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Abrí la puerta de la cafetería empapada puesto que mi paraguas se fue volando gracias al viento

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Abrí la puerta de la cafetería empapada puesto que mi paraguas se fue volando gracias al viento.

Caminé hacia la habitación de servicio y recosté mi cabeza en la mesa donde solíamos almorzar o cenar dependiendo de nuestro horario.

—Mokusei-chan~. —Observé quien canturreaba mi nombre. Nami-senpai. —¿Cómo te fue en tu primer día de escuela?

—Hola Nami-senpai. —La saludé levantando levemente mi cabeza. —Estuvo bien, bastante tranquilo. —Sonreí. —

—¿Y tus compañeros son agradables? —Asentí. —

—Si, la presidenta de clases fue muy amable conmigo y...

—¿Y...? ¿Qué sucedió? —Tomó lugar frente mío apoyando su barbilla en sus manos. —

—Mh... cuando abrí la puerta de mi clase... esto se que te sonará tonto, pero vi a un chico... al mismo tiempo en el que sonaba mi canción favorita y... —Me tomaba mi tiempo para hablar. — pude sentir como en ese pequeño fragmento donde nuestras miradas entraron en contacto todo al rededor disminuía. Se sintió único.

—En serio apoyo demasiado la idea de que deberías dedicarte a escribir poesía, tu forma de expresarte es única, Moki-chan. Y lo que te sucedió suena bastante bonito.

Me sonrojé ante el comentario que mi senpai realizó.

—Lo sentí bonito, fue un momento cálido, siento ganas de conocer a esa persona. —Sonreí nuevamente al recordar ese escenario. — Iré a cambiarme para mi turno.

[...]

Dicho eso se levanto y caminó hacia su casillero para así tomar su uniforme y dirigirse al baño de aquella habitación para cambiarse.

Agradecía a la Mokusei del pasado por haber guardado medias limpias en el casillero, ya completamente cambiada y seca salió del pequeño cuarto de servicio para darse cuenta de que su senpai ya no estaba ahí. Guardó su ropa dentro de su casillero sin doblarla puesto que quería que se secaran para el final del día.
No quería ni podía llevar puesto el uniforme de su trabajo, su padre no debía de enterarse que hacía en las tardes.

Lavó nuevamente sus manos y acto seguido ya estaba frente a la caja registradora tomando los pedidos de los clientes, les otorgaba siempre una cálida sonrisa que les podía asegurar que en su cafetería se sentirán seguros y reconfortados en los sofás individuales junto a sus cafés y galletas.

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 𝐋𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐨𝐟 𝐦𝐲 𝐥𝐢𝐟𝐞. 「𝐒𝐚𝐤𝐮𝐬𝐚 𝐊𝐢𝐲𝐨𝐨𝐦𝐢」Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt