La noche

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Kurt sabía lo que significaban las palabras del Sr. Anderson, lo sabía perfectamente, era el límite que le había puesto anteriormente, a pesar de saber lo que iba a pasar, no estaba nada nervioso, estaba con Blaine, la persona que lo amaba, y él amaba y confiaba plenamente.

Entraron al apartamento del profesor perdiendo los zapatos de por medio y la corbata de Blaine salía volando entre risas y golpes por toda la casa, contra la mesa, la pared, el sofá... Blaine lo cogió en el colo y corrió a la habitación con el, saltando a la cama y acompañando las risas del menor.

Se miraron con amor, deseo, pasión... lujuria, pero sobre todo, tranquilidad.

Habían desenchufado la corriente del timbre, del telefonillo y habían apagado los teléfonos móvilles, no querían que nadie les interrumpiera, era su momento de demostrarle a ese niño cuanto lo amaba, cuanto se preocupaba de él y lo cuidaría, mientras esperaba que Kurt confiase en él plenamente. Sólo querían su momento de intimidad, su momento, donde solo ellos dos existieran.

Kurt le dijo a su padre que iba a quedarse en una pijamada con Mercedes, Santana, Brittany y Rachel, mientras que Blaine no le tubo que decir nada a Sebastian, ya que éste se fue a un hotel por unos días por temas de trabajo y sexo, es Sebastian.

Las amigas de Kurt, aunque él se hubiese negado ante todo momento, sabían lo que estaba ocurriendo y lo que ocurriría en unos instantes.

Mientras tanto, ellos se seguían mirando, como la primera vez, pero a parte, con lujuria, con los ojos dilatados, juntaron sus labios rojos e hinchados fundiéndose en un suave beso.

Blaine fue desabrochando botón a botón la blusa de Kurt, mientras éste le sacó el jersey por la cabeza con desesperación, mientras reían a carcajadas por la necesidad de ambos.

Ya con las camisetas fuera, después de varias risas y golpes, Blaine empezó a recorrer el cuello del castaño con deseo, mordiéndolo levemente y dejando pequeñas marcas en él. Después de varios minutos, que parecieron horas, fue bajando por su pecho lentamente, disfrutando cómo el alumno se retorcía bajo los besos del profesor. Empezó a jugar con un pezón que rápidamente pasó al otro y siguió bajando hasta el botón del pantalón, que lo sacó con los dientes sin ningún esfuerzo.

Kurt no podía estar más exitado, quería a Blaine, lo quería dentro suya y ya.

Por más que éste gimiera que se diera prisa, Blaine se tomaba todo su tiempo para memorizar y analizar todo el cuerpo del castaño mientras él se retorcia bajo sus toques.

"Blaine, YA" gritó Kurt por enésima vez, mientras éste sólo se reía y empezó a desabrochar sus propios pantalones, quedando los dos en boxers, con los ojos más dilatados posibles, mirándose completamente con lujuria. Volvieron a un beso, pero más apasionado, con más deseo.

Poco a poco, los boxers de ambos cayeron al suelo y del cajón de la mesilla salió un lubricante color rosa sabor a fresa, según el embase, lo cual probocó la risa del menor.

Blaine empezó a calentar el lubricante con sus dedos, y empezó a empujar poco a poco, dedo a dedo, en la entrada del castaño, quien se retorcía del dolor y del momento, pero poco a poco fue acostumbrándose a ello, hasta que llegó el momento, y ambos lo sabían.

Después de que Kurt se acostumbrara a los tres dedos del Sr. Anderson, éste cogió el lubricante y empapó su miembro con él, el cual empezó a entrar con cuidado en su entrada. Kurt gritaba, gritaba de placer.

Después de unos segundos, cuando el castaño se acostumbró al miembro del mayor le indicó que estaba preparado.

Empezaron a moverse suavemente, poco a poco, al ritmo que se daban suaves besos, pero poco a poco fueron subiendo los movimientos, Kurt disfrutaba del placer del momento, no quería que eso se acabara, pero tan solo unas embestidas fueron suficientes para que los dos se vinieran en sintonía.

FIN.

Prácticas y algo más [KLAINE]Where stories live. Discover now