• - C I N C O - •

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— Nada, te robo, pelotuda. — Contestó riendo con sarcasmo.

— Ah sos re chistoso. — Reí también y continuamos corriendo. — Gracias, tonto.

— De nada, García.

Luego de algunos minutos más, llegamos a la casa Oliva.

— Dale, abrí que me mojo. — Exigió Tadeo.

Valentín abrió rápidamente las rejas y todos pasaron, acomodándose en un mini techito de afuera.

La realidad era que estábamos muy mojados todos, así que mucho no iba a cambiar un techito pedorro.

Juliana miraba la entrada con asombro. Y bueno, estaba por primera vez en la casa de su gran amor.

Apenas abrió la puerta, todos entramos salvajemente como si estuvieramos escapando de pistoleros borrachos.

— ¡Por fin! — Suspiró Tobías.

Quedamos algunos segundos en silencio, recuperando el aire por tanto correr.

Valentín me devolvió la mochila y sonreí en forma de agradecimiento.

De pronto, un hombre de barba se presenta ante nosotros.

— Que onda, Ale. — Saludó wawa.

— ¿Por qué están tan mojados chicos? — Preguntó.

Valentín lo miró con los ojos entrecerrados. — Venimos de una pile, pa. — Contestó sarcásticamente.

Todos reímos junto con el hombre.

Resulta que era el padre de Valentin.

— Ahora les traigo toallas. — Nos dijo, pero Tobo interrumpió.

— No, dejá Ale, yo ahora me estoy yendo. — Dijo al ver que la lluvia frenaba de a poco. — Antes de que vuelva a diluviar.

— Los llevo si quieren. — Contestó el hombre y el grupo asintió.

— A mí me viene a buscar mí vieja, ahí le avisé.  — Dije, guardando en mí bolsillo el celular.

— Lo mismo con la mía. — Agregó Juli.

— No hay problema, ¿Cómo se llaman ustedes? — Preguntó refiriéndose a Juliana y a mí.

— Evelyn, y ella Juliana. — Sonreímos. — Un gusto.

— Alejandro, un gusto chicas. — Nos devolvió la sonrisa. — Bueno, entonces esperen acá que llevo a los chicos.

El grupo se despidió con alegría de nosotros. La verdad, la habíamos pasado re bien, y nos llevamos un buen recuerdo de la salida.

Me gustó haber pasado el tiempo con ellos, no fue tan raro como pensé que sería. Eran todos muy piolas.

— Disculpa que no estudiamos Juli, si querés mañana nos juntamos acá, y tranquilos. — Dijo Valentín cuando todos ya se habían ido.

Juliana sonrió con cariño hacia el muchacho. — No te preocupes Valen, mañana nos juntamos.

— Dale, yo te escribo.

Una bocina se escuchó desde afuera. Al asomarnos, vimos de quién se trataba.

— Nos vemos, chicos. — Se despidió Juli, corriendo hacia su mamá cuando Valen abrió la puerta.

«Quedé última, la puta madre, siempre me pasa esto» pensé frustrada.

— Nosotros también deberíamos juntarnos, tenemos que terminar el trabajo. — Dijo Valentín, rompiendo el silencio con una ceja elevada.

— Después arreglamos por teléfono. — Contesté y él asintió, cortando la conversación.

Y ahí, fue cuando recé mentalmente para que no me pregunte sobre su abrigo.

— ¿Y que onda mí campera?

Lo que fue al pedo, porque lo hizo al instante.

— M-Me la olvidé. — Sentí una fea sensación en el estómago. Eran nervios.

— Ah, bueno.

— Si, bueno, ¿Que querés decir? ¿Por qué preguntas? No entiendo. — Respondí sacando rápidamente las palabras de mí boca. — ¿Te pensas que te la quiero robar?, boludo.

Valentín frunció el ceño, extrañado por mí reacción, y sonrió algo incómodo.

— ¿Estás bien, Eve?

— ¿Bien y vos? — Tragué grueso. — No tengo razón para estar mal.

El chico se acercó a mí, y me miró fijamente a los ojos. Mis manos comenzaron a sudar al ver ese azul profundo.

Puso una mano en mí hombro, y soltó un suspiro de calma. — ¿Qué le pasó a mí campera, Eve?

...

— La rompí.

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F por Eve y la campera jsja

Siento que soy re fracaso para escribir, pero bueno es el primer fic asiq le pongo ganas

Lxs quiero♥️













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