Con el tiempo Agnys notó que también podía crearlas adrede, sin tener a sus sentimientos involucrados. Por lo que cuando algún niño, que no temiera de ella, se lo pedía, no dudaba en formar una pequeña flor, que al igual que todas desaparecía. Pero ese pequeño gesto alegraba a los tristes niños de la Isla, por lo menos unos minutos.

— ¡Ven, Agnys! — la voz de Kiara la sacó de su batalla de miradas— ¡Van a jugar al croquet antes de almorzar!

— ¿Croquet? — preguntó confundida, mientras la rubia la arrastraba hacia el campo.

— Sí, ya sabes. En casa lo juegan con flamencos.

Oh.

Todos se encontraban jugando aquel juego, a cuál Agnys aún no entendía su diversión, sólo tiraban la pelota por esos aros.

Aburrido.

El ladrido de tres perros comenzó a escucharse llamando la atención de todos, los ojos de la diosa comenzaron a llenarse de lágrimas al ver a la criatura acercarse. Esta ya no tenía el inminente tamaño, sino que tenía el normal tamaño de un perro grande, más las tres cabezas se mantenían en un mismo cuerpo.

Por lo menos no lo separaron, pensó.

La muchacha se agachó en el suelo mientras el can corría hacia ella emocionado, antes de saltarle encima y comenzar a lamer su rostro, mientras daba sonidos lastimeros. Él la había extrañado demasiado.

Todos miraban la escena un tanto conmovidos, especialmente Evie quién fue la que la consoló cuando su madre se llevó a la mascota a Auradon.

— ¡Cerbero! — exclamó la diosa mientras abrazaba al inquieto perro que no dejaba de demostrar su amor—. Te extrañé, amigo...

— Y él te extrañó a ti.

Esa puta voz...

— ¿Qué quieres, madre? — preguntó burlona mientras se volvía a parar, aun acariciando las cabezas del perro.

— Quería verte, el Hada Madrina me invitó— contestó con su porte intacto, mientras Cerbero corría a jugar con Chico—. Creí que estarías feliz de verme.

— ¿Feliz de verte? — siguió perpleja por las palabras de su progenitora—. Nos abandonaste en aquella Isla apenas tuviste la oportunidad, no lo pensaste dos veces antes de abandonar a tus hijos y, por si fuera poco, te llevaste a Cerbero contigo.

— Aquella Isla no era un buen hogar para un perro.

— ¿Y para tus hijos sí? — comenzó a elevar la voz llamando la atención de la gente a su alrededor, para después murmurar—. No lo puedo creer...

— No iba a permitir que por los errores de tu padre mi vida fuera un infierno— le contestó enojada de que su hija causara una escena frente a aquellas personas tan respetadas—. Y luego de que me enterara de su pequeña aventura con aquella... Hada hechicera maligna, no podía estar más a su lado.

Agnys se quedó en silencio antes de responder.

— Eso no responde el por qué abandonaste a tus hijos— se acercó más a ella—. Hadie lo sufrió más, ¿sabes? Después de todo, él era más cercano a ti— no dudó en continuar al ver que su hermano era un punto débil para su madre—. Lloró todas las malditas noches mientras nos abrazábamos antes de dormir, con el tiempo lo superó, pero ten por seguro que te odia desde lo más profundo de su ser.

Los ojos de su madre se iban entristeciendo con cada palabra que decía y sus lágrimas comenzaban a llenarlos, más al igual que ella, no las dejaría escapar. Se podría decir que el orgullo era algo que compartían. Agnys sabía que Hadie era el punto débil de su madre, después de todo siempre había sido su favorito, ya que ambos compartían las mismas características físicas y personalidades.

AGNYS | descendantsTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang