Segundo Acto: Unión.

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ADVERTENCIA: OOC EXTRA Y LOS PERSONAJES DE LEGENG OF KORRA NO ME PERTENECEN.

Nuestra historia sigue.

Segundo acto: Unión.

El sol salía e ilumina los edificios de Ciudad República, en un pequeño departamento perteneciente a cierta mecánica prodigio una pareja dormía tranquilamente abrazada. Asami Sato, líder de Industria Futuro, abrió sus párpados con somnolencia, debía ir a trabajar si quería esas vacaciones de las que Korra, su pareja, había hablado. Giró sobre su propio eje acurrucándose más en el cuerpo de la morena, aquella noche conoció de antemano los placeres de la vida. Escondió su rostro en el cuello de la joven Avatar y, con picardía, besó el cuello de su novia y escuchó una risita provenir de ella. Sonrió divertida al ver la acción de su pareja, le dio un beso en la mejilla y se paró de la cama, tenía cosas que hacer y debía estar en su oficina antes de las nueves de la mañana a menos que el teléfono de su hogar sonará con suplicas y suplicas de que apareciera, a pesar de que tenía a miles de personas bajo su control, aun no sabían las cosas que debían hacer.

Se metió a su baño y se dio una ducha que no quería darse, el aroma de Korra estaba impregnada en su piel y le encantaba sentirlo, aquella escénica de pasto recién mojado en combinación con el aroma dulzón de ella era sublime. Buscó los productos que tenían para su cabello y se los aplicó, a su mente vinieron recuerdos de como la morena jugaba con su melena como si fuera una pequeña niña, ahora iba con su cuerpo. Lo miró y supo que había un cambio que era notorio, pero a su vez nulo, también se percató de las pequeñas marcas que la Avatar le había dejado como señal de que ella había estado ahí y que ese cuerpo ahora era de su propiedad. Una vez limpia, secó su cuerpo y puso frente al espejo para terminar de darse los últimos retoques. Se peinó, maquilló y se colocó la ropa que usaba para trabajar y se miró por última vez. «Oh... maldición...», pensó la joven ingeniera al ver las pequeñas succiones rojas que estaban en su blanca piel, miró entre sus artilugios y buscó su base, con algo de aquella pasta ocultó las manchas rojas y se miró de nuevo. Ahora si estaba lista.

Salió del baño y observó que su novia aún estaba dormida pero esta vez de una forma extraña: Tenía un brazo sobre su cabeza y el otro sobre su abdomen, una de sus piernas estaba totalmente extendida en donde anteriormente ella se encontraba acostada y la otra seguía en su lugar original. «Espíritus, ¿qué haré contigo, Korra?» pensó la ingeniero sonriendo al ver tal escena. Se encaminó en su dirección y la trató de acomodar la mejor manera que pudo, se agachó lo suficiente como para quedar a su altura y se permitió observarla un rato, parecía una pequeña niña y ese aura le encantaba, contrastaba su semblante adulto que ella representaba. Así eran ellas. Asami la actualidad, Korra lo tradicional; La ingeniero la madures, la Avatar el espíritu cambiante de un niño. Vio el reloj que marcaban las ocho, tenía una hora para llegar a su oficina y desayunar algo. Se inclinó lentamente hasta lograr darle un ligero beso a su pareja en señal de despedida.

- Korra, amor, me tengo que ir a trabajar. - La morena balbuceó algo carente de lógica y eso hizo sonreír a la chica. - Ya me voy, iré por un café y después....

Pero Asami no pudo acabar de decir lo que quería, su novia la tomó de la cinturita y la acostó de nuevo en la cama, la colocó debajo de ella permitiéndole ver aquel tonificado y bien trabajado cuerpo que en la noche anterior había tenido el honor de palpar y hacer más cosas.

- ¿A caso te di permiso de irte y dejarme aquí, solita? - Murmuró Korra dandole una sonrisa a su novia y dejándose caer arriba de ella.

- ¡Oye, Korra, quítate! ¡Me tengo que ir a trabajar y estoy limpia! - Se quejó la mujer sintiendo como la morena se volvía a poner entre sus piernas y le alzaba la falda.

Nuestra historia sigue.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora