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Steve miró a Tony entrar a la casa con un gran sonrojo, sonrió coqueto, el no era así, pero debía de conquistar a Tony de alguna manera, siguió rompiendo la madera hasta que el montón quedo en cero.

-Muchas gracias Capitán, yo solo con el hacha jámas hubiese terminado.

-No hay de que, es agradecimiento por traernos aquí.

Con la mirada Steve buscaba a Tony y al no verlo decidió meterse a bañar. - Señorita Barton ¿Puedo entrar a bañarme?

-Por supuesto pero creo que ahora el señor Sta...- Se cayó al ver los ojos de su marido y Natasha, la indirecta silenciosa había quedado clara- Es el pasillo la primer puerta a la derecha.- Sonrió grande, Steve agradeció  y fue por su ropa al carro pues aún faltaban de bajar las maletas.

Con ropa y toalla en mano se dirigió al baño, al abrir la puerta su cuerpo chocó con otro de menor tamaño haciéndolo caer.- ¡Mierda!- La toalla de Stark había caído junto con él, revelando un cuerpo con gotas resbalando por la piel exquisitamente bronceada.

Steve tragó saliva, su mirada se perdió en las gotas, imaginó que en lugar de las gotas de agua fueran las gotas de su esencia derramada en el pecho del castaño. Se relamió los labios recorriendo su cuerpo de arriba a abajo y saboreandolo en su mente.

-¡Stiff, dame permiso por favor!- Estaba tan perdido en el castaño que no había escuchado su llamado, se hizo a un lado y cuando Tony pasó por su lado no pudo evitar darle una nalgada sonora que lo hizo saltar.

-Quien fuera toalla para estar sobre tu cuerpo.

-¡Ah, mis ojos y oídos!- Clint, que había visto toda esa escenita se tapó los ojos, ya era el segundo trauma, no quería saber como sería cuando ya fueran pareja. Tony con las orejas rojas solo pudo cerrar de un portazo la puerta de la habitación donde se cambiaría.

Natasha estaba segura que esa nalgada le había encantado a Tony, ella y Pepper conocían como la palma de su mano al millonario.

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-Muy bien Legolas ¿Dónde dormiremos?

La noche había caído y gracias a Odin; Steve ya no le había dicho nada a Stark quien agradecía en sobremanera, le gustaba Steve, mucho, pero le daba vergüenza admitirlo y más si este le hacía comentarios como los dos anteriores. Estaba seguro que si esto fuera en la Torre o en su casa en Malibú se resguardaria en su taller, pero aquí no tenía nada con que entretenerse por horas.

-Pues bien, tu dormiras con el Capitán, Nat dormirá sola, mi esposa y yo dormiremos en otro cuarto.- Barton iba a juntar a Steve y a Tony a como diera lugar, no por eso había mandado a sus hijos con la mamá de su esposa, no quería generarles traumas que el ya estaba teniendo.

-¿¡Por qué con él!?- Tony se levantó exaltado- Puedo dormir con Nat.

-Claro que no, es una dama y necesita su propio espacio- Steve miró a Natasha sonriendo- Solo es una semana Tony.

El castaño bufó y sacó su maleta para llevarla a la habitación dónde se quedaría. Al poco rato todos se despidieron para ir a dormir, no pudo evitar ponerse nervioso cuando Steve le dió la espalda y se quitó la playera dejando a la vista su trabajado cuerpo, bajó sus pantalones revelando así unos boxers con estapado de Iron Man.

-¿Te gustan? Los compre porqué así puedo tenerte en mis piernas.

-¡Steve!

Y de nuevo otro sonrojo apareció en Tony, se acostaron en la cama con el castaño dandole la espalda al soldado. No podía dormir, no con semejante hombre abrazado a el y con todo el calor del mundo.... Bueno, tampoco intento quitarlo.

Y así, el segundo paso para juntarlos estaba cumplido.

"Inicio del trauma"Where stories live. Discover now