La Belladonna

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La Belladona, una reina celada que habita en colinas umbrías y frescas, entre ruinas; en silencio

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La Belladona, una reina celada que habita en colinas umbrías y frescas, entre ruinas; en silencio. Es suyo el trono indiscutible de las viejas plantas mágicas; nadie puede comparársele en estatura, belleza o misterio. Sin embargo, su hermosura fue tan temida por los hombres, que terminó por recibir el destierro.

¿Han escuchado hablar de ella? ¿Sobre sus leyendas, conocen los relatos hilvanados con el verde áspero de sus hojas, quizás teñidos del color púrpura de sus flores campanuladas?

La belladona es reina, sí, pero reina en el destierro frío al que se condena a las mujeres cuya hermosura enloquece hasta la muerte.

Este arbusto de hermosas flores es originario de Europa, norte de África, y oeste de Asia. Se trata de una de las plantas venenosas más conocidas, ya que, a lo largo de la historia, desde el antiguo Egipto a la Edad media, se encargaron de fomentar su uso como potente narcótico

La Atropa belladonna es una hierba muy grande y, en especial, muy venenosa, mortal. Pertenece a la familia de las solanáceas, conocida por sus numerosas especies cultivadas en la huerta, como la patatera, la tomatera, el tabaco, el pimiento o la berenjena. 

El nombre de "belladona" significa "bella dama" y Atropa, que deriva de Átropos (una de las tres Moiras de la Mitología Griega). Su nombre hace alusión al mismo efecto seductor y misterioso (incluso venenoso) que tiene el halo de una hermosa mujer, y fue elegido debido a una práctica riesgosa que se llevaba a cabo en Italia. Históricamente, el jugo de la baya de belladona fue usado en Italia para agrandar las pupilas de las mujeres, dándoles un aspecto llamativo. Pero esto no era una buena idea ya que esta planta puede ser venenosa.

Esta planta crecía habitualmente a los lados de los caminos, atrayendo con su poder de seducción la atención y miradas de los viajantes. Este arbusto es de baja tolerancia a la exposición directa al sol. Suele crecer en terrenos sombreados y colinas boscosas o yacimientos carboníferos, puede alcanzar un metro y medio de altura. Sus principios activos se concentran principalmente en la raíz y el fruto, el cual es una baya esférica y negruzca, del tamaño aproximado de una cereza.

La belladona es clasificada como una de las plantas curativas con más propiedades, se ha usado desde hace siglos para diversas afecciones en las que se destacan en la actualidad principalmente la oftalmología, y también en casos de neuralgias, tos, asma y Parkinson.

Aunque su uso es considerado inseguro, la belladona se ingiere como sedante, para detener los espasmos bronquiales que ocurren con el asma y la tos ferina y como un remedio para los resfríos y la fiebre del heno. También se usa para los cólicos, la enfermedad intestinal inflamatoria, los mareos y como un analgésico.

En dosis bajas pueden provocar delirios y alucinaciones. En dosis altas, pérdida de memoria, parálisis, e incluso la muerte. Se recomienda prudencia en su uso, la guía de un profesional es necesaria para la aplicación terapéutica.


Creencias de la antigüedad

Esta planta ha sido considerada con propiedades mágicas en la Edad Media, ya que fue usada en prácticas secretas de hechicería por brujas de esa época. De acuerdo con algunas tradiciones europeas, el espíritu que habita dentro de la planta de Belladona solo sale una noche al año: la noche de Walpurgis, cuando se prepara para celebrar el Sabbath con las brujas. En tierras célticas hay una superstición que vincula a la belladona con una hechicera encantadora a la que es peligroso mirar, aunque una versión más generalizada sugiere que cierta secta de sacerdotes tomaba una infusión de belladona para honrar e invocar la ayuda de Bellona, diosa de la guerra.

Otra leyenda cuenta que cierto hechicero trató con esta flor a una mujer enferma, provocando un estado de sueño que se prolongó durante varios días. Al despertar, la mujer, se mostró molesta por haber sido despojada del estado hipnótico en que se encontraba, que la llevaba a lugares maravillosos, llenos de placeres y lujurias. Al dar a conocer su experiencia, se prohibió la flor y fue considerada como "demoníaca" por la iglesia.

Esta planta a sido objeto de muchas antiguas leyendas y creencias. Usada como narcótico por los antiguos egipcios, y por los sirios como antidepresivo o estimulante, para "alejar los pensamientos tristes".

Se dice que la belladona fue empleada para envenenar a las tropas de Marco Antonio durante la guerra de Esparta, según la descripción que Plutarco hizo sobre los extraños efectos que siguen a su uso. Con la misma planta fue envenenado Claudio, el emperador romano.

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