El amanecer desde la cima

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Definitivamente no era ese chiquillo que lloró cuando perdió su pase a las nacionales en su último año de secundaria y preparatoria...Ese chiquillo que por tener el corazón roto se compró por puro capricho unas gafas a pesar de tener vista perfecta.

Ya no era ese perdido y frustrado adolescente que en su cumpleaños dieciocho miró al cielo con la mano extendida hacia él, pensando si podría llegar a cumplir su deseo de llegar a las nacionales ese año tras, finalmente, ganarle a Shiratorizawa.

El castaño soltó una pequeña risilla al recordar aquello, moviendo un poco sus manos mientras exhalaba algo de vaho por el frío que reinaba en esa ciudad, su ciudad.

Incluso si era esa noche ¿Estaba bien ser engreído? Aunque esa era una pregunta estúpida tomando en cuenta que se trataba de él, el gran rey, su apodo favorito a decir verdad pero, todas las monarquías llegan a su gran final tras ser derrocadas al ser demasiado frágiles...Tal como él solía ser.

及川 徹, un chico lleno de debilidades y frustraciones, de heridas y nada más que derrotas que muchas veces se preguntaba ¿Por qué seguía jugando? ¿Por qué seguía levantando? ¿Por qué aparte de su estúpido orgullo? Practicaba hasta el cansancio, estudiaba, comía y respiraba volleyball pero aun así, eso no era suficiente...En Japón nunca fue suficiente ya que, a pesar de que las miradas de las personas en las gradas estaban fijas en él, esos múltiples ojos brillaban solamente ante las jugadas del dúo raro, ante los remates de Ushijima...Ante personas que no valdría la pena mencionar en ese instante.

徹 significaba "atravesar, traspasar, llegar al otro lado" y, junto al nombre de Iwaizumi, ambos significaban "testarudo", lo cual creía que les venía mejor en comparación de sus nombres por sí solos.

Siempre creyó que su nombre no le quedaba ¿Atravesar qué? ¿Llegar a dónde? Pero ahora, en San Juan, con el frío aire que entraba a sus pulmones sabía que tardó casi dos décadas para hacerle honor a ese kanji cuando llegó al otro lado del mar, atravesando el mundo de norte a sur, de este a oeste para entender el porqué de ese ese nombre el cual, cambió de ser "徹" a "Tooru", no más kanjis, katakanas o hiraganas; solo acentos y algunas letras extrañas como "ñ" que no lograba entender por completo.

Miró las estrellas un poco más y suspiró, recordando esos ayeres donde pedía a las estrellas fugaces (o platillos voladores que pasaban rápidamente y asemejaban ser una estrella fugaz) que llegara ese día en que pudiera observar la vista desde la cima...

Recuerda como miró la cancha, a sus compañeros y como todo cayó a su alrededor cuando ese último perfecto remate que mandó a Hajime fue bloqueado y usado como contra ataque por Tobio y Shouyou.

Creyó que en ese momento todo terminaba.

La cancha se vaciaba de color, el sonido dejaba de escucharse y solo quedaba él, de pie en ese escenario totalmente vacío, escuchando su respiración pasar de agitada a una totalmente calma, sintiendo cada latido de su corazón, la sangre correr por sus venas y su mirada fijada en algún lugar que no sabía cuál era porque nada más que un crudo blanco se pintaba a su alrededor.

Sabía que ese era el final, no habría más para él. Ese día, en ese momento, todo acababa para él respecto al volleyball en Aoba Johsai; no obstante, algo le decía que ese instante era un adiós mucho más significativo.

Su último partido de secundaria.

Tooru emitió una pequeña risita al recordar aquello ¿Quién diría que sería su último partido oficial en Japón?

Su último partido oficial como及川 徹, joven de nacionalidad japonesa.

El castaño cerró su puño y bajó su brazo, mirándolo antes de extender su palma, esa palma que horas antes usó para golpear el balón que tantas veces había tocado desde niño pero que, desde que llegó a Argentina, se sentía totalmente distinto a cuando estaba en Japón.

El amanecer desde la cimaWhere stories live. Discover now