Capítulo 3: Malas noticias

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De camino al hotel, Yibo seguía impresionado por la apariencia del chico que le había caído encima en el pasillo del aeropuerto... era realmente muy guapo con unos ojos completamente alegres... sus cabellos brillaban azulados de tan negros que eran al igual que sus cejas y sus largas pestañas... jamás había visto unos ojos como esos. Sus mejillas eran tan blancas que había podido notar el sonrojo en el momento en que lo miró después de caer al piso y sus labios delicados... tan rojos como un fruto tropical. A pesar de la cómica situación, todo en él le proporcionaba una sensación de dominio... de fuego... de pasión, sin duda era una criatura exquisita.

Una voz lejana lo trajo de regreso, el taxista le acababa de indicar que ya habían llegado a su destino, pagó el viaje y bajó del coche cuando el botones del hotel le abrió la puerta. Llegó a la recepción y de inmediato le entregaron la llave de su habitación. Mientras subía por el elevador, empezó a inquietarse por no haber recibido noticias de su hermano después de aquel extraño mensaje que recibió estando en una junta con inversionistas para la empresa minera.

Había pasado año y medio desde que su hermano aceptó el ofrecimiento de las empresas Jiang para trabajar como abogado, en poco tiempo logró convertirse en la mano derecha del presidente del corporativo, pero de la noche a la mañana Liu Haikuan decidió dejarlo todo para explotar una hacienda minera que acababa de comprar en el pueblo Real del Monte, el cual se encontraba bastante alejado de la ciudad. Solo que ahora ni siquiera tenía forma de contactarlo por celular ni por mensaje y no sabía si alguien del pueblo podría ayudarlo... esas últimas palabras denotaban cierta tristeza y decepción pero no alcanzaba a entender los motivos.

Después de poner todo en orden respecto de algunos negocios que debía dejar firmados antes de viajar al pueblo, llamó a su secretario para que realizara las entregas en las empresas correspondientes y dio instrucciones precisas para que se abrieran las cuentas de banco necesarias para su empresa. Al caer la tarde, ordenó una cena ligera al cuarto y decidió ir al club al día siguiente.

Se levantó con mucha pereza y revisó de nuevo el celular pensando de nueva cuenta que habría pasado con su hermano, parecía que se lo había tragado la tierra. Tratando de no preocuparse de más, se dirigió con toda la calma al baño para darse una refrescante ducha y después buscó algo de ropa deportiva, ordenó una pequeña maleta metiendo su traje de baño y una muda de ropa. Antes del medio día llegó al club, había un gran alboroto pues era la final del torneo de polo.

Sin prestar mucha atención, entró a los vestidores y se cambió poniéndose su traje de baño. Tomó su toalla, sus googles, unos lentes de sol, sandalias, dejando su maleta en el locker que le habían asignado. Cerró la puerta y salió con dirección a la piscina. Se tiró al agua tratando de despejar su mente de tantas preocupaciones, después de varias vueltas decidió salir y tirarse a tomar el sol. Le fue imposible relajarse como quería pues hasta donde estaba, se escuchaban los gritos del campo de polo... sin más que hacer, se levantó del camastro y regreso a los vestidores, se duchó de nuevo y fue a la cafetería que se encontraba cerca del evento.

Ordenó algo para almorzar y mientras veía el partido una voz conocida lo saludó.

-Vaya... el mundo sí que es pequeño, no imaginé encontrarte aquí... tanto tiempo sin verte Yibo.

Volteó sorprendido y se puso de pie de inmediato.- Ziyi... qué sorpresa... entonces si eras tú!!

Ziyi.- Si era yo?-preguntó.

Yibo.- Te vi ayer en el aeropuerto...

Ziyi.- En serio?... Había tanta gente que no me percaté de que estabas ahí...

Yibo sonrió.- Y Cheng? Aun sigues con él?

Ziyi.- Sí... está jugando allá abajo- respondió señalando el campo de polo.

Tu SilencioWhere stories live. Discover now