Capítulo 22.

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Y desperté.

Miré para mi lado y Jack no estaba ahí.

Había sido un sueño.

Comprobé que estaba en mi habitación.

—Joder.. —Me puse las manos en mi cara, suspirando con frustración. —No puedo creerlo..

—Hola Gustabo. —Horacio me miró con tristeza, creo que fui muy frío con él.

—Osito.. discúlpame.

—No hay nada que disculpar.. —Se sentó al lado de mi camilla. — Necesito hacerte un pregunta.

—Dime. —Lo comencé a mirar con atención.

—¿Qué es lo que tienes con el Superintendente?

Su pregunta me dejó helado, sabía que en algún momento lo tenía que hablar con él, más con mi actitud de ayer, pero todo esto era tan difícil.

—Nada, simplemente me preocupaba por él —Intenté desviar el tema, pero con la mirada de sarcasmo de Osito, decidí decir la verdad. — El abuelo y yo teníamos algo.

—¿Qué? —Horacio se cayó de la silla en la que estaba, creo que por el impacto que tenía ahora mismo. — ¿Pero cómo?

—Las cosas simplemente se dieron.. —Me rasque la nuca algo avergonzado. —De un momento a otro sentí que lo quería y ya está.

—¡Ay Gustabo! —Mi amigo hizo un facepalm. — No puedo juzgarte, sé perfectamente que a veces el corazón no manda..

—¿De verdad? Pensé que si te lo contaba, jamás podrías perdonarme. —El de cresta se me acercó y me dió un abrazo muy apretado.

—Hemos estado juntos en los mejores y peores momentos, nunca te abandonaría, que me empujaras ese día que nos conocimos, fue lo mejor que has podido hacer. —Me dio un pequeño beso en la frente.

Narra "Gumersindo" García.

—¿Cómo te sientes? —Gringo me sostenía firmemente de la cintura, me había animado a caminar, hace mucho que no movía las piernas.

—Se siente raro caminar después de tanto tiempo eh. —Le di una sonrisa torcida mientras movía una pierna, esto estaba costando.

—Tranquilo, al menos tu herida luce mejor por mis medicinas curativas.

A medida que conocía a este señor, cada vez me agraba más. Era atento conmigo a pesar de ser un completo extraño, me rescató de donde me dejaron esos hijos de puta, me daba alimento, me ayudaba con mi herida... en fin, le estaba agradecido.

—¿Escuchas eso? —Le iba a responder pero justo me puso su dedo en mis labios. —Creo que es un animal herido.

—¿Qué hacemos? —Le susurré al yo también escuchar el ruido.

—Te dejaré aquí para ir a verlo. —Con cuidado, me sentó en el suelo y se fue donde provenía al llanto del animal.

Me quedé mirando el horizonte esperando que el llegara, solo esperaba que aquel animalito estuviera bien. Estuve un buen rato ahí, hasta que lo vi con algo en sus brazos.

—¡Eh Gumer! Mira lo que encontré. —Traía algo pequeño y blanco en sus brazos, ¿Acaso era...?

—¡Una cabra bebé! —Dije cuando me la entregó en mis brazos, era muy pequeña, se veía que tenía su pata mala. —Pobrecita, está herida. —Murmuré con tristeza, aquel animalito se le veía que había sufrido mucho.

—Creo que tiene una conexión especial contigo —Lo miré al rubio esperando que siguiera su frase. — Ambos tiene la pata mala y pues creo que ya se encariñó contigo.

Protestante •Intendenteplay•Where stories live. Discover now