien hecho señorita Williams puede sentarse—respondió el Sr. Abner para luego llamar a la siguiente persona.

Me senté en mi lugar y sentí como el fastidioso chico nuevo tocaba mi brazo, me giré un poco para mirarlo con cara de confusión.

—¿Qué? —le pregunte en voz baja.

—Gran trabajo—respondió también en voz baja y subiendo ambos pulgares hacia arriba.

—Mmm... gracias—respondí enderezando mi cuerpo de nuevo.

La chica atrapada en el espejoOnde histórias criam vida. Descubra agora