❝ V e i n t i t r é s ❞.

Magsimula sa umpisa
                                    

- Deberías irte - musitó. Emilio frunció el ceño escuchando aquellas palabras, confundido trato de acercarse, pero Joaquín se alejó un paso. Sin mirarlo.

- ¿Qué? Nene - murmuró. Joaquín negó, la valentía rápidamente se le terminó en cuanto alzó la mirada y lo observo. El nudo creció en su garganta impidiéndole respirar y sus ojos se llenaron de lágrimas -. Nene...

- Vete, no te quiero aquí - murmuró. Sollozo por lo bajo abrazándose a sí mismo, Emilio frunció el ceño y lo miró -. Te pido de la mejor manera, que te vayas, por favor. No te quiero cerca, no quiero verte. Quiero estar bien.

- ¿Pero por qué? - preguntó. Trato de tomar el brazo de su chico pero Joaquín se alejó de nuevo, asintió resignado -. Bien, me iré. Pero hablaremos sobre esto.

Joaquín no dijo nada, observo como Emilio se alejaba mirándolo con confusión; su pecho ardió y de sus lágrimas salieron más lágrimas. Limpio su rostro con las mangas de su suéter negro, Emilio nunca dejó de mirarlo mientras subía al auto y se iba del lugar, Joaquín cayo de rodillas llorando como si no hubiera mañana, rápidamente sintió unos brazos acogerlo y el olor a Nikolas llegó a sus fosas nasales. ¿Por qué debía sufrir siempre?.

o-o-o-o

Cuando alguien muere, creo que lo peor siempre es el día en que se deja ir para siempre, sumergiendo aquel ataúd donde va una persona muy importante para ti, tres metros bajo el suelo. Seguramente nadie está preparado para vivir algo semejante, sin embargo, debemos estar preparados. Porque alguna vez en tu vida, lo vivirás.

Joaquín observa como el ataúd de su abuela se va sumergiendo poco a poco, las rosas blancas caen sobre aquel ataúd y las personas se dispersan a los lados, unas retirándose y otras quedándose a acompañar una vez más.

En aquel ataúd no sólo va el cuerpo de su abuela, van miles de recuerdos junto a ellas. Buenos y malos, también aquella mujer que conoció, fuerte y luchadora, que trabajaba horas extras para llevarle el sustento a sus nietos queridos que su hija abandonó por las drogas y terminó igual que ella, bajo tierra.

¿Nosotros en verdad queremos morir? Quizá, en algún momento de nuestras vidas lo llegamos a pensar, creyendo así que ya no seríamos un estorbo en la vida de los demás. Joaquín alguna vez lo creyó, creyó que si él desaparecía de las vidas de su madre y su abuela, serían un poco más felices. Pero no.

Aunque no creamos hay personas que nos aman y nos valoran. Pero Joaquín había perdido aquella esperanza.

El tiempo avanzó, sus pies quedaron inmóviles sobre aquella tierra, se acercó una vez todo finalizó y depositó dos rosas blancas sobre la tumba de su abuela, se incorporó y sintió los brazos de Nikolas, le sonrió y giraron dispuestos a caminar para salir del cementerio, pero la figura de un rizado hizo que se detuviera y lo observara a sus ojos.

- Te espero en el auto - murmuró Nikolas. Joaquín no dijo nada, solo se quedó quieto y Nikolas avanzó saludando con una sonrisa a Emilio.

- Joaquín - la voz de aquel alfa impotente, retumbó en su cabeza. Desvió la mirada cruzándose de brazos y avanzó tratando de ignorarlo, pero el cuerpo del mayor se interpuso contra el suyo -. Hay que hablar.

- No hay nada de que hablar, ya lo hiciste y esto se termino - murmuró mirándolo. Emilio frunció el ceño, Joaquín suspiró.

- ¿Qué hice de malo? - preguntó sin rodeos. Joaquín río con sarcasmos ante aquella pregunta y lo miró sin poder creérselo -. ¿Qué fue lo que hice para merecer tu actitud?.

Joaquín mordió su labio inferior, tratando de no caer frente a él en un mar de lágrimas. Se mantuvo con serenidad en sus pupilas, sus brazos cruzados y enfrentándolo. La mirada de Emilio demostraba confusión, pero quizá su actitud arrogante y su pasado manipulador. Era algo de poco creer.

Poco jodido ➳ EmiliacoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon