Respiro profundo, me encuentro nerviosa ante la puerta de la oficina de Benjamín. Mis manos sudan y no se que hacer.

«Escuchar...», se repite en mi mente. Asiento a mi misma brindandome entusiasmó. Llego frente a la puerta y cuando tomo el poco detengo mis pasos al escuchar gritos al otro lado.

—¡Lo que paso anoche fue un error y me trajo mucho problemas! —reconozco la voz de Benjamín.

—Vamos, Benjamí —canterrua, siento asco ante sus palabras y estoy decidida a abrir la puerta —. ¿No podemos repetir como la última vez? —abro la puerta luego de oír eso y me siento aún peor.

Ambos me observan. La expresión de Benjamín demuestra cansancio, confusión, frustración.

—¿Re-repe... tir? —murmuro sin poder creer a que se refería.

—Sí, me acoste con Benjamín—cruza sus brazos mirándome con superioridad. Sus palabras son un puñal, dejándome sin aire.

—Erika, no la escuches eso fu...

—¿¡Me engañaste!?—lo interrumpo gritando sin creerlo.

Aprieto el pomo de la puerta, mi respiración se acelera mientras él se acerca a mi.

—No, amor, por favor, sería incapaz. —retrocedo un paso y Benjamín se mantiene quieto, esperando —al parecer— no auyentarme.

—Hay tantas cosas que no sabes, Erika... —murmura la mujer detrás, aprieto mis labios con furor y, fastidiada la miro.

—Cállate de una jodida vez, Ana —voltea a verla reprochandola, niego volteando y alejándome de él.

Salgo de la oficina y camino al asensor con apuro.

Toco mi cabello y suspiro esperando lo peor. Lágrimas quieren salir de mis ojos pero no me lo permito, mi corazón duele...

»Solo esta vez, esta vez escucha porque hay una muy buena explicación para lo que esta sucedi... —sus pasos se escuchan detrás de mí, tratando de seguirme el paso.

—No puedo creerlo, soy una estúpida. Vine aquí a disculparme porque pensé que hice mal por «exagerar» y me dije a mi misma «Oh, pobre mi Benjamín; debe estar mal», pero te ves muy bien en la oficina con tu amante. —interrumpo soltando mis quejas, toco brusca el botón del elevador y suelto una risa sin gracia.

—Amor, fue hace mucho tiempo. Me acoste con ella antes de conocerte, antes de saber que eres tú la mujer indicada. —explica, niego con lágrimas en mis ojos.

—No me mientas Benjamín Maxwell, ya no creo nada de lo que dices. —me abrazo a mi misma, tratando de consolarme y bajar el rápido ritmo que lleva mi corazón.

El asensor se abre y me adentro a el para tocar el botón, Benjamín se interpone entre las puertas y las sostiene haciendo que estas se vuelvan a abrir.

—¿Cuándo te he dado razones para que dudes de mi? —pregunta mirandome a los ojos.

—Basta, me haces ver como la mala de la película pero el mentiroso eres tú. No quieras manipularme, no vas a conseguir nada de mi, ya no más.

Lo apunto acusaroria y este respira profundo. Se toma unos segundos y se aparta de las puertas.

—¿Qué quieres decir? —murmura, ve mis ojos.

Las puertas comienzas a cerrarse.

—Se acabo, Benjamín. —se queda estático en su lugar, sus ojos comienzan a tornarse rojos al igual que su nariz.

Una lágrima cae de mi rostro mientras las puertas se cierran frente nuestro, lo último que veo... son sus celestes ojos mirarme hitamente mientras murmuro las palabras más duras que alguna vez dije.

ℳάs.Where stories live. Discover now