- ...aquí traigo unas cerve... -se detiene al darse cuenta de que estoy solo en la mesa- ¿Se fue?

- Sip – le contesto a Logan agarrando una de las botellas de cerveza que trae y dando un trago.

- ¿Y eso?

- No sé hermano, las mujeres son raras – es toda la contestación que le doy junto con una palmadita en su hombro cuando paso por su lado en dirección al depósito.

- ¿Pero solucionaron el problema de los autos? - escucho su voz a mi espalda y se que viene detrás de mí.

- ¿Te han dicho que eres un cotilla?

- Si, muchas veces. Ahora desembucha. Estaba buena.

- Sí, ya está todo resuelto. Le pediré que traiga su coche en estos días y luego lo llevaré al taller de Troy.

- ¿Solo eso? ¿Y ya está?

Me doy vuelta para mirarlo mientras agarro cuatro botellas de distintos licores para llevar al bar.

- ¿Qué esperabas? Era lo que venía a hacer.

-Tal vez invitarla a salir, pero si tu no quieres, yo me ofrezco como voluntario.

Esta vez lo miro sorprendido y con ambas cejar arqueadas sin creer lo que dice. Es un idiota.

Pero luego de un segundo de pensarlo empiezo a reír internamente al imaginar a Eva ladrándole a Logan luego de que intente invitarla a salir. Es toda una fiera.

- Yo no tengo intención de salir con ella. Puedes invitarla cuando vuelva aquí el sábado. Es muy simpática -le lanzo una sonrisa y salgo del almacén para que no vea como se convierte en una sonrisa burlona.

Cuando le pida que el viernes traiga su auto y lo deje, espero que Logan la vea y haga el intento de invitarla a salir.

Eso deberá enseñarle a no ser un cotilla ni meterse donde no lo llaman.

Será mejor dejar atrás este tema y concentrarme en el trabajo porque en un rato ya tenemos que abrir. Cuando termine la jornada le mandaré por mensaje lo del viernes a Eva.

Podría habérselo dicho en persona, pero no tenía ganas de escuchar excusas ni peros, mejor por mensaje.

No es un gran arreglo lo que necesita su auto, hasta podría hacerlo yo, pero no se lo diré porque sería una discusión nueva en la que no quiero meterme.

...

Es casi medianoche y estoy bastante seguro de que no me va a contestar ahora, pero ya le escribí para que agende cuando tiene que venir a dejarme su coche.

Sirvo una copa a Jess, una clienta frecuente y siento que mi teléfono vibra en mi pantalón.

- Ok.

Guau. ¿Esta chica siempre tiene un humor de perros o es solo conmigo? No fue para tanto lo del auto, cielos.

Ignoro su mensaje y guardo el celular.

Levanto la cabeza cuando escucho que me llaman en la otra punta de la barra. Un idiota agita su vaso como si fuese un preso pidiendo comida. Solo es martes, pero eso no le impide ponerse ciego de alcohol. Estoy seguro que lo van a tener que sacar arrastrando esta noche. Espero que no vomite o lo haré limpiar con su ropa.

Una vez que le sirvo me doy vuelta con la intención de agarrar otra vez el celular, pero Jess me llama con un dedo. Mierda, ya sé lo que se viene.

- Oye Gab, que me dices de si repetimos lo del almacén y luego subimos a tu piso.

No la miro y me concentro en el vaso que estoy secando a la vez que pienso en como rechazarla de manera educada.

CasualityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora