- Creí que podía volver a confiar en alguien, quizás me equivoque, quizás fue una ilusión, quizás fue un sueño pero independientemente de eso, fue lo más lindo y doloroso qué he experimentado en toda mi vida. -
Y así fue como empezó todo yo ya estaba completamente enamorada de ella, no me importaba nada, si no estaba a mi lado sentía la maldita asfixia de mi alma a ser desprendida de su punto de partida, entre lágrimas la mire a los ojos, esos malditos ojos color avellana que me juraban que nunca se irían de mi lado, desafortunadamente no fue así.
- ¿De verdad quieres hacer esto Daniela? - dije bajando la mirada, tomando mi maleta que tenía a un lado.
-No sé porque lo preguntas, creo que ya sabes mi respuesta María José, ya te dije no me busques, no me llames, entiende nunca sentí nada por ti. - dijo, comencé a sentir lágrimas caer de mi mejilla.
El aire no llegaba correctamente a mis pulmones, quería gritar, decirle que la amaba.
-Gracias por, por el departamento, que te vaya bien, espero que encuentres a alguien que si te amé-me dijo Daniela, a lo cual solo asentí.
-No hay de que, sabes lo importante que eras en mi vida, espero que tu esposo y tú lo disfruten-no se ni porque dije eso, ¿celos? Tal vez, no aceptaba la idea de que la persona que más amaba se esté apartando de mi vida, lo único que hice fue tomar mis maletas y retirarme.
*Pov Daniela*
Quería regresar y decirle que la amaba y que solo me estaban amenazando, con decirle aquel error, no me podía mover no era dueña de ningún acto, mis palabras se esfumaron, solo estaba ahí viendo toda mi vida pasar, la cubeta llena de alegría se había volteado derramando todo, dejando a su paso un lindo charco en el cual daría todo, para remediarlo.
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