El humano viendo como el dragón estaba durmiendo plácidamente, aprovecho y hizo otro intento de escape, cuando estaba llegando a pie de la montaña, se sintió feliz, pues era lo más lejos que había llegado, corrió sin importarle nada hacia el bosque, sin saber que un dragón de color plomo con toques morados lo había visto, y se lamía los labios por el hambre de comer carne humana.
Tú estabas bastante agotado, y además estabas un poco débil, ya que habías ido al "Gran cielo" y habías dado mucha energía a unos dragones celestiales, ya que estos no podían tener un huevo, y tú cómo el gran y buen dragón que eras, les diste energía suficiente para que la pareja puediera por fin tener su tan ansiado huevo, ya que la energía de ambos parecía no ser suficiente para formar el cascarón... Ya que al ser celestiales, la energía y magia que se ocupaba en esto era mucho mayor, y aveces si no recibían ayuda, uno podría hasta morir.
Y por eso estabas agotado, pero feliz ya que te enteraste a los pocos minutos de irte devuelta a la Tierra, que si había funciónado y no habías desperdiciado magia inútilmente.
Todo iba bien, Katsuki estaba tranquilo (milagrosamente) y tú podías descansar... No fue hasta que escuchaste a las lejanías el grito de tu humano que te diste cuenta de que no estaba en la cueva, la ansiedad te atacó de golpe, ya que habían seres o incluso algunos dragones, que buscaban carne humana.
Saliste de tu cueva lo más rápido que tu cansado cuerpo te permitió, sin contar también que tú adrenalina estaba a todo lo que daba.
Los recuerdos son borrosos, solo sabes que lo último que captaste estando consiente, fue a tu lindo humano herido de un brazo (un rasguño pequeño) y a un dragón con todas las intenciones de engullircelo. Después son solo fragmentos, tu lanzandote contra el otro dragón, el dolor de las mordidas y rasguños, el sabor de la sangre del otro dragón en tu boca, el dolor en tu espalda al ser empujado hacia el suelo, el dragón sobre ti queriendo ir por tu cuello, los gritos de Katsuki y el olor a su miedo, sus lágrimas callendo de sus hermanos ojos rubí, tu ahora siendo el que está arriba del otro dragón, el dolor en tu ala al sentir una bola de fuego atravesarla y tú disparándole una de tus bolas de plasma azul que literalmente, le hizo cenizas la cabeza. Y lo último tu arrastrando al humano devuelta a la cueva y como al verlo nuevamente seguro, tu conciencia se fue.
De eso ya pasó una semana, no habías nisiquiera volteado a ver a humano, este traba de acercarse a ti y tu con tu cola lo alejabas, el sabor metálico de tu sangre no era muy agradable, tu ala estaba muy lastimada y tenías muchas marcas de mordidas y arañazos en tu cuerpo, estabas muy débil, necesitabas ir al lago de agua cristal, que era un manantial sagrado para dragones.
Así que un día, simplemente agarraste al humano con tu cola y lo tiraste a tu espalda, saliste de la cueva delizandote por el borde de la montaña, caminante de manera rápida por bastante tiempo, tu cola protegía al humano del frío y el viento (también evitaba que se callera), habían veces en que te detuviste ya que tú cuerpo herido te rogaba descanso, lo que para un humano normal serían 4 días en auto o dos en avión, para ti fueron 9 horas. (Aunque solo un muy reducido grupo de dragones conocía el manantial) Duarte el camino habías recogido fruta para el humano y lo dejabas bajar a tomar agua o hacer sus necesidades, este había tratado de hablar contigo pero tú simplemente lo ignorabas, cuando notabas que terminaba lo volvías a subir a tu lomo y emprendidas el viaje, cuando llegaste no pudiste evitar sisear de felicidad, dejaste al humano en el suelo y te sumergirse en el agua.
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