—Uh, ¿adónde van? No quiero sobrinos ahorita. —Sirius los molestó y se ganó un codazo de parte de su novia. —Auch, violencia matrimonial.

—Por amor a Merlín... —Peter susurró viendo como Sirius nunca cambiaba.

. . .

AEGEA Y JAMES CAMINABAN JUNTOS POR LOS PASILLOS DEL COLEGIO. La mano de Potter no había cambiado de lugar y seguía reposada en la cintura de Aegea. Se dirigían hacia su lugar más frecuentado últimamente, la torre de astronomía. Donde nadie los molestaba y podían hablar por horas tranquilos.

Se sentaron en el suelo, cerca del balcón y conversaban animados sobre cualquier cosa que se les viniera a la mente. Aegea se sentía nerviosa frente a James, desde que había admitido que le gustaba, cada vez que lo veía o había contacto físico sus emociones y hormonas se descontrolaban causando que ella se avergonzara.

—¿Qué quieres hacer después de salir de Hogwarts? —La pregunta de James la tomó desprevenida.

La verdad es que Aegea no tenía nada confirmado al cien por ciento, no sabía si iba a vivir de nuevo al Olimpo, o si se quedaba viviendo en el mundo mágico para envejecer con sus amigos.

Claramente la segunda opción era la que ella prefería, pero desgraciadamente tenía que esperar a ver que le decía su familia y sobretodo lo que pasaría con Tifón. Últimamente no había recibido noticias de los dioses y tampoco había tenido sus usuales pesadillas. Cosa que preocupaba a Aegea pues mucha calma era sospechosa y la hacía inquietarse.

Luego de pensar por unos minutos, contestó a la pregunta de James.

—No estoy todavía segura, pero creo que quiero ser Alquimista.

Buuu... eso suena muy de cerebritos. —La molestó Potter.

—Es que soy una cerebrito, ¿qué quieres que te diga? Somos geniales, eso está claro.

—Los Ravenclaw y su complejo se superioridad. —Se burló James. —Aunque es algo atractivo debo confesar.

Y de nuevo las mariposas. —Pensó Aegea.

—Yo quieto ser auror —dijo el de lentes orgulloso. —Pero como plan B tengo jugador profesional de Quidditch... y como plan C tengo modelo profesional. —Bromeó con lo último. —Esta belleza debe ser admirada.

—Y dices que los Ravenclaw somos los engreídos.

James fingió ofenderse.

—Soy honesto, no engreído, amor.

Amor.

La griega trató de ignorar como James la había llamado, pero su cara ya parecía un tomate y claramente Potter lo notó causando una sonrisa en su rostro. Aegea puso sus manos en su rostro con la intención de que el de lentes no la viera, pero ya era muy tarde y por ello el chico las tomó y las retiró del rostro de su amiga.

—Te ves linda sonrojada, me recuerdas al trasero de un mono bebé.

—¿Qué? —Preguntó la diosa confundida y queriendo carcajearse.

—Merlín, ¿qué mierda acabo de decir? —Se dijo Potter en su mente también

—¿Gracias? —Aegea miró a James pero este apartó su mirada de los ojos de por la vergüenza.

—Ignora eso que dije, no sé de donde salió. No es que te compare con un mono bebé, solo que el rojo y- y bueno no lo dije con mala intención. Yo solo...

El león hablaba muy rápido por los nervios y la diosa solo rió.

—Está bien, James. Comprendo que estés nervioso al verme, sé que soy irresistible.

Potter abrió su boca en una 'O' y vio a la chica mientras se llevaba una mano al pecho.

—Pero, Aegea, ¿qué pasó con la joven humilde que conocí?

La griega solo rodó los ojos con diversión y James dejó la broma luego de unos segundos.

Estaban en calma hasta que pronto una luz resplandeció atrás de ellos logrando sobresaltarlos y que rápidamente voltearan a ver que sucedía. Pensaron que podían ser estudiantes queriendo hacerles una broma, pero ambos se llevaron una sorpresa al ver a Hermes agitado en el lugar.

—Aria, lamento aparecer así de la nada, pero necesito llevarte conmigo porque te necesitamos en casa. —El dios se acercó rápidamente a Aegea para tomarla del brazo.

—¿Qué? ¿Hermes, qué sucede? No puedo marcharme así por así.

—Es urgente, no vendría si no fuera importante, sé que estás ocupada, créeme.

—Pero yo...

—Aegea, ve, yo me encargaré de decirle a Minnie y a Dumbledore. —James le informó a la diosa y le dio una mirada comprensiva. —Vete con ellos y cuídate, no sé que esté pasando pero espero no sea nada malo y estés bien.

—James...

Aegea sabía perfectamente que algo peligroso la esperaba en casa, tenía miedo y su corazón latía a mil por hora. Se acercó a Potter, le dio un abrazo fuerte que fue correspondido por el chico y luego de unos minutos se separaron.

—Ve, te necesitan.

—Gracias, James.

Y sin más, tomó la mano de Hermes y ambos desaparecieron del lugar.









Y sin más, tomó la mano de Hermes y ambos desaparecieron del lugar

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GODDESS,   james potter.Where stories live. Discover now