Rábanos Alucinógenos

128 21 10
                                    

Theo llevaba un buen tiempo observando a Luna Lovegood desde el más completo anonimato. Las razones las desconocía, pero existía una explicación lo bastante simple para comprender aquella actitud clandestina: era un adolescente y apenas entendía realmente qué pasaba consigo la mayor parte de las veces. ¿Eso lo convertía en un criminal? No importaba qué dijera Zabini al respecto, estaba a gusto de ser lo que era: sólo una sombra.

Bendito el día en que pensó que dejar de serlo sería una buena idea.

—Siento mucho calor, Lovegood —Luna lo miró con curiosidad mientras él intentaba darse aire con la mano. Sentía que el cuerpo le hervía —. ¡Por las barbas de Merlín, tengo muchísimo calor!

—Qué extraño, eso no debería pasar —murmuró ella llevando una de sus manos hacia su mentón. Para ese entonces, Theo comenzó a quitarse la capa de Slytherin y la tiró al suelo. Algunos alumnos que se paseaban por ahí a esas horas, detuvieron su andar para observar qué rayos estaba pasando con la serpiente y no era para menos, su camisa ya estaba desabotonada —. No creo que debas hacer eso —advirtió buscando la cajita en la que había puestos los bombones, como un presentimiento, claro —. Creo que mi padre debe haberse equivocado otra vez, ¿sabes?

—En estos momento apenas distingo tu rostro, así que no digas estupideces —dijo este desatándose los zapatos con rapidez —. Mierda —trastabilló en un pie hasta que pudo sostenerse de una de las paredes del pasillo cerca del Gran Comedor. El primer zapato voló a la izquierda y el segundo a la derecha, se quitó la camisa mientras Luna murmuraba cosas sin sentido. Era como estar en un túnel, un túnel de brillos y pequeños bichitos que le susurraban cosas al oído. ¿Qué se quitara el pantalón? ¿Sus medias no combinaban con el color de sus ojos? —. ¡¿Qué está pasando conmigo?! —exclamó, en ese punto, semi desnudo —. ¡ME SIENTO TAN BIEN!

Luna no pudo detenerlo, sólo contemplar la desnudez de un antes tímido Theo Nott correr enloquecido por el pasillo soltando carcajadas a lo loco. Hacía meses atrás había sido un león, ese día una inocente serpiente.

¡100 puntos para Slytherin! —bromeó una Ravenclaw de último año.

—¡Eso, Theo, representa nuestra casa! —vitoreó Blaise Zabini haciendo su aparición especial.

—Dime que no es lo que creo que es —dijo Hermione llegando a su lado con seriedad —. ¡Luna! —reprendió y ella sólo pudo sonreír con timidez, sosteniendo la culpable cajita de bombones con sus manos.

—Es fácil confundirse, ¿sabes? Unos son blancos con morado, los otros son morados con blanco, papá nunca fue bueno distinguiendo eso.

—¡Mírenme, soy un unicornio!

—Excepto que el cuerno está en otra parte —ambas brujas buscaron con la mirada al autor de aquel comentario atrevido. Y fue toda una sorpresa encontrarse con el mismísimo Draco Malfoy, mirando a uno de los suyos perder toda dignidad frente al alumnado de Hogwarts. Granger salió de allí completamente indignada —. ¿Qué, dije algo malo?

—No, pero ella nunca lo admitirá —comentó Luna con inocencia.

Rábanos Alucinógenos [Thuna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora