Capítulo 1

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- No nos sirve una prometida que no pueda amarnos – sentenciaron ambos pelinegros, con tono decepcionado. La joven los miró incrédula.

- E-Eh, bueno... Es que nadie es capaz de amar a dos personas a la vez – expresó nerviosa, tratando de sonreír –. Es algo antinatural e imposible.

Ellos se miraron entre sí, pensativos, para luego mirarla. El mayor de ellos tomó la palabra –. ¿En serio?

- S-Sí.

- Hmm, entonces realmente no sirves – concluyó el menor con una sonrisa. La chica lo miró sin palabras –. Ya que dices que no puedes amar a dos personas a la vez, no nos eres útil. Y nosotros queremos a alguien que sea capaz de amarnos a los dos, al mismo tiempo – su mirada se amplió y una sonrisa psicótica apareció, estremeciendo a la muchacha –. Por lo tanto, no eres apta ni digna para cumplir nuestra petición.

La chica bajó la mirada, apretando el dobladillo de su ostentoso vestido azul copenhague, con molestia e impotencia –. Yo...

- Tsukasa – regañó con la mirada el mayor, haciendo que su expresión psicótica se fuese y un rostro de genuina curiosidad apareciera en cambio. Amane suspiró cansino para después mirar a la pobre chica –. Discúlpanos pero, no podemos aceptarte como nuestra futura prometida.

La chica lo miró, entre triste y molesta, en su mirar, lágrimas había –. ¿Es porque no puedo amar a ambos?

Amane la miró con sincero pesar –. Lo siento, pero nosotros así lo decidimos.

- Así que, ¡Gracias por venir, sigue participando~!

La mucama apareció justo a tiempo, antes de que aquella chica pudiese reclamar o decir algo, siendo escoltada hasta la salida, la puerta principal; Amane suspiró para luego desparramarse en el sofá junto a su gemelo, quien lo miraba con una sonrisa.

- Te excediste con tus palabras, Tsukasa. Te he dicho claramente que no hables demás.

- ¡Ya, ya! Aun así, es un poco molesto que señalen de antinatural amar a dos personas al mismo tiempo – se desparramó igualmente, pero sobre el regazo del mayor, con un puchero infantil –. ¡Es como si no supiesen el historial del Clan Yugi!

- Bueno... Es entendible que lo vean como algo extraño, aunque nosotros estamos acostumbrados a ello.

- ¡Todas las candidatas son aburridas también! Sólo saben poner un cara bonita, vestir de forma ostentosa y ser delicadas – se quejó Tsukasa, agitando ambos brazos en el aire. Aunque una sonrisa y mirada sádica surcó su rostro –. De sólo verlas me dan ganas de...

- Tsukasa.

- ¡Buh! ¡Eres un aburrido, Amane!

El aludido suspiró –. Entiendo perfectamente que tu pasatiempo favorito es la tortura, pero no puedes hacer eso con nuestra posible prometida.

- ... Mmm, está bien – repuso, más tranquilo, con expresión aburrida. Parpadeó, para luego mirar el techo de la habitación, buscando ordenar sus pensamientos e ideas –. Neh, Amane... – un monosílabo tuvo por respuesta –, ¿De verdad crees que podamos tener una prometida para ambos? ¿Qué nos ame a los dos?

Amane deseaba tener esperanza y que aquello, fue posible e inmediato, sin embargo, por cómo se veía que iban las cosas, comenzaba a creer que sería imposible. Aunque él de verdad quisiera mantenerse positivo –. No lo sé, Tsukasa.

Tsukasa sabía que su hermano y gemelo mayor trataba a toda costa de mantenerse positivo, incluso en esta situación tan desfavorable para ellos. No obstante, una idea vino a su mente, que lo hizo sonreír y sentarse en el sofá con entusiasmo –. ¡Ya sé! ¿Qué tal si en vez de seguir buscándola, la compramos!

Amane abrió de manera desmesurada sus orbes ámbar, mirando a Tsukasa perplejo, porque loco, el menor ya lo estaba –. ¿Qué! Tsukasa, sé que has hecho un sinfín de locuras y cometido atrocidades, ¿pero esto!

El menor hizo un puchero, ignorando lo anteriormente dicho, más enfocado en su idea que nada –. ¡Oh vamos, Amane! Ya hemos rechazado más de 40 prometidas porque no cumplen con nuestro requisito, y los del Clan empiezan a hartarse de que no hemos elegido una novia – refutó, mirándolo ceñudo, acercándose a él, señalándolo con su dedo índice –. Además, ellos no tienen por qué enterarse – una sonrisa maliciosa se posó en sus labios, junto a una mirada con brillo igualmente, travieso –. Este sería nuestro pequeño secreto, sólo tú y yo sabríamos sobre esto y nadie más.

Amane seguía dudoso, por lo que apartó la mirada, inseguro –. ¿Qué pasaría si alguien lo descubriese?

- Simple, Sakura, Mitsuba y su perro se harían cargo – sonrió.

- Peor, ¿Y si el Clan Minamoto se entera?

- Le daríamos una advertencia sobre no meter sus narices en el asunto de los herederos del Clan Yugi – se levantó Tsukasa, cerrando ambos ojos, con un brazo tras su espalda y el dedo alzado en el aire –. No estamos haciendo nada malo, sólo consiguiéndonos una novia para que sea la futura señora Yugi – abrió sus ojos ámbar, sonriéndole con seguridad –. Y es mejor comprar una novia a secuestrar una, ¿No te parece?

Los métodos de Tsukasa seguían y siempre serían cuestionables, sin embargo, él tenía un punto a favor; el Clan Yugi se le estaba agotando la paciencia, y no siempre les dejarían rechazar a las candidatas a su gusto por su simple capricho.

- Es eso o que Karuto-niisan ocupe el cargo – Tsukasa lo miró serio –. Puede que él no se muestre tan interesado en el puesto de heredero, pero es cuestión de tiempo de que nos vea vulnerables y quiera hacerse con el cargo. Algo que no nos conviene, ¿verdad?

Su madre era beneficiada al ser la primera esposa, respaldada y también, muy amada por su padre. Mientras que la mamá de Karuto, al ser la segunda esposa, era relegada y casi ignorada por su padre; y muchas veces en el pasado, hubieron contiendas por ser la querida y privilegiada del líder del Clan Yugi.

Y es por eso, que aunque Karuto haya nacido primero, ellos al ser hijos de la primera esposa, eran los escogidos y favorecidos para ser los herederos.

Por ese motivo, el no tener una prometida y el que, Karuto pudiese conseguir una, los ponía en riesgo; y es que, aunque tuviesen un trato cordial con su medio hermano, sabían que si las cosas cambiaban a su favor, las usaría para desheredarlos y desterrarlos del puesto y Clan Yugi.

Amane endureció su mirada, sin más dudas, sólo seriedad –. Bien, seguiremos tu plan.

Tsukasa sonrió victorioso –. Entonces mañana iremos a la subasta de esclavos en la tarde – extendió su mano hacia él –, ¿Trato?

Amane suspiró, estrechando su mano –. Es un trato.

Solamente podía rogar a algún dios o deidad porque las cosas saliesen como lo planeado. Y sin contratiempos.

-Traumada Taisho

Gracias a quien lo lea, nos vemos~.

Novia comprada  [Amane/Nene/Tsukasa] {HIATUS}Where stories live. Discover now