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Para empezar, hagamos una lista de las cosas que salieron mal desde que Jinho se levantó:

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Para empezar, hagamos una lista de las cosas que salieron mal desde que Jinho se levantó:

1) No había agua.
2) Sin agua, sin café, sin desayuno. Perfecto, hambre toda la mañana.
3) ¿Universidad? ¡Un desastre!
4) Se rompió su paraguas hacía unas semanas, aunque eso no importaba porque hacía sol.
5) Mentira. Llovió a cántaros justo cuando debía volver a casa.

Y ahí estaba Jinho, en la puerta de su casa, buscando las llaves en su mojada mochila... que no estaba en ningún bolsillo.

Tampoco es que sus mojadas manos ayudasen de algo. Sus movimientos para abrir los cierres eran torpes, ¿los humanos se hacían torpes cuando estaban mojados o era su ropa asquerosamente pegada a su cuerpo que lo estaba molestando?

Y después de revisar en el bolsillo de adelante, atrás, adentro, en las mangas e incluso en su pantalón, concluyó en algo maravilloso.

6) Perdió las llaves.

Bufó, se estaba poniendo molesto. El día no había sido el mejor, de hecho, ¡fue el peor de la historia de Jo Jinho! Y eso que mañana vendría peor, seguramente. Su vida era una meseta en ascenso de mala suerte.

Bueno, no tanto.

Se oyó cómo metían la llave desde el otro lado de la puerta y la abrían con facilidad.

Su amor, su bebé, su cielito, su ternurita, su gatito hermoso, su chiquito gigantón precioso estaba en su casa, con el delantal puesto, ese que le había comprado para que combine con el suyo.

—Hola, bebé— saludaba su angelical novio, Wooseok, secando sus manos con un repasador —. ¿Te agarró la lluvia?

—Supongo que sí— Jinho miró toda su ropa empapada; desde sus zapatillas rojas y ¿blancas? (marrones por el barro) hasta su campera deportiva negra. Ni hablar de sus jeans que estaban llenos de barro.

—Iré a buscarte una toalla ¡pero quieto ahí! No limpié tu casa para que lo ensucies con tus mugrosas zapatillas.

—Lo siento, mamá. No volverá a pasar.

¿Terrible día dije antes? Pero si Wooseok estaba en casa de Jinho, había limpiado todo y, para mejor, podía olerse que estaba cocinando también.

Daba igual lo mojado que estaba o lo mal que le fue en la universidad. Jinho sonreía de oreja a oreja, con ese brillito en los ojos de enamorado, porque su frutillita estaba en casa y se encargaría de demostrarle que no fue tan mal día después de todo.

¿Qué más importaba? Hoy seguro estaría estornudando mientras Wooseok le hace mimitos en el pelo.

strawberry | wooho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora