Capitulo 2 - El niño salvaje

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La abrió y vio las hojas de distintos colores y formas que había recogido de pequeña en el bosque, también un ramo de flores ya seco que le había dado aquel niño y un colgante de piedras negras irregulares que hizo cuando apenas tenia doce años y de repente un millón de recuerdos asaltaron su cabeza.

~Flash Back~

Diana estaba muy nerviosa, era la primera vez que iba al bosque sola sin que sus padres supieran nada, tendría diez años y su padre ya le había empezado a enseñar a cazar aunque ella apenas sabia apuntar con el arco, lo único que le gustaba era correr por el bosque y trepar a los arboles, sabia que el lago estaba cerca, pero nunca se acordaba de en que dirección había que ir, los arboles silbaban cuando el viento movía sus hojas, eran finales de verano y las hojas empezaban a caerse de los arboles.

Ella decidió subir por algún árbol para conseguir mejor vista desde lo alto como le había dicho su padre que hiciera cuando se perdiera. Así que eligió un árbol lo bastante alto y grueso como para poder agarrarse sin dificultad y subió hasta que vio una superficie que brillaba a unos veinte metros al este de ella.

Rápidamente bajo y se encamino hacia el, sin darse cuenta de que una sombra la seguía de cerca, era un muchacho rubio un poco mas mayor que ella. Diana siguió andando hasta llegar al lago allí se sentó en la roca en la que se había sentado un centenar de veces desde que había ido con su padre al bosque, el sonido del agua cayendo desde la cascada la relajaba cuando estaba nerviosa, aunque nunca se había sentido tan bien como ahora, normalmente su padre la acompañaba siempre y no tenia tanta libertad.

Estuvo allí toda la tarde oyendo a los pájaros y riéndose mientras las ardillas se quitaban las bellotas una a otras, cuando a lo lejos oyó el aullido de un lobo, su padre le había avisado miles de veces antes de entrar en el bosque que tuviera cuidado con ellos y que si los oía, aunque fuera lejos, corriera hacia casa y eso fue lo que ella hizo.

Corrió, pero no sabia por donde había venido, los aullidos sonaban mas cerca y ella estaba demasiado asustada como para penar en nada mas, volvió al lago y empezó a correr en dirección opuesta a el todo recto, olvidándose de todo a su alrededor, pensando solamente en llegar a casa. El lobo se oía cada vez mas cerca y no sabia hacia donde mas correr, notaba los pies como si fueran de plomo y había empezado a llover, así que hizo lo primero que se le ocurrió, busco un árbol alto y empezó a subir.

En lo que ella no había pensado era en que la madera estaría tan mojada como para resbalarse y cuando se le resbalo el pie derecho ya estaba a tres metros del suelo, intento seguir subiendo hasta llegar a una rama que aguantara su peso, pero estaban demasiado altas para ellas, intento avistar su casa, pero no se veían mas que arboles. Se había perdido y los aullidos del lobo se oían a pocos metros de ella, cuando, de repente, el lobo apareció a sus pies gruñendo furioso.

Diana pensó que todo se había acabado, no aguantaría mucho mas allí arriba y el lobo parecía que pudiera estarse allí hasta que se hiciera de noche, noto que algo húmedo le caía por la mejilla, al principio pensó que era una gota de lluvia, pero luego se dio cuenta de que era una lagrima, ella rara vez lloraba se sentía demasiado vulnerable cuando lo hacia así que se las arreglo para no derramar ni una lagrima mas.

Ella vio como de la oscuridad del bosque salia una sombra, un muchacho con el pelo dorado, el mismo que la había estado siguiendo sin que se diera cuenta, el le indicaba que callara con el dedo indice pegado a sus labios, así que intentó tranquilizarse agarrada al árbol. El lobo no dejaba de mirarle, el chico cogió silenciosamente una piedras y se las metió en el bolsillo y luego subió por una árbol. Diana no sabia como había podido llegar tan alto en el árbol con lo resbaladizo que estaba, pero el parecía no tener dificultades para subir, como si llevara años haciéndolo. Saco una piedra del bolsillo y se a tiro al lobo para atraerlo hacia el, lo que funciono para alegría de Diana. Siguió tirandole piedras cada vez mas fuerte hasta gruñendo de rabia, el lobo se acerco demasiado al árbol y el muchacho bajo de un salto para acabar encima de el clavandole un cuchillo en la pata.

Diana se había quedado boquiabierta por la rapidez con la que el muchacho había saltado sobre el lobo sin pensárselo dos veces, sin pensar que podría haber muerto en el acto. El pie se le resbalo del árbol y por lo que pareció un montón de tiempo estuvo cayendo por el árbol hasta que su cabeza toco el suelo con una fuerza brutal y ella perdió el conocimiento.

El lobo salí corriendo como si su trabajo estuviera echo y el niño corrió a ayudarla, la llevo de vuelta al lago para lavarle las heridas, el pelo de Diana tenia un color rojizo en la zona donde se había dado con el suelo. El golpe no había sido muy grabe, por lo que Diana despertó al pasar un par de horas y lo primero que vio fue al chico que la había salvado arrodillado en el lago bebiendo agua.

Poco a poco se incorporo, le costaba respirar y le dolía mucho el tobillo derecho. El muchacho la vio y se acerco a ella despacio, el sol estaba desapareciendo del cielo y Diana sabia lo que le esperaba en casa, así que empezó a preocuparse.

-¿Sabes como ir al pueblo?¿O como salir del bosque? -pregunto casi sin respirar.

-Podrías decirme gracias -dijo el muchacho rubi con una sonrisa de ironia en la cara- te he salvado de ese lobo.

-Gracias -dijo Diana bajando la cabeza- necesito volver a casa o mis padres se preocuparan, ¿sabes por donde esta el pueblo?

El chico lo medito un poco, era la primera vez que veía a alguien que se había adentrado tanto en el bosque y no quería que se fuera tan pronto, pero al final decidió ayudar a la chica.

El camino de vuelta se hizo mas corto de lo que le parecía a Diana, ella le contó como era el día a día en su casa, como había aprendido a coser y a tejer con su madre mientras su hermana las miraba sentada en el suelo o como había ayudado a su padre ha hacer la comida y el le había prometido enseñarle a cazar y el le dijo que no tenia padres y que desde siempre había vivido en el bosque, también que solo hacia excursiones al pueblo de vez en cuando.

Cuando llegaron a casa de Diana era de noche, así que se despidieron y cada uno se fue por su lado, en casa le reprocharon el llegar tan tarde aunque ella no les contó nada sobre el chico al que había conocido.

~Fin del Flash Back~

Diana nunca olvidaría al niño salvaje que la salvo de aquel lobo, no conseguía acordarse de su cara, pero jamas olvidaría su pelo, dorado como la luz del alba, aquella noche. Lo recordaba perfectamente saltando encima del lobo, con aquel brillo de la adrenalina en sus ojos, sin temer lo que le pudiera pasar de que el lobo lo esquivara.

A partir de ese día coincidieron muchas otras veces en el bosque, algunas veces cuando se escapaba de casa enfadada con su madre, el la hacia reír como si no pasara nada, o la miraba desde las sombras cuando iba a cazar con su padre. Pero Diana nunca se dio cuenta de que aquel muchacho la protegia desde las sombras.

Los dias con el fueron pasando, en algunos se sentaban en un pequeño descampado que había en el interior del bosque y miraban al cielo, mirando simplemente las nubes. A Diana le encantaban esos momentos de paz, algunas veces no creis que el muchacho que tuviera al lado fuera un niño, parecia una persona adulta.

El nunca salió del bosque, siempre esperaba a Diana en las afueras de el y cada dia se adentraban un poco mas, le enseñaba como eran las plantas que se podian comer y cuales eran venenosas.

Ella aprendio mucho en esas horas con el muchacho, algunas veces su padre se estrañaba por todo lo que parecía saber su hija sobre las plantas del bosque o con la rapidez con la que subia y bajaba de los arboles. Aunque nunca le pregunto nada acerca de eso y Diana se lo agradecía.

Alas blancasOù les histoires vivent. Découvrez maintenant