Cuando los dos menores se marcharon, Atsushi y Osomatsu permanecieron sentados cerca de las rocas, en total silencio.

- Así que – Osomatsu se atrevió a hablar después de considerarlo largamente - ¿Cuál es tu verdadero interés en mi hermano? – inquirió con seriedad.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Karamatsu estaba en el baño de la habitación usando un yukata blanco; observándose en el espejo terminaba de curar la reciente herida, esperando que no quedara alguna marca que arruinase su galante rostro.

Al finalizar su tarea salió para recostarse un momento en uno de los cuatro futones que ocupaban la habitación, le fue inevitable suspirar al pensar en el incidente, tan solo recordar la cercanía con Atsushi le provocaba un extraño sentir acompañado de un creciente calor en el rostro, cuando se percató de ello se cubrió la cara avergonzado, agradeciendo que Totty no estuviese para verlo, siendo que el menor optaría por marcharse a tomar un baño de pies mientras refería algo sobre la posibilidad de hallar chicas lindas en tal área. Se recostó de lado, sin realmente mirar un punto fijo intentó comprender lo que comenzaba a sentir, sin darse cuenta simplemente cayó dormido.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Atsushi regreso a la habitación usando una prenda similar al de sus compañeros de habitación, en su rostro se mantenía un aspecto desanimado y en mente solo tenía la intención de descansar un poco, siendo que al entrar en la habitación se topó con un escenario familiar; Karamatsu yacía recostado de lado y con sus piernas descubiertas casi por completo, tragó pesado al percatarse que no era una fantasía de su mente. Con sumo cuidado de no hacer ruido entro lentamente hasta poder hincarse al otro lado de aquel cuerpo, logrando así admirar el rostro que hace días lo tenía en las nubes.

Karamatsu se removió entre sueños, asustando al inicio a su amigo, pero al final sin despertar realmente solo cambio de posición, quedando boca arriba y con un brazo sobre el pecho que terminaría por evitar que el yukata se abriese por completo.

Atsushi pasó una mano por su rostro, reprendiéndose por sus acciones ¿Por qué Karamatsu llamaba tanto su atención? La respuesta llegó cuando volvió a pasear la vista por aquel cuerpo, deleitándose con la vista de la tersa piel y tratando de adivinar si realmente sería tan suave como aparentaba. Cediendo a la tentación comenzó a acercar su mano a una de las piernas, colocando sus dedos con precaución, asegurándose de que el otro seguía durmiendo se aventuró a deslizar un poco su toque hacia el pie, constatando que realmente era una suavidad nunca experimentada.

El gusto le duro poco cuando el pie de Karamatsu le dio de lleno al rostro, derribándole en el acto.

El Matsuno despertó abruptamente, confundido ante las cosquillas que creyó sentir y mirando a todos lados, en cuanto vio a su amigo en el suelo se apresuró - ¡¿Estas bien?! – Le tomó por los hombros para verle mejor, constatando así que brotaba sangre de su nariz - ¡¿Qué te paso?! – preguntó alarmado.

- Mi culpa... - murmuró Atsushi con una mano en la nariz, intentando frenar el sangrado – creo que te desperté de forma equivocada – confesó avergonzado.

- ¿Fui yo? – cuestionó en voz baja, considerando que aquel chico simplemente había intentado despertarle y él aparentemente reacciono golpeándolo de algún modo. Tal conjetura no le parecía sorpresa, ya había escuchado a sus hermanos decir que daba miedo al despertar, aunque nunca le explicaron el significado de aquello era posible que fuese algo agresivo al dormitar – Lo siento, déjame curarte – pidió antes de correr al baño por el botiquín.

Un instante después el sextillizo ya colocaba pequeñas cintas blancas en el rostro de su amigo; Atsushi prefirió no aclarar la situación, temeroso de que el otro le repudiara.

- Gracias – habló Atsushi en torno a la atención.

- No fue nada, después de todo fui el culpable – aceptó rascando nervioso su mejilla – suelo ser algo brusco y torpe, pero al menos se hacer curaciones decentes.

Atsushi grito internamente, ¿Acaso aquel chico era un ángel? Simplemente le parecía adorable esa forma de ser en el otro; miró la ceja de Karamatsu, constatando lo escuchado anteriormente y pasando la mano con delicadeza por la herida - ¿Te duele?

Karamatsu negó suavemente, sin atreverse a retirar la mano ajena – Fue un corte superficial.

- Eso me alegra, sería una pena que dejase marca en tan bello rostro – habló sin pensar.

La habitación quedó sumida en un completo silencio. Lo que eran segundos parecían una eternidad para los involucrados en la incómoda situación.

Atsushi buscaba una forma de arreglar lo dicho, pero su mente no parecía querer ayudarle en tal tarea, a la par que su cuerpo actuaba también en su contra sin permitirle bajar el brazo, manteniendo el suave toque en el rostro ajeno.

A su vez, Karamatsu sentía el sonrojo ir en aumento mientras su mente no lograba procesar lo escuchado.

Sin ser conscientes de su entorno, desde la puerta, apenas y por una delgada apertura, un indiscreto espía apenas y era perceptible.

XXXXXXXXXX

Gracias por leer n_n

InevitableWhere stories live. Discover now