Absolut deins - Volkacio

Primera parte

Por fin había finalizado el papeleo matutino, la mañana había transcurrido de manera tranquila, tenía que encontrar a Conway, quien se había marchado temprano de comisaria y se suponía que a esta hora de la tarde ya debería de haber llegado, así que saliendo de su oficina tomó rumbo a la de su superior, caminando a paso calmado, disfrutando de estirar las piernas. Al llegar al lugar abrió la puerta sin tocar, y lo primero que visualizó no fue a Conway sentado en su escritorio como de costumbre, si no a un joven de cresta roja sentado relajadamente en la silla del superintendente mientras afirmaba los pies sobre el escritorio, tal como si estuviese en el living de su casa.

El sonido de la puerta abriéndose hizo que el muchacho levantase la mirada del cuaderno que tenía entre manos y conectó miradas con el hombre que yacía parado en el marco de la puerta, el cual lo miraba con un total rostro de confusión. El joven sentado tenía aires de rebeldía y pinta de anarquista, sus ojos verdes resaltaban de forma particular gracias al maquillaje, el joven no dijo una palabra, solo le regalo una sonrisa coqueta después de mirarlo de pies a cabeza, tal como si de un escáner se tratara.

- ¿quién es usted y que coño hace en el escritorio del superintendente? – preguntó frunciendo el ceño y acercándose al muchacho a paso firme

- Horacio baja los pies del escritorio – Interrumpió la voz de Jack apareciendo tras Volkov y cerrando la puerta

El muchacho rezongó y obedeció a la orden, Volkov seguía sin entender lo que estaba sucediendo, miró confundido a Conway el cual al ver la expresión del ruso comprendió lo que sucedía

- Ah, Volkov, él es Horacio – Habló indicando al muchacho – y Horacio, él es Volkov - mencionó ahora indicando al comisario, estos se miraron y Horacio Volvió a regalarle una sonrisa, acompañada de un "Hola" - sin más preámbulo, tengo mucho trabajo que hacer - comentó el superintendente mientras tomaba una carpeta que yacía sobre el escritorio – Horacio – Lo llamó, haciendo que este lo mirase – necesito que te quedes aquí hasta que termine el turno

- Pero papá! – alegó

- ¿papá? – preguntó Volkov más confundido que antes

El superintendente tenía mucho papeleo que firmar, seguramente hoy no saldría de su oficina en todo el día. El panorama era el siguiente, Volkov organizando papeleo y pasándole documentos a Jack mientras este firmaba y organizaba todo en las carpetas correspondientes. Mientras tanto, Horacio estaba recostado sobre uno de los sillones de la oficina jugando en su celular, podría verse muy entretenido, pero lo que más le entretenía no eran los post que se encontraba por las redes sociales, lo mejor era escuchar hablar al comisario, o ver como se paseaba de vez en cuando guardando carpetas u organizando papeles, le había parecido un hombre muy atractivo.

Desde ese día, Volkov no había parado de encontrarse con el muchacho, siempre iba a dejarle el almuerzo a Conway y de paso conversaba con él, le preguntaba por su día o si se había alimentado bien, al principio era molesto tener al joven rondando todos los días en ese horario, no era un hombre que estuviese acostumbrado a la compañía, mucho menos a las charlas frecuentes con alguien que no fuese de su trabajo, pero con el pasar de los días se le fue haciendo costumbre.

Aún no tenía clara la relación del superintendente y su supuesto hijo, este siempre se refería a su superior como "papá", incluso se veía mucho más apegado al superintendente que su otro Hijo, Gustabo, el cual trabaja en comisaría como subinspector, sabía de él, pero nunca había escuchado que tenía otro hijo, de igual manera Conway no había confirmado ni desmentido nada hasta el momento, sabía que el muchacho vivía con el mayor y que tenía apenas 20 años, casi siempre lo encontraba en compañía de su hermano, excepto en las sagradas horas de almuerzo a las que solía llegar solo, siempre entraba a la oficina con una sonrisa resplandeciente en el rostro y una bolsita de papel color rosa.