—Es mi hija también. —declara con fastidio ante mi actitud, lo sé.

Coloco una mano en mi cadera, con el fastidio al tope.

—Si sigues así, ahora mismo puede ser de cualquiera. —exclamo furiosa. Su mirada se endurece y cierra la puerta detrás de él en un portazo.

Ambos nos observamos por largos segundos, parece buscar algo en mi mirada mientras yo busco tranquilidad en mi cuerpo. No quiero seguir con esto, no se que debo decir o hacer para alejarlo de mi y sacarlo de aquí, su simple presencia hace enloquecer mi corazón.

—Erika —masculla, se que no le ha gustado un mínimo mis palabras —. Te arrepentiras de lo que dices al saber que soy inocente, te amo y jamás haría algo para lastimarte.

Sus palabras me sorprenden, hacen enloquecer a mi enamorado corazón pero sigo en mi posición de no caer en sus redes.

—No te creo. —suelto sincera, volteo y camino a la sala, rendida al saber que no se irá.

—¿No es suficiente prueba saber que te amo?, ¿qué estoy loco por ti? Mis acciones hablan por mi, estoy aquí, luchando por ti; intentando reparar algo que dejamos que destruyeran. —volteo a verlo con molestia, detiene sus pasos abruptamente y tiro mi bolso sobre el sofá a mi lado, para luego poner mis manos en mis caderas.

—¿Qué dejamos destruir?, ¿yo te engañe, Benjamín? —suelto indignada, apuntandome.

—No te he engañado y si no fuera porque no tienes confianza en mi, esto no habría pasado. —me apunta con vehemencia. Jadeo y sonrío de lado con la boca abierta, incrédula ante sus palabras.

—Confío en ti. Al menos lo hacía.

—No, no lo haces. Si eso fuera cierto, escucharias y creerias las palabras de tu futuro esposo, el hombre que puso un anillo en tu dedo, el que te persiguió por cuatro años esperando que lo amaras... y, el que te perceguira toda la vida no importa cuantas veces te vayas.

Sus palabras me enternecen, trago duramente y lo observo sin saber que decir exactamente. Buscando las palabras adecuadas para las suyas.

—Benjamín...

—No, escuchame a mi. —insiste. Lo observo unos segundos y las palabras de Jonh se repiten en mi cabeza.

«A veces es bueno callar y escuchar»

Y para la cereza del pastel, la voz de Ashley llega a mi mente.

«...si de verdad él te ama, entonces debes escuchar...»

Suspiro y me cruzo de brazos, asiento ante el pedido de Benjamín y dejo que hablé.

»Nena... —toma un paso lento a mi, estudiando mi reacción. Sin embargo —y para sopresa de ambos—, me mantengo en mi lugar sin detener su lento acercamiento que logra ponerme cada vez más nerviosa con cada paso que da —. Bonita, yo solo te amo a ti... Créeme —respiro profundo y con fuerza aprieto mis abrazos —. Sé que no soy el mejor hombre del mundo y mi pasado es jodido, pero yo, hoy, te amo a ti..., tú eres mi presente y mi futuro. Eres a quien quiero para acompañarme el resto de mi vida, solo tú, Erika. Junto a ese hermoso bebé que llevas... son mi mundo, y no puedo, no quiero perderte. ¿Entiendes lo que me has hecho?, sin ti yo no... —baja la mirada y niega mientras ríe suave. Se mantiene callado, noto como traga con dificultad —. No deseo seguir viviendo la vida de mierda que llevaba antes de ti —termina frente a mi, levanta sus manos con cuidado y me las ofrece —. Por favor, créeme... ¿sí?

Me encuentro dudando entre lo que puede estar bien y lo que claramente esta mal, sin saber que es lo correcto. Acaricia mi brazo y me da cierto escalofrío por lo cual me suelto de mi misma, bajando mis manos. Aprovecha ese intante para tomar mis manos, tirando de ellas y acercándome a él. Acerca su rostro, mientras bajo la mirada, intentado a toda costa evitar la suya.

ℳάs.Where stories live. Discover now