—Sí, Gea, ya recibí la invitación de James y sí, vamos a ir. —Dijo la rubia sonriendo.

Aegea chilló y abrazó a su amiga.

—Te veo muy emocionada. —Le dijo la rubia a la griega una vez la soltó.

—Me emociona ver a los chicos, eso es todo. —Contestó la diosa y Adelaide levantó una ceja viéndola. —Bueno, a James un poquitín más.

—¿Es este el punto donde podemos decir que pasó de solo una atracción leve a otra cosa?

Aegea se quedó pensativa por unos segundos.

—Aún no lo sé y no quiero pensarlo, quiero vivir las cosas al momento. —La griega sonrió y le contagió la sonrisa a su amiga. —Si pasa algo pasa y si no ni modo, las cosas no deben forzarse.

—Ay, pero que filosófica. —La molestó la rubia.

—Calla, mejor mira que vas a ponerte y lleva ropa para tres noches. Yo iré a ver que logro combinar.

Sin más, Aegea salió de la habitación sonriente y se dirigió de nuevo a la suya.

—Ah, el amor. —Dijo Adelaide sonriente una vez su amiga se fue.


. . .



AL DIA SIGUIENTE, AEGEA Y ADELAIDE ESTABAN AL LADO DE LA CHIMENEA DE LA RUBIA CON POLVOS FLU EN LA MANO. Cada una tenía una mochila donde llevaban lo necesario, se quedarían cuatro días en casa de los Potter y luego regresarían a Italia.

—Tengan cuidado y digan bien el nombre. —Advirtió Lailah.

—¡Pórtense bien! —Dijo Dumah. —Cuidado con los chicos.

—Sí, madres, ¿ya nos podemos ir? —Preguntó Adelaide con prisa y ambas adultas asintieron. —Bien, ¿quien va primero?

—Ve tú. —Contestó Aegea al instante. —Nunca he usado Polvos Flu.

Adelaide se colocó bajo la chimenea y tras decir hacia donde iba, el fuego verde apareció y la italiana desapareció. Luego de unos segundos, Aegea se despidió de las madres de su amiga y copió las acciones de esta. Apareció en la sala de la Mansión de los Potter y frente a ella estaban Adelaide y los padres de James.

—¡Aegea querida! —Euphemia salió a abrazarla. —¡Tanto tiempo! Has crecido y te ves incluso más linda. Con razón James no para de hablar sobre ti. Siéntete en casa, no te preocupes por nada aquí.

—No la abrumes, cariño. —Fleamont Potter se acercó hacia ellas. —Es un gusto tenerte aquí de visita, Aegea, como ya mi espectacular esposa te dijo, siéntete en casa.

—Gracias de verdad. —Contestó Aegea sonriendo.

—¿Mamá? ¿Papá? ¿Ya vinieron las chicas? —La voz de James sonó desde el segundo piso y luego pasos sobre las escaleras. —¡Aegea! ¡Addy! ¡Sirius ya vinieron!

—¡En un momento bajo! ¡Se me rompió mi ropa interior y creo que ya no tengo otra limpia!

Fleamont rio y Euphemia acarició su frente como si estuviera pensando en su entera existencia.

GODDESS,   james potter.Where stories live. Discover now