- Cierto libro me debe una disculpa por decirme descuidado - canturreos, burlas, comentarios de distracción para su persona que ya no soportaba el simple hecho de permanecer en tal posición.

Escurría como una esponja en sudor, digamos que usar bufanda a más de 40° en temperatura no, absolutamente no era una linda preferencia de uso. Odiaba su situación, El Nomicon le había estado repitiendo como grabadora era vital en su labor como guerrero mantener cautelosas salidas o escapatorias. Ante todo, la identidad.

Y sin duda alguna para él, estaba dando buenos pasos al seguirle " correctamente " el concejo. Suspiró cansado, apresurando sus movimientos. Causando su peso fuera evidente con sus sonidos, haciendo que otra presencia volviera la vista hacía arriba, confundida por los golpes en los ductos de ventilación. La femenina entrecerró sus ojos, sospechando y deseando no hubiese un animal ahí.

Gateando con mayor frecuencia, mantuvo el contacto en el suelo metálico mientras empezaba a sentir sus brazos temblar. No había sido una gran batalla, pero eso sí, los golpes pasados comenzaban a cobrar factura en su antes energético cuerpo. Porque de energías, ni se hable. Es lo de menos en su mente y físico.

Además de sentir como pronto alguien podría percatarse de los golpes que daba al avanzar. Lo despertaron por completo para huir a la velocidad que se le fuese posible dar.

Estaba tan centrado en escabullirse de una buena vez que no se dió el tiempo de repasar el área donde ya había alguien más en el exterior.

Sin prudencia alguna, el sofocante calor, junto a los ruidos desesperantes que ya lo habían sacado de sus carriles en esos ductos de ventilación, destrozó la reja de la ventila dando un salto de fe dentro del aula.

Se distrajo, demasiado en su imaginación precisa, tanto que ese pequeño brinco por el fuerte sonido que produjo, inundó todo el espacio como una condena sin sentido. Un mal cálculo lo hizo resbalar.

No solo la otra presencia dirigió sus ojos a la silueta que ahora sacudía polvo, tratando de mezclarse con el color de las paredes y no ser visto.

El sonido de los escritorios reventar contra sus extremidades y espalda no fueron comparables al chillido de dolor que soltó con el impacto. No lo soportaba, la debilidad en su ser era inmensa.

Tal vez no solo haya roto la tranquilidad de la adolescente sino también uno que otro hueso. Era muy probable.

Cuando intento moverse hacia adelante, le dió la señal a la otra para reaccionar. Sus piernas temblaban pero sus brazos se invitaron por si solos a tomar con fuerza la escoba en busca de defensa si era necesario. Temía fuese un mounstro, los había estado evitando todo ese tiempo. No iba a ser trabajo para nada, ahora que debía actuar mantenía su mente en blanco, paralizada del miedo. Tampoco ayudaban los movimientos bruscos del otro en intentar sacarse de ese estado doloroso.

Se puso de pie, elevando la mirada. A la vez, ella alzó la escoba, esperando otro gesto para descontrolarse con tal de sobrevivir. Algo se ganó en ese lugar y era la paranoia constante de supervivencia.

Le escuchó gemir y soltar uno que otro quejido ruidoso. Quedó helada, era una persona. ¡Una persona que acaba de caer de los ductos! ¿¡Era normal eso!? Sus sentidos no estaban cuerdos. El corazón siempre apela a las decisiones más estúpidas y querer sacarlo del lugar seguramente era una de esas que más le iban a costar. Pero, le dolía oírlo. Estaba herido.

𝘾𝙊𝙍𝙍𝙐𝙋𝙏 ╏RC9GN'×Lᴇᴄᴛᴏʀᴀ |En Pausa|حيث تعيش القصص. اكتشف الآن