Prólogo: Odio

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Bueno, gente, aquí les traigo lo que sería una versión renovada de la historia "El Elegido de Asnelis". Dado que la había hecho cuando no tenía mucha experiencia y ahora he mejorado, decidí rehacerla. Sin más dilación, empecemos esta nueva historia.

Las ruinas de edificios y los cadáveres llenaban las calles de lo que alguna vez fue la capital de la región de Asnelis. Nekomata, elfos, ángeles, robots, dragones, kitsune, stella... Las vidas de muchos de los integrantes de esas razas se habían perdido. Y parados en el medio de todo, había dos personas.

"Parece que Leventhan no va a presentarse. Bueno, tampoco haría mucha diferencia después de lo que le hiciste". Yin le habló, con una notable satisfacción en su rostro.

"Supongo que me lo tengo merecido por ser un cobarde...". Asnelis habló con tristeza, recordando a sus amigos.

Lux, el dragón que guiaría a los humanos.

Angelus, el dragón custodio de los ángeles.

Deimon, el dragón custodio de los demonios.

Elementaris, la dragona de la naturaleza.

Mecano, el dragón de las máquinas.

Taitsuki, la dragona del día y la noche.

Y Cosmic, la dragona de las estrellas.

Sus vidas habían sido extinguidas por la persona frente a él.

"Ahora que solo somos tú y yo, hay algo que quiero preguntarte".

"Adelante. Es lo mínimo que te debo".

Yin cerró los puños, intentando aguantar la inmensa ira que le causaba lo que Asnelis había hecho.

"Solo... ¿por qué lo has hecho? Este mundo podrido está lleno de conflictos irracionales. Una de las razas está en el borde de la extinción y esta región, MI región, terminó así por culpa de ello. ¡¿Por qué intervienes ahora?! ¡¿Por qué protegerías este mundo tan despreciable?!".

El silencio reinó entre ambos durante unos segundos.

"Supongo que... como el Dios de la Creación que lo creó, amo demasiado este mundo. Incluso si está lleno de conflicto y tan podrido como dices, soy incapaz de odiarlo. Y lo mismo se aplica contigo, a pesar de todo lo que has hecho". El dios respondió con sinceridad. Una ligera sonrisa se había formado en sus labios.

"¿Solo por eso?". Sus dientes rechinaron con furia. "¡¡¿No odias este despreciable mundo solo por esa estupidez?!!". Le gritó furioso. Su paciencia se había agotado. "¡¡Eres un necio!!".

Sin dudarlo, Yin se lanzó a por Asnelis. Las sombras que envolvían su mano derecha comenzaron a moverse y tomaron la forma de una cuchilla.

El dios lo vio venir. Pudo haberlo esquivado a pesar de todas sus heridas, pero...

"Ugh...". Escupió sangre cuando la cuchilla hecha de sombras atravesó su pecho. Era lo mínimo que se merecía por su cobardía.

"Está bien. Si no quieres destruirlo, entonces yo lo haré". Un aura de varios colores rodeó su brazo derecho y se dirigió hacia su pecho. "Una vez tenga tu alma, usaré tu autoridad para borrar cualquier rastro de la podrida existencia de este mundo y empezaré de cero. Crearé un nuevo mundo y me aseguraré de guiarlo por el buen camino. No habrá odio ni conflicto, ¡¡triunfaré donde tú fracasaste!!".

Una sonrisa desquiciada se formó en los labios de Yin. Podía sentir cómo el alma del Dios se unía a la suya. Solo era cuestión de tiempo antes de que...

"Lo siento, pero no puedo permitir eso". La voz de Asnelis llegó a sus oídos.

Repentinamente, un círculo plateado apareció en el suelo. La forma de una balanza había aparecido en su centro, y cadenas del mismo color surgieron de él para envolverse alrededor de Yin.

"¡¿Q-Qué...?!". Gritó sorprendido. Las cadenas empezaron a tirar de él hacia el suelo. "¡Tú...! ¡¿En serio este es tu último recurso?! ¡¿Vas a sellarme por que no tienes el valor para vencerme?! ¡Eres un maldito cobarde, Asnelis!".

"Sí, tienes razón...". Podía notarse una gran tristeza en su voz.

"¡Esto no me detendrá, lo sabes! ¡Me liberaré y tomaré el resto de tu alma! ¡Y cuando lo haga, destruiré todo lo que has creado!". Le gritó furioso mientras su cuerpo se hundía más y más en el suelo. "¡¡Asnelis!!". Su nombre fue lo último que pudo gritar antes de hundirse completamente.

El círculo dejó de brillar, mostrando el símbolo de una balanza.

"De verdad voy a dejar esto para el futuro, ¿eh? Soy un dios realmente patético". Un suspiro lleno de tristeza escapó de sus labios.

La vista del dios se oscureció por momentos y sus fuerzas lo abandonaron de a poco. Incluso si Yin fue sellado, se llevó la mitad de su alma con él. Debía hacerlo rápido.

Respiró profundamente y juntó ambas manos frente a él. Después, empezó a separarlas poco a poco, formando una esfera dorada entre ellas. Y entonces, su cuerpo empezó a deshacerse en destellos de luz plateados.

En cuestión de segundos, cualquier rastro de Asnelis desapareció del lugar y lo único que quedó fue una espada clavada en el centro del símbolo de la balanza.

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⏰ Last updated: Dec 14, 2023 ⏰

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