Los primeros dos años de su vida Sasuke fue un bebe bastante ordinario.
Un infante bastante mono con sus mejillas regordetas y risa fácil. Piel pálida, ojos negro obsidiana y cabello negro, rasgos Uchiha que combinados con los rasgos delicados que heredó de su madre lo hacían simplemente adorable.
Sin embargo, eso era todo lo remarcable sobre el. Su apariencia.
Sasuke no era un genio como Itachi. Y eso estaba bien, su hermano estaba feliz de que no fuera un prodigio porque esto significaba que podría disfrutar de una niñez normal.
Durante dos años, Sasuke disfruto de ser mimado por sus padres. De escuchar cantar a su madre, de aprender nuevas palabras de su padre, de jugar y reír con "Itachi-nii".
Todo estaba bien hasta que su hermano lo llevo al parque para jugar un rato.
Como siempre, estaba siendo cargado, a pesar de saber caminar, porque le gustaba ser consentido e Itachi era incapaz de negarle nada.
No era la primera vez que salía de casa. Su madre lo llevaba con ella cuando iba al mercado, al doctor o visitaban a alguno de sus tantos parientes e Itachi lo había llevado incontables veces de paseo.
Había visto el monumento muchas veces.
Debió haberlo notado antes, pero siendo honestos las caras talladas en la piedra eran burdas interpretaciones y realmente no se parecían nada a las personas que representaban.
Por otra parte, era un bebé. Tenía problemas poniendo atención a ese tipo de detalles y su concentración pasaba de una cosa a otra con suma facilidad.
En resumen, no era su culpa.
Probablemente hubiera disfrutado de un par de años más en bendita ignorancia si no fuera porque a Itachi le gustaba compartir su sabiduría mediante historias (Su hermano era un increíble narrador, su voz era agradable al oído y podía pintar imágenes con sus palabras, Sasuke amaba lo que él denominaba "hora de cuento") y hubiera decidido que era una buena idea hablar sobre los Hokages.
Lo cual, déjenme decirles, no lo era.
En cuanto escuchó el nombre "Tobirama" una cantidad de recuerdos se arremolinaron en su mente, produciéndole dolor de cabeza.
Eran imágenes que no tenían sentido para él. Pero que abrieron una puerta que debió haberse quedado cerrada.
En ese momento ninguno de los dos hermanos sabría porque Sasuke se echó a llorar y se revolvió con fuerzas hasta que la tranquila y melódica voz de su hermano lo arrullo y se quedó dormido.
Cuando despertó, a medianoche, en su cuarto, dentro de su cuna, rodeado de sus juguetes y con un dinosaurio verde de peluche (regalo de cumpleaños de Itachi, como amaba ese juguete) las cosas habían cambiado.
Su mente se había ajustado a todo el conocimiento que tenían aquellos recuerdos y su alma conectó con una parte suya que estaba dormida.
Cuando Sasuke abrió sus ojos se dio cuenta de que ya no era Sasuke. Que nunca lo había sido.
Recordó que su nombre era Izuna Uchiha.
Recordó a su verdadera familia. Y al mismo tiempo entendió que sus padres no eran sus padres y que su hermano no era su hermano.
Recordó haber muerto.
Recordó haber sido asesinado por Tobirama.
Ante eso solo pudo pensar. « Bueno esto apesta.»
