Segundo Acto: Unión.

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- Oh, vamos... Sé que quieres una ronda más... - Susurró sensualmente la morena en el oído de su pareja.

- ¡K-Korra! - Le reprendió totalmente sonrojada la mecánica.

- ¡Ha, es broma! - Se echó a reír la Avatar sentándose en la cama liberando a su chica.

- ¡Ahora mi ropa está arrugada! - Se quejó Asami parándose y tratando de aplanar su vestimenta.

- ¡Hey, no desarrugues tu falda que de eso me encargo yo! - Dijo la morena entre risas.

- Korra, me tengo que ir. - Dijo la ingeniero dirigiéndose a la salida.

- Espera, te acompaño a la salida. - Comentó Korra parándose y poniéndose su pijama.

- De acuerdo, solo date prisa. - Accedió Asami suspirando.

Ya en la salida, la mecánica verificaba que llevaba todo en su bolsa: planos, llaves, su guante y demás cosas que usualmente usaba.

- Aun no entiendo cómo puedes meter tantas cosas allí. - Le espetó Korra dandole un baso de té.

- Es un secreto. - Le guiñó el ojo su novia. - Listo, hora de irse a trabajar.

- Cuídate. - Le pidió la morena dándole un beso de despedida.

- Eso debería decirte a ti, al menos yo no me meto en problemas. - Sonrió su novia.

- Al rato iré a ver a mis padres así que te iré a ver. - Avisó la Avatar.

- De acuerdo. Te estaré esperando.

Korra se apoyó en el umbral de la puerta del departamento mientras contemplaba a su novia bajar por el ascensor. Hoy le esperaba un día muy largo tanto para la ingeniero como para la Avatar. La morena se propuso a tomar su desayuno, al abrir el frigorífico que tenía su novia en el departamento notó algo ahí adentro, sonrió y extendió su mano para sacar un plato de tamaño considerable que contenía una comida bien preparada de huevos, algo de carne y pescado, junto a éste había un pedazo de papel con la marca de un labial que han tenía en ciertas partes de su cuerpo. Asami le había preparado el desayuno una noche antes y se lo había dejado listo sabiendo que la morena y la cocina no se llevaban para nada bien, no quería que su novia siguiese con su dieta de sobras así que antes de que la mecha de la pasión se encendiera, se tomó el tiempo para hacerle ese pequeño detalle. Korra no podía amarla más porque era imposible, la ingeniero siempre se preocupaba por ella en todo los aspectos. Aquella pequeña acción provocó que la idea que había surgido esa noche en la mente de la Avatar creciera aún más. Metió el plato en el calentador de alimentos y lo engulló en segundos, jamás había probado cosa más suculenta, solo era comparable con la comida de su madre.

Asami llegó a su oficina a tiempo, bajó de su auto mientras sorbía un poco de su té que le había preparado especialmente Korra, podría no saber cómo usar una estufa, pero sí que sabía cómo le gustaba el té, entró al edificio de Industrias Futuro y subió hasta su oficina, tenía demasiadas cosas que hacer y muchas de ellas eran manuales. Se metió a su cambiador y se puso su traje de trabajo, fue directo a su taller y empezó a trabajar en los prototipos de los nuevos trajes para la estación de policía. Desde que Mako entró se dieron cuenta que muchos de sus oficiales no solo eran maestros tierras, sino agua y fuego también, así que como ya había diseñado los trajes que los maestros aire portaban, en encargo especial por parte del presiente y de Lin, ahora debía desarrollar uno para cada maestro diferente y tenía un tiempo muy limitado para hacerlo. Miró los bocetos que tenía y, curiosamente, la modelo que portaba las prenderas era nada más y nada menos que Korra, si alguien veía esos diseños, moriría de vergüenza, pero aunque sobaba absurdo, le era más fácil diseñarlos en base a su novia ya que, ¿quién era más quejosa con la ropa que ella?

Nuestra historia sigue.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora