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La luna colgaba baja, roja como una herida abierta en el cielo. Evelyn corría sin saber hacía dónde iba. El bosque la envolvía con sus sombras, y las ramas parecían alargarse para atraparla, como si el bosque tuviera vida propia e intentara retenerla allí.

Una voz, antigua y escalofriante, la llamaba desde todas partes.

"Despierta."

Sus pies se hundían en la tierra húmeda, sus pulmones ardían, pero lo que más la aterraba no era la carrera interminable, sino la sensación en su interior: un fuego ardiente que quemaba su sangre, que se extendía por cada nervio como una llamarada.

De pronto, un espejo se alzó frente a ella, brillando en la penumbra. En él, no se reflejaba su larga melena oscura y ojos marrones. La figura que la observaba tenía los mismos rasgos, pero los ojos ardían en un rojo incandescente, y el cabello parecía desprender destellos de sangre. 

Evelyn abrió la boca para gritar, pero lo único que salió fue un susurro en un lenguaje que jamás había escuchado. 

"Noctis."

De repente, el cristal se rompió.

Evelyn despertó.

—¡Ah! —jadeó, incorporándose de golpe. El sudor le empapaba la frente, el corazón golpeaba como si quisiera escapar de su pecho.

La luz tenue de su habitación parecía ser un contraste cruel con la oscuridad de su sueño. Recorrió su habitación con recelo y su mirada se centró en un viejo librero que contenía sus libros del instituto, a un lado se encontraba el póster descolorido de una banda que ya casi no escuchaba, y la chaqueta de su mejor amiga, Cerise, colgada en la silla de su escritorio. Todo normal. Demasiado normal. 

Excepto por el espejo.

Evelyn lo miró, temblando. Sus ojos, deberían ser marrones, apagados, como siempre lo habían sido. Pero no lo eran.

El reflejo le devolvió una mirada que la dejó fría, era la misma que la de su sueño. 

—No... no puede ser... —murmuró, retrocediendo hasta chocar contra la pared. Parpadeó una, dos veces. Y como si nada hubiese ocurrido, el color desapareció. Solo quedaron sus ojos castaños de siempre.

De repente, un golpe en la puerta la sobresaltó.

—Evie, ¿estás bien? —era la voz suave de su madre adoptiva, Josephine.

—¡Sí! —respondió rápido, intentando controlar su respiración—. Solo... solo fué una pesadilla.

Escuchó un silencio breve del otro lado, como si Josephine dudara si insistir o no, pero al final decidió concederle su espacio y se alejó. 

Evie dejó escapar un suspiro tembloroso una vez que escuchó los pasos de su madre alejarse y volvió a centrar su vista en el espejo. Nada. Solo su reflejo normal. Una chica corriente de quince años. Pero en lo más profundo de su ser sabía que había algo más, algo diferente, algo que no podía ignorar. En lo más profundo de su ser presentia que a partir de esa noche nada sería igual, y vaya que no se equivocó. 

Las palabras de su sueño seguían resonando en su mente, como si de un eco en lo más recondito de su mente se tratara. 

Noctis.

La Elegida ha despertado.

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⏰ Last updated: Sep 10 ⏰

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𝐄𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐭𝐚𝐫 𝐄𝐬𝐜𝐚𝐫𝐥𝐚𝐭𝐚Where stories live. Discover now