En una de las tantas visitas del muchacho, encontró a Conway discutiendo con este, estaban en el pasillo, aledaño a la oficina del mayor.

- Horacio, ese hombre es demasiado mayor para ti – la voz de Jack sonaba firme

- Ese tema no debería incumbirte – respondió con el mismo tono

- Tiene cuarenta jodidos años!, tu apenas tienes veinte, ¿crees que no me preocupa?

Y ese no fue el único incidente del que llegó a escuchar, siempre era Conway regañando al muchacho, era un padre celoso, se notaba a leguas, siempre trataba de proteger a su dulce hijo, porque sí, Volkov también se había percatado de que aquel joven era un trocito de cielo, dulce, amigable y coqueto. Cada que tenía la oportunidad Horacio intentaba tantear terreno con el Ruso, el cual evitaba a toda costa caer bajo sus encantos, porque sí, también era muy encantador.

- Entonces, ¿está soltero? –preguntó Horacio al comisario mientras posaba su rostro sobre la palma de su mano y se apoyaba sobre el mesón, el lugar estaba vacío y el joven había pasado a conversar un momento con él

- Pues sí – Respondió simple, pero procesando la información por un segundo

- Y ¿está saliendo con alguien en este momento? – preguntó nuevamente, Volkov frunció el ceño y lo miró, el joven seguía apoyando su rostro, pero esta vez le regaló una sonrisa

- ¿para qué quiere saber eso? – preguntó mirándolo

- Curiosidad – respondió rápido

- Pues no, no salgo con nadie y tampoco me interesa – contestó simple, volviendo su rostro a los documentos que estaba revisando

Cada visita del muchacho a comisaría era diferente, siempre tenía un tema del que hablar, una anécdota o hasta un piropo para el comisario.

Verlo a diario se había hecho costumbre, de vez en cuando le llevaba una de sus características bolistas de papel rosa con galletas caseras dentro, tenía que aceptar que cocinaba muy bien, así que cada que el joven llegaba con una bolsita para él, lo aceptaba gustoso y con una sonrisa, la cual nunca estaba demás. Cuando no aparecía por comisaría seguramente estaba metido en algún lío con su Gustabo y eso no era nada agradable, ya que implicaba que seguramente Conway estuviese de mal humor.

La peor de las situaciones y la última en su conocimiento, fue cuando Horacio desapareció por una noche completa sin dejar aviso, la desesperación de Jack al no encontrarlo sumada a la situación de amenaza en la que se encontraba el superintendente, fue de las peores mezclas que pudo existir, al día siguiente lo encontraron junto a Gustabo llegando a su casa, con resaca, mal olientes y cansados, ¿la razón?, habían asistido a una fiesta. Después de aquel suceso, no se le veía rondar por comisaría, y era extraño, ya no tenía aquellas amenas conversaciones a la hora de almorzar, o bolistas de galletas. Su hora solo se limitaba a comer y hablar de banalidades con su jefe o Greco, y claro, era inevitable que no saliese Horacio en alguna conversación

- Ayer Horacio cocinó pollo para la cena, tiene buenas habilidades culinarias – comentó de forma casual mientras tomaba su tenedor

- Me imagino, ¿Qué es de él?, hace tiempo no lo veo rondar por aquí – preguntó el comisario mientras se acomodaba en una de las sillas frente a Jack

- Está trabajando, le va bastante bien y lo mantiene alejado de... ciertas personas – contestó, seguramente refiriéndose al doctor que últimamente había escuchado que pretendía al joven, lo cual molestaba evidentemente a Jack.

- ¿de que trabaja?

- De modelo

Aquella información la había corroborado una semana más tarde, al estar haciendo un código 3 en la joyería, en uno de los grandes ventanales de una tienda cercana se podía apreciar en grande gigantografías del joven en ropa interior y un osito entre brazos, debía de admitir que lucía especialmente atractivo. Sonrió con los labios sellados, y mientras se aseguraba que nadie estuviese mirándolo le sacó una foto a la imagen.

Habían pasado un par de semanas desde que no veía al joven, sus días habían seguido de forma rutinaria, nada fuera de lo común. Había llegado hace un momento después de patrullar, aún faltaban un par de horas para salir de servicio, se sentía un poco más agotado de lo usual y era normal después de haber perseguido a un ladrón corriendo por los callejones de los santos, se sentía como si hubiese corrido una maratón.

Pasó frente a recepción un momento, necesitaba un par de formularios, recogió un par de ellos, los suficientes para terminar de rellenar los archivos pendientes del día.

- Comisario –

Esa voz, la conocía, sin terminar de procesar de quien podría ser se dio la vuelta para atender aquel llamado, esbozó una pequeña sonrisa al ver de quien se trataba, era nada más y nada menos que Horacio

- Priviet Horacio, ¿quetal? –

- Buenas Volkov, pues bien, aquí buscando a papá –

- Conway salió hace un momento, debe estar por llegar – comentó el ruso tomando los formularios que había sacado hace unos segundos atrás –

- Bueno, tendré que esperarlo, ¿Puedo hacerle compañía mientras espero? – Preguntó con una nota de emoción en su voz

- Pues claro, venga para acá hombre – aceptó Volkov mientras tomaba rumbo hacia su oficina en compañía de Horacio

El joven le preguntó por su día, banalidades que solían conversar antes de que Horacio desapareciese del radar por el lapso de tiempo, Volkov se sentía extrañamente cómodo con él, era fácil mantener una charla agradable, si hasta una risa le había sacado contando anécdotas. Unos golpecillos irrumpieron sus carcajadas, Volkov se aclaró un poco la garganta, seguido a esto, se vio a Gustabo entrar por la puerta de la oficina.

-Acá están, los busqué por todo el puto edificio – exclamó el rubio, con un notable tono de cansancio.

Absolut deins - VolkacioWhere stories live. Discover now