— Eddara quiere verlos, dice que eso le haría sentir mejor — mintió Salazar. Serafina se bajó de los brazos de su hermano esperando ser cargada por su padre. Que no dudó en cargarla en sus brazos

— Padre ¿Que tiene madre? — preguntó la pequeña Serafina

— Sólo está algo enferma — contestó él — ¿Vamos a desearle las buenas noches?

Los niños asintieron con la cabeza, Alastair ya sabía a donde iba todo el asunto, esto no era sólo una simple visita, era una despedida definitiva. Sabía del ataque que había sufrido su madre y que eran mínimas las posibilidades de que volviera a ser la misma.

Cuando entraron a la habitación donde ella descansaba el fuerte olor de sangre le revolvió un poco el estómago a Alastair.

— Madre ¿Cómo estás? — le preguntó el niño

— Un poco herida — susurró Eddara, pasó su mano por el cabello oscuro de su hijo — Mi lindo y perfecto Alastair.

— Madre, no puedo aceptar que vas a morir — le suplicó Alastair en voz baja para que su hermana no escuchara — Serafina y Annette te necesitan. Padre te necesita, yo te necesito.

— Mi pequeño Alastair, si me quedo viva me convertiré en un monstruo y los haré daño, no quiero eso — dijo ella empezando a llorar — Prométeme que cuidaras de las niñas, que mantendrás lejos a los que quieran lastimarlas.

— Te lo prometo madre pero por favor haz un esfuerzo — pidió Alastair — Vive, por favor vive.

— Que más quisiera yo mi niño pero no quiero verlos sufrir por mí — le acarició su mejilla para luego ver a Annette que estaba cerca de Salazar — Hola mi pequeño pajarito — le dijo con ternura a su sobrina.

— Hola tía — la pequeña Annette trató de contener las lágrimas al ver a su tía en ese estado

— ¿Me puedes prometer algo? — preguntó Eddara a lo que Annette asintió con la cabeza — Ayudarás a tu prima ser una dama, que la acompañarás y serás su confidente.

— Si, de por sí ya somos muy unidas pero tía por favor, no te mueras — suplicó Annette.

— No tengo miedo, podré volver a ver a mi hermano — dijo Eddara — Tambien veré a tu mamá. Les diré que estás a salvo con tu tío y tus primos, además bien sabemos que ya no hay salvación para mí.

Como pudo, Eddara levantó un poco la cabeza para besar la frente de su sobrina. Para después besar la frente de su hijo.

— Ven acá pequeña — llamó a su hija.

Serafina se bajó de los brazos de su padre para acercarse a su madre, con mucho cuidado se sentó a su lado. Su madre tenía una horrible marca de garras cerca del cuello.

— Mamita ¿Que es eso que traes en tu cuello? — le preguntó asustada Serafina

— Una pequeña herida — contestó Eddara jugando con el cabello ondulado de su hija — Mami se pondrá mejor en la mañana.

— ¿De verdad? — preguntó con ilusión la niña.

Desde donde estaban Alastair, Annette y Salazar veían la cara tranquilidad de Eddara, aún sabiendo que esa promesa era mentira. Pero tampoco le podían decir a la pequeña Serafina que su madre estaba a punto de morir.

— Si, me pondré mejor — dijo ella — Iremos a dar un paseo por el bosque o te enseñe a trenzar tu cabello con lindas flores.

— Si...si, si me gustaría — respondió Serafina.

— Me alegra verte tan feliz mi pequeña Serafina, ahora ve a dormir. Mami tambien necesita descansar.

En el fondo Eddara sintió una fuerte punzada al decir esa mentira pues bien sabía que no cumpliría nada de lo que decía a su adorada hija.

— Bien mamita, estoy muy emocionada por salir mañana al bosque juntas — dijo Serafina dándole un beso en la mejilla de su madre — Que duermas bien mami.

Eddara sólo se limitó a sonreír triste ante los ojos que destellaban emoción de su hija.

— Alastair lleva a tu hermana y a tu prima a sus cuartos — dijo Salazar a su hijo — Tu madre necesita descansar.

El niño asintió con la cabeza apesadumbrado, levantó a su hermana del lecho de su madre y la cargo. Los tres se dirigieron a la salida. Serafina observó como su padre habia sacado su varita para luego darle un casto beso en los labios a su madre.

Ya afuera de la habitación, cuando la puerta se cerró con ellos afuera, notó un destello verde filtrándose por el suelo. Frunció el ceño ante eso pero acomodó su cabeza en el hombro de su hermano. Estaba muy cansada.

Sin saber que al día siguiente nada sería igual.

Continuará

"Magia, Tragedia Y Amor: (Época De Los Fundadores) Collab Con Aly-Ackerman-MoonWhere stories live. Discover now