—Finalmente, pensé que ya estabas empezando a delirar. Te pido una disculpa por haberme dormido y hacer que me cargues.–Comentó el castaño arrepentido.

Senku solo lo observó sonriendo como solo el sabe.

—No te preocupes Chrome. Sigamos adelante.–Dijo el pelo de cebollino siguiendo su viaje.

O eso pensaba.

Su atención fue llamada por un pequeño rayo de luz que provenía del oeste.

—Por aquí.–Comentó para que Chrome lo comenzará a seguir.

Estaba seguro que allá encontrarían uno de los tantos materiales que necesitaban.

El castaño algo confundido solo le siguió el paso hasta poder alcanzarlo.

—¿Donde vamos?

—Vi oro que nos puede ayudar a crear los hilos, sígueme.

—¿Oro en medio del bosque? ¿no es que solo hay en cuevas y en el agua?

—Quizá alguien del grupo de Tsukasa lo haya saqueado, e incluso puede ser el mismo Hyoga.–Comentó Senku acercándose al objetivo.

—¿No es peligroso?

—Si se les olvidó, fue porque fueron atacados por un animal salvaje, por lo cual ahora es de nosotros.

Finalmente llegaron al lugar...y Senku se decepcionó por completo.

No era más que una simple estatua.

Una que era iluminada por el sol.

Este apretó los labios chasqueando la lengua dándose un pequeño golpe a su cabeza por otra vez jugar con el.

—Es una estatua...–Comentó Chrome señalando la persona envuelta en piedra.

—¡Me equivoqué!–Dijo el ojicarmesi haciendo una mueca.

Pero algo le llamaba la atención.

Si tenía oro.

Y es una pequeña pulsera que llevaba en su muñeca.

Solo iba a retirar la piedra y volver a casa...pero le dió por desherredar a la persona dentro de las lianas del árbol.

—Chrome, ayúdame.–Dijo hacia al castaño.

—¡Si!

Chrome sostuvo con fuerza la estatua humana mientras Senku rompía las lianas que impedían la libertad para el cadáver.

Finalmente pudo quitarlas todas, por lo que le pidió a Chrome que le diera la estatua, este obedeció dándole el cadáver a Senku. Lo puso frente al árbol listo para quitar el brazalete.

Pero grande fue su sorpresa al ver su rostro.

Ese tan deseado rostro.

El muchacho botó todo el aire en sus pulmones colocando su mano en la cintura de la estatua...estaba feliz.

Finalmente la había encontrado.

—Chrome, vuelve al campamento.–Dijo Senku colocando su nariz en el brazo de la estatua.

—¿Que? Pero Senku, ¿a donde vas?–Preguntó el chico bastante perplejo.

—Seguiré buscando solo.–Comentó quitando el brazalete de oro en la muñeca del cadáver.

El castaño asintió y se fue camino a su aldea. La estatua mantenía sus brazos cubriendo su rostro, con este hacia un lado, con el ceño fruncido y los ojos cerrados, como si estuviera esperando lo que debe de pasar...algo normal para ver como una luz extraña te vuelve de piedra.

Los Escritos de Senku|| Ishigami Senku X lectora||Dr.Stone||Where stories live. Discover now